Mar 03.06.2003

EL MUNDO  › HUELGA EN TRES ESTADOS PARA REDUCIR LA JORNADA LABORAL

Alemania del Este vuelve a ser roja

Los metalúrgicos de la ex Alemania del Este, donde el desempleo duplica al del Oeste, están en pie de guerra por las 35 horas.

Por José Comas *
Desde Berlín

Varios miles de trabajadores de las industrias del acero, el metal y la electrónica, 11.600 según el sindicato IG Metall, se pusieron ayer en huelga en tres estados federados del Este de Alemania para exigir la jornada de 35 horas semanales. En los estados de la antigua República Democrática Alemana los metalúrgicos trabajan 38 horas semanales, tres más que sus colegas en el oeste del país.
La patronal metalúrgica de Sajonia ha respondido a la huelga con una demanda judicial en la que acusa al IG Metall de poca limpieza en la votación sobre la huelga. El recurso judicial de la patronal en esta materia es algo insólito en Alemania y muestra de forma palpable el enconamiento de la lucha laboral planteada en el este de Alemania. El desempleo en la antigua RDA es más del doble que en el oeste y afecta a casi 1,7 millón de personas, un 19,1 por ciento de la población activa. En el territorio de la antigua República Federal de Alemania, en el oeste del país, el porcentaje de desocupación es de 8,6 por ciento.
En los primeros turnos de la mañana de ayer los metalúrgicos han iniciado la huelga en varias grandes empresas de Sajonia, Brandeburgo y Sajonia-Anhalt para conseguir la misma jornada laboral que sus colegas del oeste. Ayer volvieron a flamear banderas rojas a la puerta de las fábricas de lo que un día fue el rojo este. Heiko Wellner, un trabajador en huelga de la Volkswagen en Zwickau, expuso a un periodista de la agencia AP que trabaja un mes más al año que sus colegas del oeste y esto no puede seguir así. El metalúrgico expresa su esperanza de que “si todos trabajamos menos, se creen más puestos de trabajo”. Los trabajadores de la Volkswagen en la casa madre de Wolfsburg se muestran solidarios con sus colegas del este por su propio interés, como explica un obrero: “Si los patronos consiguen imponer las jornadas laborales más largas en el este, intentarán también aquí en el oeste dar la vuelta la tortilla”.
El presidente del poderoso sindicato IG Metall (2,7 millones de afiliados), Klaus Zwickel, celebró el pasado fin de semana su cumpleaños. Eso le proporcionó una buena coartada para no asistir al congreso extraordinario de su Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), que aprobó por abrumadora mayoría los recortes sociales que propone el gobierno de su correligionario, el canciller Gerhard Schroeder. A punto de jubilarse, Zwickel parece dispuesto a despedirse con una huelga de sus metalúrgicos y se muestra combativo. En una entrevista con la primera cadena pública de televisión (ARD), Zwickel sentenció: “Trece años después de la unidad alemana necesitamos dar nuevos pasos para lograr que se igualen las condiciones de trabajo y salarios en toda Alemania”. Zwickel, que califica sólo de “un buen conocido” al canciller Schroeder, sostiene la tesis de que las huelgas en el Este de Alemania por las 35 horas semanales son una “medida legítima” para recortar el trabajo y un argumento poderoso para asegurar los puestos de trabajo.
Los cálculos del sindicalista no convencen a los empresarios del ramo. El gerente general de la patronal del metal, Hans Werner Busch, calificó de “irresponsable” la huelga y dijo que la aplicación de la semana de 35 horas en el este podría suponer la pérdida de 20.000 puestos de trabajo. Busch insistió en que antes de reducir la jornada de trabajo sería necesario que aumentase la productividad en el este de Alemania.
Para enconar más el conflicto laboral, la patronal metalúrgica de Sajonia acusa a IG Metall de haber realizado de forma poco transparente la votación sobre la huelga. La patronal ha presentado una demanda y acusa al sindicato de haber tomado la decisión de ir a la huelga con la aprobación de una minoría de los 125.000 asalariados del metal en Sajonia. Según declaró IG Metall, se convocó a la votación a 16.000 afiliados al IG Metall en 85 empresas, de los que votaron 11.513 y 9601 lo hicieron afavor de la huelga. Los empresarios sostienen que se votó sin censos ni garantías.
Las huelgas empiezan un día des-pués que el partido SPD de Schroeder aprobara un polémico paquete de recortes en gasto cocial. Ahora el canciller deberá convencer al resto de la sociedad.
* (De El País de Madrid, especial para Página/12.)

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