EL MUNDO › EL DISTRITO ERA CONSIDERADO EL úLTIMO BASTIóN BILINGüE DEL PAíS
El Parlamento belga puso fin a uno de los más enconados conflictos políticos del país al acordar la escisión de la circunscripción electoral y judicial de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV) en dos. Por un lado, la francófona Bruselas y, por otro, la neerlandófona Halle-Vilvoorde (HV).
Tras cincuenta años de fricciones entre francófonos y flamencos, el parlamento belga dio luz verde a un histórico acuerdo sobre la separación del distrito judicial de BHV, considerado como el último vestigio de la Bélgica bilingüe, ya que cuenta mayoría francófona pero se encuentra en territorio flamenco. “Juntos devolveremos la confianza a la población y a nuestras empresas, juntos cambiamos Bélgica para hacer un Estado más moderno y más cercano a los ciudadanos, una Bélgica con un estado federal más eficaz y unas regiones y comunidades más fuertes”, dijo, tras su aprobación, el primer ministro belga, Elio Di Rupo. El acuerdo, adoptado por 106 votos a 42, supone la sexta reforma institucional del Estado belga y garantiza ciertos derechos de la minoría francófona de HV en un país de drástica separación entre la Flandes neerlandófona y la Valonia y Bruselas, francófonas, publicó ayer en su página online el diario español El País.
BHV es una circunscripción electoral de Bélgica formada por los 19 municipios de la región de Bruselas-Capital y por 35 flamencos, situados alrededor de la capital belga. Esta circunscripción constituye un caso único en el sistema electoral belga, puesto que es la única situada entre dos regiones. El territorio de esta circunscripción electoral, que es al mismo tiempo un distrito judicial, se extiende por dos áreas lingüísticas bien diferenciadas. Así, mientras que los 19 municipios de la región de Bruselas-Capital son bilingües, y tanto el francés como el neerlandés son oficiales, los 35 municipios restantes se encuentran en la región de Flandes, donde la única lengua oficial es el neerlandés. Los partidos de extrema derecha se mostraron contrarios al acuerdo y consideraron que en esta zona no debería ser utilizado el francés.
La incapacidad política para solucionar este tema provocó la caída del gobierno en 2010, lo que obligó a convocar elecciones que no desembocaron en un acuerdo para formar gobierno hasta 500 días más tarde, y gracias a que ocho partidos –socialistas, conservadores, liberales y verdes neerlandófonos y francófonos– se pusieron de acuerdo en las grandes líneas para resolver el conflicto de BHV. La reivindicación flamenca de dividir en dos al distrito amenazó la unidad del reino, provocando la crisis política más larga conocida en Bélgica.
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