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› CHAVEZ ANUNCIA UN PLAN PARA DEMOSTRAR QUE NO SE HA VUELTO NEOLIBERAL
El viejo truco de los espejitos de colores
Después de un brusco golpe de timón la semana pasada que incluyó la libre flotación del bolívar y la reducción de los gastos del Estado, y en medio de una crisis cada vez más parecida a la argentina, el presidente Hugo Chávez prometió un plan para favorecer el empleo y los salarios.
En principio, sólo anunció que lo anunciará. El presidente Hugo Chávez declaró ayer –en una entrevista con la CNN en español– que el 26 de febrero presentará un plan de empleo para “relanzar la productividad” y favorecer los salarios. El objetivo de anticiparlo fue claro: contrarrestar los calificativos de neoliberal que recibió el ajuste fiscal que dio a conocer el martes pasado para contener la crisis financiera y la fuga de capitales que hace temblar al país. Al mismo tiempo, Chávez se lanzó en contra de los especuladores y comerciantes que vaticinan una inflación de un 30 por ciento y encomendó a la Dirección de Inteligencia Militar, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y a la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención para que, junto a los Círculos Bolivarianos, organicen una estrategia para controlar la ola especulativa desatada.
El plan de austeridad del 12 de febrero, acompañado de la libre flotación de la moneda nacional –el bolívar–, intenta reducir de 2 a 4 por ciento el déficit público a causa de la reducción de los ingresos nacionales con la caída del precio del petróleo. Tras seis años de vigencia de una banda de fluctuación del 10%, el valor del bolívar se redujo 17,21 por ciento, y se cotizó a 969,95 por dólar el pasado viernes al cierre de los mercados, a pesar de la intervención del Banco Central de Venezuela (BCV) para evitar que se dispare. Entretanto, en Caracas se reproduce un paisaje similar al argentino: los ciudadanos acuden masivamente a los bancos y casas de cambio para comprar dólares, evocando el desabastecimiento provocado por la devaluación de mediados de los años 90. El aumento de los bienes de consumo alcanzó este fin de semana un 10 por ciento y las concesionarias de automóviles suspendieron las ventas para ajustar los valores. A la vez, pasaron a primer plano las calificadoras de riesgo, las cuales, junto a los inversionistas y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), aplaudieron el recorte del 22 por ciento del presupuesto y los otros instrumentos arbitrados para aminorar los efectos del abaratamiento del barril de crudo, y reducir un déficit fiscal de 9.000 millones de dólares. Hasta el momento, la mayoría de los expertos internacionales secundaron al Ejecutivo, que había contado con ellos en la redacción del programa de achicamiento de la deuda fiscal. Standard & Poor’s, por ejemplo, aplaudió la flotación y el recorte de gastos, aunque dudando sobre su aprobación en la Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo por sólo seis escaños. El Commerzbank mejoró la posición de Venezuela en su cartera modelo de deuda, y el JP Morgan Chase, la medición de riesgo país. A la vez, los bonos de deuda se recuperaron en un 7,8%. Para Colombia –uno de los principales socios comerciales de Venezuela– el panorama se complica: sufrirán las consecuencias de la flotación del bolívar, cuya sobrevaluación había sido calculada por algunas consultoras en torno al 30 por ciento.
A pesar de este escenario, Chávez negó ayer que el paquete de medidas económicas que está implementando se corresponde con el modelo neoliberal. “Nada más lejos de la verdad –señaló en su programa radial semanal “Aló, Presidente”–. Y explicó: “Estas medidas no obedecen a ningún ente externo. Son determinaciones tomadas aquí por unas instituciones autónomas”. Dijo, además, que el neoliberalismo “es una cosa horrible que coloca al mercado a la altura de Dios, sin la intervención del Estado. Aquí –aclaró– el Estado está tomando decisiones para regular el mercado y lo estamos vigilando”. Chávez volvió a acusar a los medios de comunicación de “crear un show para proyectar al mundo una imagen de que aquí hay una guerra civil y no se puede vivir”. Y, luego, hizo referencia al episodio del rebelde coronel de aviación Pedro Soto que el 7 de febrero pasado pidió su renuncia: “Ese show de banderas negras y neofascismo de los medios han envenenado de odio a algunos sectores. Se han pasado de la raya: están trabajando en laboratorios para hacerle ver al mundo queVenezuela es un caos, pónganse la mano en el corazón y no sigan haciéndolo, eso no le hace daño a Chávez, sino al país”, concluyó. Ante la CNN, Chávez puso énfasis en su relación con Estados Unidos, dos semanas después de una seguidilla de críticas de voceros de la administración Bush, entre quienes se destacó el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell. “Somos interdependientes y estamos obligados a entendernos. Somos aliados en la búsqueda de democracias sólidas (...), queremos un sistema económico mixto del Estado con el mercado, queremos la integración sólida del continente, queremos luchar con éxito contra el terrorismo, el narcotráfico”, señaló.
Entretanto, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), anunció el sábado una manifestación para el 27 de febrero y la Federación Unica de Empleados Públicos (Fedeunep) presentará esta semana ante el ministerio de Trabajo un preaviso de huelga para el 1 de marzo. Ambos anuncios se conocen luego de que la ministra de Trabajo, Blancanieve Portocarrero, reconociera “ignorar si el presupuesto preveía aumentos salariales”.
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