Sáb 21.07.2012

EL MUNDO  › MURIO EL ACTIVISTA ISRAELI MOSHE SILMAN

El indignado inmolado

Tras prenderse fuego durante una manifestación por la justicia social la semana pasada en Tel Aviv, Silman sucumbió ayer en el Centro Médico Sheba al no poder reponerse a sus quemaduras.

Moshe Silman, el activista israelí que se incineró durante una manifestación por la justicia social en Tel Aviv hace una semana, sucumbió a sus quemaduras ayer en el Centro Médico Sheba Tel Hashomer. Silman sufría de quemaduras de segundo y tercer grado en el 94 por ciento de su cuerpo. El activista se había rociado con nafta y prendido fuego en medio de una manifestación de ocho mil personas, conmemorando el comienzo de las protestas el verano pasado. El acto de Silman instó una serie de críticas por parte de activistas y otros que condenaban una burocracia insensible que no había podido brindarle el apoyo para mantenerse económicamente.

Ayer por la mañana, los activistas y amigos cercanos de Silman fueron informados por su familia de que estaba en sus últimas horas. Su familia quería que estuviera rodeado de amigos cercanos y anunció que se instalaría una carpa en la casa de su hermana en Ri-shon Letzion, donde sería velado durante los siete días de duelo requeridos por el judaísmo.

El hijo de sobrevivientes del Holocausto, de 57 años, no tuvo un comienzo fácil. Vivía solo y, de acuerdo con sus amigos, trataba de salir adelante en la vida y la vivía con dignidad. Pero una pequeña deuda con el Instituto Nacional de Seguros creció y lo envió a un sinfín de problemas económicos y burocráticos que terminaron con su autoincineración, el sábado a la noche en la calle Kaplan de Tel Aviv, frente a las cámaras.

Dos años atrás, Silman se mudó de Bat Yam a Haifa. A medida que su situación económica se deterioraba, se involucraba más y más en las protestas en Haifa. Los activistas que conoció en la protesta en Carmel el verano pasado se convirtieron en sus mejores amigos. “Era un hombre de acción. Decía que había que ser político y ser electo en cualquier lugar posible”, dijo Yossi Baruch, un activista de Haifa.

Silman vivía en un departamento de dos ambientes muy abandonado, en el borde del área pobre de Wadi Salib. La heladera estaba vacía. Los vecinos no lo conocían para nada. Nació en Israel y tiene dos hermanas, Bat Zion Elul de Rishon Letzion y Naomi Angel, miembro del kibbutz Ma’agan Michael. Angel lo visitaba en Haifa de vez en cuando, siempre llevándole comida. Elul dijo ayer de su hermano: “Estaba desesperado, hundido en deudas. Desde el día en que perdió todo, el día en que se llevaron todo, la casa, sus camiones, el dinero, la casa de mis padres, fue cuesta abajo”.

Silman nunca se casó y no tuvo hijos, de manera que su pedido para obtener una casa fue repetidamente negado. Pasó algunos años en Estados Unidos. A su regreso, estableció un servicio de mensajería y las cosas empezaron a mejorar. Pero entonces, hacia fines de 2000, su negocio cayó por la segunda Intifada. Se mudó a un depósito más pequeño en Jaffa. Más tarde se supo que los avisos de la deuda del Instituto Nacional del Seguro nunca le llegaron, porque se mandaban a su antigua dirección.

En 2002, el instituto le expropió uno de los cuatro camiones que usaba para la empresa. El motivo: una deuda de 15.000 nis (3750 dólares). Silman pagó un tercio para reclamar el camión, pero le pidieron pagar 1200 más para cubrir los gastos. Silman no pudo reclamar el camión debido a una huelga del instituto y dijo que eso llevó al colapso a su negocio. En 2005 se vio forzado a evacuar su departamento.

Silman comenzó a trabajar como conductor de taxis, pero ganaba muy poco, según su declaración jurada y los documentos que entregó junto con su reclamo por daños al instituto. Mientras, como su situación financiera empeoraba, el banco le cerró la cuenta, y todos sus ahorros y beneficios de seguros fueron usados para pagar sus deudas, estimadas en ciento de miles de chekels. La madre de Silman, su garante, también se quedó sin ahorros. Para poder salvar su departamento, lo transfirió a sus hijas.

Después de perder su carnet de conductor por sus deudas, su salud comenzó a deteriorarse. El instituto evaluó su pérdida de habilidad para trabajar en un 50 por ciento y le dieron una limitada cantidad en concepto de pensión. Un compañero activista dijo, después de que Silman se incinerara el sábado: “Moshe eligió dañarse a sí mismo en protesta. Es terrible cuando una persona tiene que cometer un acto así para explicar su situación a los demás”.

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