Jue 16.08.2012

EL MUNDO  › EN CHILE LOS ESTUDIANTES PROTESTAN CONTRA LA REPRESIóN

Los pingüinos toman colegios

Los secundarios reclaman contra la “ley Hinzpeter” que criminaliza las marchas. Y siguen exigiendo una educación gratuita.

› Por Christian Palma

Desde Santiago

“El primer semestre hubo disponibilidad para el diálogo, pero no tuvimos respuestas del gobierno. Por eso vamos a radicalizar el movimiento. Agosto es un mes para generar un ambiente de efervescencia y el segundo semestre será más duro: habrá tomas, paros y marchas.” La sentencia pertenece a la dirigente secundaria Eloísa González, quien a sus 17 años se ha convertido en la cara visible del recrudecimiento de la crisis estudiantil chilena. A diferencia de otras ocasiones, los “pingüinos” –que se están rearticulando de a poco– están liderando las acciones más complejas, que incluyen tomas de los colegios y marchas masivas (en la última del 8 de agosto, se quemaron tres micros).

“Cuando hablamos de revolución y ser más radicales, nos referimos a cambios profundos en el sistema educacional mercantil chileno para fomentar la educación pública”, dice Eloísa González a Página/12. Ella pertenece a la Asamblea Coordinadora de Estudiantes (ACES) que representa a las escuelas más periféricas y postergadas y que este año asumió un rol protagónico con un discurso más duro y confrontativo que encendió al movimiento secundario. Ese impulso incluso contagió a la más moderada Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Cones), que representa a los colegios “emblemáticos” de Santiago y que desde la semana pasada vienen ocupando los colegios.

El martes, una extensa reunión entre el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, y los dirigentes estudiantiles terminó sin acuerdos. La autoridad anunció que los cuatro liceos (Miguel de Cervantes, Confederación Suiza, Darío Salas y Barros Borgoño) que aún están tomados serían desalojados a la brevedad por la fuerza pública. Al cierre de esta edición eso aún no pasaba. La propuesta oficial consistía en habilitar los liceos para los estudiantes que quisieran tener clases incluso si se mantienen los recintos educacionales tomados.

Mañana, el Internado Nacional Barros Arana (que atiende a unos 1700 alumnos de regiones), Teresa Prats y el Liceo de Aplicación votarán la propuesta del edil de Santiago, mientras que el Instituto Nacional (el colegio público más importante del país) decidirá hoy si concretan o no la ocupación del recinto ubicado a solo dos cuadras de La Moneda.

El presidente del centro de alumnos del Barros Arana dijo a este medio que la propuesta de dar clases en paralelo a la toma no fue acogida, pero el tema es complejo “porque en las cercanías del internado hay mucha policía”, dice. Los secundarios reclaman contra la denominada “ley Hinzpeter” (bautizada así por su gestor, el ministro del Interior) que pretende aumentar las penas para quienes participen con el rostro cubierto en las marchas y que promuevan o inciten actos de violencia.

El lucro en las universidades es otro de los temas reclamados por los estudiantes, al igual que la petición de que la administración de los colegios recaiga en el Estado y no en las municipalidades locales. Además, la reforma tributaria en curso, cuyo punto sobre devolución de impuestos a las familias por los gastos que hagan en educación es rechazado por los estudiantes que lo consideran insuficiente.

Al final del día y mientras los estudiantes esperaban el inminente desalojo, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), Noam Titelman, y el vocero de la Cones, Cristofer Sarabia, manifestaron su preocupación por las consecuencias de la tomas en varios liceos en los últimos días y emplazaron al ministro de Educación, Harald Beyer, para que permita el diálogo. “Todos estamos preocupados por el resultado que pueden traer estas formas de movilización y a todos nos interesa poder avanzar, a nadie le interesa seguir movilizados eternamente; queremos espacios donde poder dialogar, presentar nuestra visión y sobre todo frente a la amenaza de matar lo poco de educación pública que nos queda”, dijo el dirigente universitario.

Su par secundario agregó que “la toma es una medida desesperada, precisamente para que se nos tome en cuenta y se nos incluya en un diálogo fortuito. Se tiene que ver este tipo de movilización no como un fin, sino como una herramienta social y una creación de una plataforma política de los secundarios”.

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