EL MUNDO › EL ENVIADO Y CUATRO COLABORADORES MURIERON EN UN DíA DE FURIA EN BENGHAZI POR UN VIDEO QUE INSULTA A MAHOMA
El embajador y su equipo trataron de huir después de que el Consulado se incendiara, pero su auto fue alcanzado por una granada propulsada por un cohete. El diplomático, que fue arrastrado por un grupo de libios, murió por inhalar humo.
› Por Kim Sengupta *
El embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens, y tres colaboradores fueron asesinados en un ataque perpetrado por un grupo armado que descargó su ira contra el Consulado de ese país en Benghazi, en una protesta violenta por una película norteamericana que se burlaba del profeta Mahoma. Las muertes, en la peor falla de seguridad para una misión norteamericana en décadas, generaron que el presidente Barack Obama ordenara un inmediato incremento de la protección para los diplomáticos del país en destinos potencialmente vulnerables.
El embajador y su equipo trataron de huir después de que el Consulado se incendiara, pero su auto fue alcanzado por una granada propulsada por un cohete. Dos marines y un agente de prensa, Sean Smith, fueron asesinados por hombres armados que habían rodeado los vehículos. El embajador de 52 años fue arrastrado por un grupo de libios, de acuerdo con una fuente, y llevado a un hospital. El médico, Ziad Abu Ziad, dijo que nadie al comienzo sabía la identidad del diplomático, el único occidental que fue llevado al Centro Médico de Ben-ghazi. El cuerpo de Stevens no mostraba señales de daño físico, ya que el diplomático había muerto por inhalación de humo a pesar de los esfuerzos que se hicieron para revivirlo por más de 90 minutos, explicó el médico. Stevens fue el primer norteamericano al frente de una misión en ser asesinado durante el de-sempeño de su tarea desde Adolph Dubs, quien fue ultimado después de haber sido secuestrado en Afganistán en 1979.
La manifestación de ira en Ben-ghazi le siguió a demostraciones de violencia en El Cairo en reacción al video, que fue doblado en árabe y posteado en YouTube. Algunos manifestantes escalaron las paredes de la Embajada de Estados Unidos en Egipto y quemaron la bandera norteamericana, mientras el personal de la embajada estaba encerrado adentro, protegido por las tropas de Estados Unidos. Los manifestantes plantaron una bandera negra y abandonaron la embajada cuando marines realizaron disparos al aire. Fuerzas de seguridad egipcias rodearon la embajada y las protestas continuaron toda la noche sin que se registraran hechos de violencia.
En cambio, en Benghazi el Consulado se incendió por una granada lanzada en su interior. Guardias locales abrieron fuego para tratar de frenar la multitud, pero fueron obligados a huir mientras la embajada era saqueada. Cuando ocurrió el ataque, Stevens hacía una corta visita a Benghazi desde Trípoli.
Funcionarios norteamericanos dijeron en la noche del martes que ellos creían que el ataque en Ben-ghazi pudo haber sido planificado y que las protestas sobre la película fueron usadas para taparlo. Un destacamento de los marines estadounidenses y dos buques de guerra fueron enviados para cuidar la embajada en la capital, Trípoli. “Stevens fue un representante de los Estados Unidos valiente y ejemplar, que ha servido desinteresadamente a nuestro país y a la gente de Libia en nuestra misión en Benghazi y apoyó la transición de Libia a la democracia”, señaló el presidente estadounidense Barack Obama. “Los norteamericanos valientes que perdimos representan el extraordinario servicio y el sacrificio que nuestros civiles hacen todos los días alrededor del mundo. Mientras estamos unidos con sus familias, redoblemos nuestros propios esfuerzos para continuar con su trabajo”, expresó. Obama anticipó que trabajará con el gobierno libio para llevar a juicio a los asesinos. “Rechazamos los esfuerzos por denigrar las creencias religiosas de otras personas, pero no hay justificación en absoluto para este tipo de violencia sin sentido, ninguna”, añadió.
Por su parte, el presidente interino libio, Mohammed Magarief, se disculpó por los “cobardes” asesinatos y se comprometió a encontrar y juzgar a los responsables. El mandatario libio ofreció condolencias a las familias de los cuatro muertos y acentuó que lo que sucedió no debería afectar “la relación cercana” con los Estados Unidos.
En tanto, la administración norteamericana se prepara para posibles ataques en otros países musulmanes mientras se difundan noticias de la película, llamada La inocencia de los musulmanes, y que presenta al Islam como una religión fraudulenta y al profeta Mahoma como mujeriego, homosexual, abusador de menores y asesino. La película fue realizada por Sam Bacile, a quien un entrevistador describió como un hombre israelí de 56 años dedicado a la compra y venta de bienes raíces, aunque el gobierno israelí desmintió que existiera un ciudadano de ese país con ese nombre (ver aparte). “Siento que el sistema de seguridad (en las embajadas) no es bueno. Estados Unidos debería hacer algo para cambiarlo”, le dijo a un periodista. “El Islam es un cáncer. La película es una película política, no religiosa. Los EE.UU. perdieron un montón de dinero y de personas en guerras en Irak y Afganistán, pero estamos peleando con ideas”, agregó.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ordenó la partida de Libia de todo el personal norteamericano que no sea de emergencia. Los cuerpos de las cuatro víctimas estadounidenses fueron trasladados horas después del ataque a una base militar norteamericana en Alemania.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Romina Lascano.
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