EL MUNDO › LOS MOTIVOS DEL SAQUEO A LOS DIAMANTES
Mercenarios y diplomáticos, soldados y periodistas, políticos y prostitutas, todos iban a Paddy’s Bar. Entre los más poderosos de la clientela estaban los traficantes de diamantes, cuyas ganancias habían crecido enormemente mientras Sierra Leona era una tierra desgarrada por matanzas, violaciones y mutilaciones rituales. Los periodistas volvíamos a Freetown e informábamos sobre la más cruel de las guerras en la que, junto con la miseria humana, veíamos el sistemático despojo de las minas de diamantes que debían ser la fuente de una gran riqueza, pero en cambio se tornaron en una maldición.
Casi todos los grupos armados eran culpables. Pero el mayor robo, a escala industrial, era llevado a cabo por el FUR (Frente Unido Revolucionario) y una considerable porción de su botín iba como tributo a Liberia y a su patrocinador, el presidente Charles Taylor. El brigadier David Richards –ahora general Sir David Richards, jefe del ejército británico– solía caer en Paddy’s. Era un buen lugar para recoger información: ésa, por lo menos, era su excusa.
Los rumores flotaban mientras fluía la cerveza y los mercaderes de piedras eran a menudo la principal fuente. En medio, los negocios ilícitos con los comandantes de la milicia y los funcionarios nigerianos, quienes susurraban que el comercio de diamantes estaba financiando los conflictos en Medio Oriente y que Charles Taylor estaba usando lo recaudado de los diamantes para importar armas a través de Viktor Bout, el dealer ruso de armas, que está cumpliendo una sentencia en Estados Unidos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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