Por Pilar Bonet *
Desde Moscú

El asesinato de un alto ejecutivo de la industria de defensa rusa añadió ayer una nueva víctima a la serie de crímenes contra personas con poder político o económico, que menudean en Moscú en las últimas semanas. Esta vez, el blanco de los criminales fue Igor Klimov, director gerente en funciones de Almaz-Antey, un consorcio de más de 40 empresas de defensa dedicadas a la fabricación de sofisticada técnica militar, incluidos los famosos sistemas de misiles tierra-aire S-300.
Almaz-Antey fue constituido en el 2002 por decreto del presidente Vladimir Putin. Klimov tenía 42 años y en el pasado trabajó en el servicio federal de espionaje, según la cadena de televisión NTV. El asesino, enmascarado, disparó al ejecutivo cuando éste salía de su casa por la mañana e intentó quitarle una cartera con documentos que llevaba en la mano. Klimov debía ser confirmado en fecha próxima en el cargo que ocupaba de forma interina al frente del consorcio, con un volumen de exportación de centenares de millones de dólares.
Entre quienes han perdido la vida en Moscú recientemente está el director del centro teatral Meyerhold, Alfred Lerner, asesinado el 4 de mayo; y Serguei Pereverdev, un importante testigo en un proceso que afecta a un centro de importación de muebles. Pereverdev, un capitán retirado de 63 años que estaba al frente de la importación de muebles españoles, fue asesinado directamente nada menos que en el hospital militar Burdenko de Moscú, donde estaba internado. A estas muertes hay que añadir el de “Kostia el Tumba” (Konstantin Yakovlev), una autoridad del hampa de San Petersburgo, asesinado el 25 de mayo. El cadáver del “padrino” tuvo que esperar en Moscú a que pasaran los festejos de aniversario de San Petersburgo para ser enterrado en la ciudad del Neva.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.