El malestar crece entre los periodistas de la radio-televisión pública española después del estrepitoso despido de algunas de sus figuras más célebres. Mientras tanto, la oposición de izquierda acusa con virulencia al gobierno de querer controlar el medio. “Es una decisión política”, denunciaba Ana Pastor, la periodista estrella de las mañanas de la televisión pública, reaccionando al anuncio, conocido el sábado pasado, de que la nueva dirección, nombrada por el gobierno de Mariano Rajoy, la retiraba del programa. Conocida en España por sus incisivas entrevistas, las preguntas de Pastor habían molestado durante la última campaña electoral a algunos altos representantes del conservador Partido Popular. Aunque podía vislumbrarse desde la llegada de la derecha al poder en diciembre, su despido no dejó de provocar revuelo en España.

Su partida forzada se suma a una serie de despidos de periodistas con grandes audiencias y de controvertidos nombramientos a los directivos de las redacciones de RTVE. Y las explicaciones de la radio-televisión, que se limitó a afirmar en un escueto comunicado que Pastor había rechazado una oferta de presentar otro programa por la noche, no convencieron. “Era algo que todos pensábamos que habíamos superado: tenemos un proceso democrático suficientemente amplio como para entender que no volviera a ocurrir que cuando cambiara el gobierno, cambiara la radio y televisión pública”, dijo Toni Garrido, presentador de la radio pública que desde 2007 conducía el programa de la tarde.

En cinco años su audiencia se había duplicado, pero eso no impidió que la nueva dirección, nombrada a mediados de julio, designase a otra periodista en su puesto para la próxima temporada. Casi un mes más tarde, Garrido y su equipo todavía no recibieron el anuncio oficial de su despido. “Me imagino que la conversación es difícil por parte de quien tiene la responsabilidad de explicar por qué no continuamos, pero la radio pública debe explicar sus decisiones, también a los ciudadanos”, lanzó. El tercer periodista famoso que fue despedido en el verano español fue Juan Ramón Lucas, que había hecho que la audiencia matinal de la radio pública se disparara hasta 1,4 millón de oyentes.

“El cese de Ana Pastor confirma que no es tiempo de rigor e independencia. Tampoco de sutilezas. Y esto último es importante considerarlo”, escribió Lucas en su cuenta de Twitter. El malestar es evidente entre los profesionales que se quedan. “Hay que establecer criterios estrictamente profesionales en TVE. Y no criterios políticos”, reclamó la presidenta de la asociación española de periodistas, Yolanda Sobero, en referencia a la reforma de una ley que exigía un consenso de dos tercios de los diputados para elegir al presidente de RTVE. El gobierno de Rajoy la modificó en abril, definiendo que una mayoría simple bastaría en un segundo turno de votación en el Parlamento.