EL MUNDO › MONTI ENCIENDE EL MOTOR DE LA IRA POPULAR EN ITALIA
El primer ministro salió a explicar apuradamente que se trataba de un “acuerdo marco” para comprar vehículos, sobre todo para las fuerzas del orden o para desarrollar servicios sociales. Pero después saltó otra compra.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Impuestos al máximo, jubilaciones al mínimo, sueldos estancados, desocupación en crecimiento. Pero según una noticia que circuló en la prensa esta semana, el gobierno italiano había decidido renovar el parque automotor comprando 400 nuevos automóviles por valor de 10 millones de euros. El primer ministro Mario Monti salió rápidamente a hacer aclaraciones, pero por otro lado sacó a relucir otra licitación del Estado para alquilar más de cuatro mil vehículos.
La noticia de la compra de los autos corrió como reguero de pólvora, encendiendo la indignación popular. El primer ministro salió a explicar apuradamente que se trataba de un “acuerdo marco” para comprar vehículos, sobre todo para las fuerzas del orden o para aquellas que desarrollan servicios sociales. Pero que no significaba que tenían que ser adquiridos inmediatamente y que en 2012 no se compraría ninguno.
Monti hizo estas aclaraciones sin hablar directamente con los periodistas sino a través de un comunicado emitido por la presidencia del Consejo de Ministros. Hizo referencia a 2012 específicamente, pero no a los años siguientes. Mientras tanto y por otro lado, según el diario Il Fatto Quotidiano, que suele estar muy bien informado, el Estado tendría abierta otra licitación oficial que cierra el 14 de junio, pero esta vez para alquilar 4350 automóviles por un valor de 84 millones de euros.
Mucho se ha hablado en Italia del parque automotor del Estado, de la necesidad de recortarlo en tiempos de crisis, un gasto multimillonario que muchos consideran tremendamente abultado porque usan y abusan de él personas que ni siquiera tendrían derecho a hacerlo, o los que sí lo tienen, pero para actividades que nada tienen que ver con su vida oficial. Se trata de un total de 65 mil vehículos censados recientemente a pedido del gobierno de Monti, una parte de los cuales al parecer sería inutilizable.
Cierto, una noticia como la de seguir gastando plata cuando otros se tienen que ajustar el cinturón cayó como un nuevo baldazo de agua fría sobre los ya golpeados ciudadanos italianos. Desde que asumió en diciembre, el gobierno ha hecho de todo para tratar de recuperar el dinero necesario para cubrir los agujeros del balance del Estado que le han dejado no sólo el gobierno de Silvio Berlusconi sino también otros anteriores.
Pero el precio mayor, como subrayan los líderes sindicales, lo pagan siempre los menos poderosos. En efecto, no sólo han aumentado impuestos sobre las propiedades sino otros sobre servicios mucho más imprescindibles como la salud. Los ajustes sanitarios, aprobados por el gobierno de Silvio Berlusconi y que siguen teniendo vigencia, costarán a cada familia entre 500 y 1000 euros anuales por el encarecimiento del ticket sanitario, los remedios, las visitas especializadas, etcétera. La salud es gratis en Italia sólo para quien pueda demostrarse pobre. Todos los demás, que son la mayoría, deben pagar un porcentaje (el llamado ticket sanitario) del servicio sanitario o remedio que reciban.
En cuanto a las jubilaciones, se habla de la “Italia mil euros”, no sólo porque 1000 euros suele ser –con suerte– el sueldo de los empleados precarios sino porque ahora se descubre que la mitad de los jubilados del país gana esa cifra, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas difundidos el jueves. Es verdad que los números se refieren a 2010, pero dada la situación actual es imposible pensar que en 2011, y menos aún en 2012, puedan haber mejorado.
Para dar una idea de lo que pueden significar esos 1000 euros hay que tener en cuenta no sólo los gastos de salud, a los que los jubilados son más propensos, sino además los alquileres de los departamentos que en Roma, por ejemplo, difícilmente son inferiores a 600/800 euros. Los gastos en alimentos, para una familia típica de tres personas, oscilan en torno de los 130/150 euros semanales, esto sin tener en cuenta ropa, movilidad, gastos escolares, etcétera.
En materia de sueldos, los datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) dicen que los salarios italianos ocupan el puesto número 23 entre los 35 países de la organización –un italiano prácticamente gana la mitad de un alemán–, pero en cambio se encuentra entre los primeros en cuanto a la tasación que sufren (hasta el 47 por ciento según las cantidades).
Si se habla de desocupación, los niveles oficiales no son de los peores de Europa, situándose en torno del 9,5 por ciento. Pero para los italianos sigue siendo un tema de gran preocupación. En plena recesión económica, las previsiones del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones especializadas hablan de que el año próximo aumentará al menos al 9,9 por ciento.
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