EL MUNDO › UN ULTRADERECHISTA ASESORA AL PRESIDENTE FRANCES
› Por Eduardo Febbro
Cada uno tiene su ángel, su mensajero o su hacedor de milagros. El de Nicolas Sarkozy se llama Patrick Buisson, su principal consejero, el estructurador del discurso que Sarkozy ofreció a lo largo de esta campaña y que lo llevó a los parajes de la extrema derecha: “la Francia fuerte”, un mensaje articulado en torno al trío conceptual “trabajo, patria y familia”. Patrick Buisson es un hombre de la ultraderecha. El guió a Sarkozy en el camino obsesivo del “remake” de la elección presidencial de 2007, es decir, recuperar el voto del ultraderechista Frente Nacional llevando a cabo un basto operativo de seducción. En los años ’80, Patrick Buisson dirigió la revista Minute, una publicación con claras orientaciones ultras. Antes, en los ’70, colaboró en la revista Item, cuyo credo era ser un “instrumento de reflexión para luchar contra el terrorismo intelectual de la izquierda”. Patrick Buisson es una pluma delicada y cortante. A él y al actual ministro de Interior, Claude Guéan, le corresponde la autoría del famoso discurso que Nicolas Sarkozy pronunció en 2010 y con el cual puso a los gitanos rumanos como “culpables” de la crisis y justificó así las expulsiones llevadas a cabo desde entonces.
El semanario Le Nouvel Observateur llama a Patrick Buisson “el estratega de la sombra”. “Es a Patrick a quien le debo haber sido electo”, dijo Sarkozy en septiembre de 2007. Buisson no niega su pasado de extrema derecha. Esos tiempos de militancia y de estrecha cercanía con el fundador del ultraderechista Frente Nacional no le cerraron el camino para convertirse en el principal asesor de Sarkozy. Entre 2007 y 2009 trabajó en la Presidencia de la República como responsable de los sondeos de opinión. Su abultado sueldo y ciertas sombras en la gestión desencadenaron la intervención de la Justicia. En 2009, el Tribunal de cuentas estimó que el contrato por un millón y medio de euros entre el Palacio presidencial y la empresa que dirige Buisson, Publifact Etudes, era ilegal, ya que no se estableció a partir de una licitación pública. Patrick Buisson es un católico que glorifica las raíces cristianas de Francia y aboga por la unión de todas las derechas para “regenerar” la sociedad.
El cerebro de Sarkozy es un hombre respetado, incluso en la izquierda. Es un amante de la cultura y de la historia, un hombre delicado con ideas densas. “Es el único capaz de hacer callar a Sarkozy”, contó uno de los consejeros del presidente en las páginas del vespertino Le Monde. Su misión de 2012 consistió en sentir los latidos de la opinión pública y elaborar una estrategia. No ha sido tan exitosa como en 2007. La inclinación hacia la extrema derecha no dio los resultados esperados, como tampoco la repetición de ideas y medidas. “No proponemos nada, lo único que hacemos es golpear”, confesó en las páginas de Le Monde un allegado al jefe del Estado. La referencia gris presidencial tal vez no vio que, en el fondo de la sociedad, palpitaba el anhelo de un cambio, de una rosa conciliadora de tantas aproximaciones, estrategias cambiantes, extremismos y desencuentros.
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