Vie 13.07.2012

EL MUNDO  › INDIGENAS COLOMBIANOS SOLICITAN UNA MEDIACION

Piden ayuda a Garzón

Indígenas del departamento de Cauca tomaron garitas y antenas de los militares. Exigen el retiro de tropas del ejército y también que se vayan de la zona los guerrilleros de las FARC.

Cerca de cien indígenas de-salojaron ayer a las tropas del ejército colombiano en el departamento de Cauca y pidieron que el ex juez español Baltasar Garzón sea su interlocutor con el gobierno. Sin embargo, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Angela Holguín, reiteró ayer que los militares no abandonarán el lugar.

Los integrantes de la llamada Guardia Indígena desmontaron las garitas y cubrieron las trincheras de los militares que protegían antenas de telecomunicaciones civiles y que tenían su base en el cerro Berlín, situado a una hora de camino del casco urbano de Toribio, haciéndose con el control del lugar.

“En este momento avanzamos en la toma del control (territorial)”, sostuvo el líder Feliciano Valencia, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN). “Planteamos que para la interlocución y concreción de la propuesta nos designen al juez Baltasar Garzón para preparar ese espacio de diálogo amplio y abierto”, afirmó el dirigente. La petición responde a que el ex juez de la Audiencia Nacional de España colaboró en la defensa de los derechos de las comunidades aborígenes del Cauca, que se han declarado neutrales frente al conflicto armado que vive Colombia desde hace casi 50 años. Hace un año, los nativos hicieron un homenaje a Garzón en el Cauca, donde el ex juez expresó que estaba en ese lugar como amigo de los indígenas colombianos. Valencia explicó que la ocupación de este cerro se suma a la destrucción de las tres trincheras levantadas por la policía en la zona urbana de Toribio, así como a sus contactos con guerrilleros de dos campamentos de las FARC situados en las montañas cercanas.

Tras varios días de hostigamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de bombardeos del ejército, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, visitó el miércoles la zona y anunció que no desmilitarizará “un solo centímetro” del Cauca, uno de los departamentos donde el conflicto armado genera más violencia y que es habitado mayoritariamente por indígenas del pueblo nasa. La visita del mandatario se dio en el marco de un consejo de ministros que se tornó caótico, ya que los indígenas recibieron al presidente con abucheos y le exigieron que retirara a los militares y a los policías de la zona. Posteriormente, los nativos se dirigieron a los retenes que las FARC habían levantado alrededor del pueblo para solicitarles también su retirada. Es que los más recientes ataques de las FARC a varias poblaciones del Cauca han dejado en los últimos días un niño muerto y al menos 15 civiles heridos. Según los indígenas, la Constitución colombiana reconoce la autonomía de los pueblos aborígenes, que en el caso de los nasas han conformado la Guardia Indígena para ejercer el control territorial.

Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia respondió preguntas de la prensa en la sede central de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y enfatizó que el ejército colombiano no abandonará el departamento del Cauca pese a la insatisfacción de las comunidades aborígenes de la zona. “Los habitantes indígenas están insatisfechos por las medidas de seguridad, pero el gobierno reitera que seguirá trabajando y fortaleciendo su capacidad para poder retornar la tranquilidad a los habitantes del Cauca”, agregó. La ministra, que presidió un debate en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la Comisión de Consolidación de la Paz, reconoció que el Cauca vive un momento “muy convulso”, pero aseguró, como hizo el miércoles el presidente colombiano, que el ejército seguirá actuando. Holguín explicó que la región, maltratada por los ataques de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y los combates con los militares colombianos, cuenta con una mayoría de población indígena que quiere controlar por sí misma la situación de seguridad, algo que calificó de “completamente imposible”.

“El ejército no se va a retirar y queremos llegar a trabajar juntamente con ellos. Es un momento en el que hay mucha insatisfacción, pero se va a restaurar la calma en la zona”, subrayó. Además, la canciller dijo que el asunto no ha despertado el interés en ninguno de los encuentros que ha mantenido hoy en Naciones Unidas.

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