Jue 13.09.2012

EL MUNDO  › CELSO RUSSOMANNO, EVANGELISTA, SE POSTULA A INTENDENTE DE ESA CIUDAD

Le sobra fe para ganar en San Pablo

Russomanno es conductor en la TV Record, perteneciente a la multimillonaria Iglesia Universal del Reino de Dios. Si las municipales fueran este domingo, le ganaría al candidato del PT, Fernando Haddad.

› Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

Se comportan como una franquicia de Jesús. Los evangélicos brasileños primero conquistaron el mercado de la fe en las favelas (en algunas barriadas de San Pablo y Río, más del 50 por ciento de los vecinos pertenecen a algún culto neopentecostal), mientras se abrían camino en la comunicación de masas adquiriendo la segunda cadena de televisión y radio, y ahora van por la conquista de su primer gran trofeo político: vencer en las elecciones por la alcaldía de San Pablo en una disputa contra Luiz Inácio Lula, Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores, nada menos. Celso Russomanno, un conductor exitoso de la TV Record, perteneciente a la multimillonaria Iglesia Universal del Reino de Dios, sería electo intendente de San Pablo, la mayor ciudad de Brasil y la segunda de América latina, con 11 millones de habitantes, si las elecciones fueran el próximo domingo, según una encuesta publicada ayer en la que aparece con el 32 por ciento de las intenciones de voto, prácticamente el doble que el postulante del PT, Fernando Haddad, con 17 por ciento.

La encuesta publicada por Folha de Sao Paulo detectó, sin embargo, y para que los petistas no caigan en el desconsuelo, un ligero retroceso del candidato evangelista, que la semana pasada contaba con el 35 por ciento de las adhesiones con vistas a los comicios del 7 de octubre, cuando además del jefe comunal de San Pablo serán escogidos los de otras 5600 municipalidades brasileñas. José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), cuyo líder es el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), se sitúa en el segundo lugar, con el 20 por ciento de respaldo, después de haber perdido más de 10 puntos en el último mes.

A pesar de que nominalmente se trata de elecciones locales, lo que está en juego es más que eso: una debacle de los candidatos del PT en San Pablo y otras grandes capitales sería un revés para el gobierno de Dilma, que está enfrentando su primer examen electoral a un año y medio de haber iniciado la gestión.

Es por eso que el PT alistó a sus dos principales figuras nacionales, Lula y Rousseff, para fortalecer la imagen de Fernando Haddad, un político casi desconocido para el gran público, que tiene en su currículum el ser un buen cuadro ideológico del partido y haberse desempeñado como ministro de Educación desde 2006 hasta el comienzos de este año. Animal político de la mejor estirpe, Lula prometió esta semana trabajar a destajo para que su compañero continúe ascendiendo en las encuestas y pueda disputar el ballottage, algo que aún no es seguro. Y a pesar de que todavía no superó por completo los efectos colaterales del tratamiento contra el cáncer de laringe que le fue detectado en octubre de 2011, el líder petista habló por primera vez en un acto proselitista de Haddad realizado en la noche del martes en un barrio de la periferia paulista. “Precisamos construir una candidatura nueva en San Pablo, alguien que tenga un compromiso con el partido, con el movimiento social, estamos cansados de ver gente que trata al pobre como un rey en la campaña y después lo trata como un bandido”, dijo el fundador del PT, con la voz vacilante y sin haber recuperado su barba.

Dilma pretendía tomar distancia de la campaña y atender los asuntos de Estado, táctica que debió dejar de lado cuando comprobó que sin su participación sería difícil que su correligionario Haddad pueda remontar la ventaja de Russomanno, cuya candidatura es diseminada por miles de pastores lanzados a la conquista del voto en los templos y a través del proselitismo callejero.

Paralelamente, la presidenta nombró el martes a la senadora del PT Marta Suplicy como ministra de Cultura. Psicoanalista y sexóloga, Suplicy encarna el tipo de liderazgo que concita el apoyo de sectores culturalmente progresistas (su hijo es un famoso cantante de rock) y de las minorías sexuales, y seguramente antagonizará con la prédica “neocon” de Russomanno y su ejército de predicadores contra la homosexualidad, el rocanrol, los cultos religiosos africanos y la minifalda.

Suplicy, ex esposa del político argentino Luis Favre, fue alcaldesa de San Pablo entre 2000 y 2004, cuando brindó respaldo político y recursos a la Parada Gay de esa ciudad, que a partir de entonces comenzó a popularizarse hasta tornarse la más concurrida del mundo, con alrededor de dos millones de participantes cada año. La inminente ministra de Cultura, que asumirá hoy, es una especie de encarnación del diablo para el evangélico Partido Republicano Brasileño del candidato Russomanno: como senadora del PT presentó un proyecto de unión civil de homosexuales, que fue aprobado este año por la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara alta y en el que sostiene que “la familia no se limita solamente a la unión entre un hombre y una mujer”.

@DarioPignotti

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