Mar 07.08.2012

EL MUNDO  › EL QUE FUERA MINISTRO DE AGRICULTURA RENUNCIó Y FUGó A JORDANIA ACUSANDO AL RéGIMEN DE GENOCIDA

El primer ministro se escapó de Siria

La noticia de la deserción de Riad Hijab se supo sólo horas después de que una explosión estallara en el tercer piso de las oficinas de la televisión estatal en la plaza Umawiyeen, en el centro de Damasco. Para Estados Unidos es una señal de que el poder de Assad se debilita.

› Por Loveday Morris y Kim Sengupta *

Desde Beirut y Alepo

El Ejército Libre de Siria prometió ayer que seguirían más deserciones mientras el primer ministro escapaba del país, provocándole un golpe humillante al régimen del presidente Bashar al Assad. En una operación compleja y peligrosa llevada a cabo por el Ejército Libre de Siria (ELS), Riad Hijab –el funcionario de rango político más alto que desertó hasta ahora– y las familias de sus nueve hermanos fueron sacados del país hacia Jordania. Una vez afuera y seguros, el ex primer ministro, un sunnita de la región de Deir Ezzor, se describió como un “soldado de su bendita revolución” y acusó al régimen de genocida.

Mientras la posición del primer ministro tiene poco poder en Siria, la deserción sigue siendo un triunfo para la oposición, y podría alentar a otros altos funcionarios a seguir. “Actualmente estamos en contacto con muchos funcionarios del ejército y de la seguridad del Estado que quieren desertar, incluyendo un importante general de la comunidad alawita”, dijo el vocero del ELS, Fahad al Masri. “En las próximas semanas veremos más.”

La noticia de la defección de Hijab, que previamente había sido ministro de Agricultura, se supo sólo horas después de que una explosión estallara en el tercer piso de las oficinas de la televisión estatal siria en la plaza Umawiyeen, en el centro de Damasco, hiriendo a tres personas. Ningún grupo se adjudicó la autoría. Y en un incidente que tiene el potencial de desestabilizar aún más la frágil región, los rebeldes en Damasco dijeron que tres de los casi 50 rehenes iraníes –que ellos sospechaban que estaban luchando a favor del régimen pero que Irán afirma que son peregrinos– habían muerto en un ataque aéreo. “Mataremos al resto si el ejército no detiene su ataque. Tienen una hora”, dijo Moutassam al Ahmed del ELS.

Se dice que Hijab, quien está camino a Qatar, estuvo planeando su huida desde hace dos meses, y la operación debía tener lugar hace tres semanas, pero fue retrasada después de la bomba de Damasco que mató a cuatro miembros del círculo íntimo de Assad. La mayoría de los hermanos de Hijab trabajaban para el gobierno, incluyendo los ministerios de Petróleo y Medio Ambiente. Se dice que fueron sacados individualmente con guardias armados por el área de la frontera, donde los esperaban sus familias, cruzándolos temprano en la mañana de ayer.

Fuentes de la oposición dicen que Hijab sintió que no tenía otra opción que aceptar la posición de primer ministro en junio. “En el régimen sirio, cuando Assad elige a alguien para una posición, no se puede negar. Si uno se niega, hay sólo dos caminos frente a uno, el primero es la cárcel, el segundo es la tumba”, dijo Al Masri.

Los diplomáticos occidentales contrarios al gobierno de Assad saludaron la deserción como el último golpe al régimen. “Esta es una señal de que el control del poder del régimen se está debilitando”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney. “Que no pueda mantener la cohesión dentro de su propio círculo interno refleja su inhabilidad para mantener cualquier seguimiento entre el pueblo sirio que no sea llevado a cabo a punta de pistola.”

A pesar de ser un miembro de larga data del partido baasista y un importante político durante la matanza, la deserción de Hijab fue bien recibida en grupos tales como la Hermandad Musulmana Siria y el Consejo Nacional Sirio. Sin embargo, en el distrito de Alepo destrozado por la guerra de Scalheddine, golpeado sin tregua por tanques del régimen, artillería, helicópteros de guerra y aviones bombarderos, la sensación era que no se debía hacer ningún acuerdo con aquellos que abandonaban al régimen en esta tardía etapa.

“Este hombre debe pagar por los crímenes que cometió cuando estaba en el poder”, dijo Mahmoud Ali Rahimuddin, un conductor voluntario de ambulancia que transportaba combatientes rebeldes. “El hecho es que por fin abandonó la gente malvada con la que estaba sería algo a su favor, pero no podemos perdonar lo que él y gente como él han hecho.” Un combatiente conocido como Anatán afirmó: “¿Qué fue lo que hizo que de pronto viera el mal que él y su gobierno hacían? Los últimos 50 asesinatos por su gente o los 50 antes que eso”. Otros lo veían de otra forma. El oficial del Ejército Libre de Siria Abdul al Ashar dijo que estaría celebrando “dos Eids” –una referencia a las celebraciones musulmanas de fin de Ramadán–. “Esto hará que mis hombres estén más determinados a sacar al régimen de Alepo”, dijo. “Esto no ganará la guerra, y tenemos una gran batalla en Alepo, pero es una buena señal de progreso.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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