EL MUNDO › TRAS EL ATAQUE AéREO CONTRA UN CENTRO DE ENTRENAMIENTO MILITAR CERCA DE DAMASCO
Siria responsabilizó a Israel y a sus aliados en el Consejo de Seguridad por la “brutal agresión” y lo acusó de colaborar con los grupos terroristas. Estados Unidos acusó a Damasco de armar a Hezbolá e Israel guardó silencio.
Siria se quejó ayer ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y reivindicó su derecho a defenderse ante el ataque aéreo israelí, ocurrido el miércoles contra un centro de investigación militar. Mientras el Estado hebreo mantuvo un absoluto silencio oficial, Washington advirtió al gobierno de Damasco contra una eventual transferencia de armas a Hezbolá.
El bombardeo, que causó la muerte de dos personas, según los sirios, es el primer ataque israelí contra Siria desde 2007 y sobre todo desde marzo del 2011, cuando estalló la revuelta contra el presidente Bashar al Assad que luego devino en guerra civil. El gobierno del presidente Bashar al Assad reivindicó su derecho a defenderse frente a la agresión, al tiempo que negó que el objetivo de los aviones israelíes fuera un convoy que se dirigía hacia el Líbano, como informaron medios de comunicación de ese país. Además del reclamo oficial presentado ante el máximo órgano de decisión de la ONU, Damasco presentó otro ante el secretario general de la organización en el que denunció “la agresión israelí sobre un centro de investigación” en el distrito de Jamariya, en la provincia de Rif Damasco. El Ministerio de Relaciones Exteriores sirio responsabilizó a Israel y a sus aliados en el Consejo de Seguridad por el efecto que pueda tener esa acción israelí, calificó el ataque de “brutal agresión” y lo acusó de colaborar con los grupos terroristas, incluido el Frente Al Nusra, vinculado con Al Qaida, para atacar instalaciones vitales en Siria.
Por su parte, el jefe de la oposición, Ahmed Moaz al Jatib, en declaraciones al canal Al Jazeera, denunció la pasividad del régimen sirio frente al ataque. “Los aviones israelíes vinieron y tus aviones sólo sirven para destruir las mezquitas y las universidades y matar a los civiles”, añadió dirigiéndose al presidente sirio Bashar al Assad. El miércoles, Al Jatib provocó revuelo al declarar que estaba dispuesto a discusiones directas con representantes del régimen sirio. Sin embargo, el Consejo Nacional Sirio (CNS) emitió un comunicado ayer reafirmando que “cualquier negociación o diálogo debe ser sobre la salida del régimen y sus pilares” y le dio la bienvenida a cualquier solución política o esfuerzo internacional encaminado a lograr ese objetivo.
Entre tanto, sobre el terreno seguía la violencia. Militares y rebeldes se enfrentaron ayer en el sur de Damasco, bombardeado asimismo por la artillería del régimen, informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). La organización dijo también que hay combates cerca del campamento de refugiados palestinos de Yarmuk y bombardeos en la periferia este de la capital. En la ciudad de Homs, más al norte, el barrio de Jaldiyé, asediado por el ejército, estaba bajo el fuego de cohetes. Según el observatorio, al menos 26 soldados sirios y 21 rebeldes murieron desde el miércoles en la provincia de Idleb.
Lo sucedido con Israel abrió el debate a nivel internacional. La Casa Blanca advirtió sobre el peligro de la transferencia de armas de Siria a Hezbolá. “Siria puede desestabilizar aún más la región mediante la transferencia de armas a Hezbolá”, dijo el consejero de seguridad de la Presidencia estadounidense, Ben Rhodes. Por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hosein Amir Abdolahian, advirtió ayer que el ataque aéreo israelí contra el centro de investigación militar tendrá “graves consecuencias”. Consultado sobre esa amenaza de Irán, Rhodes dijo que tal retórica revelaba cuán preocupados estaban sus líderes acerca de una caída del régimen de Assad. En tanto, Rusia también manifestó su preocupación. “Si se confirma esta información, ello significa que hubo bombardeos sin ninguna justificación en territorio de un Estado soberano, lo cual viola groseramente la carta de la ONU y es inaceptable, cualquiera sea el motivo”, indicó un comunicado de la Cancillería rusa. En este contexto, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) comentaron ayer una propuesta de rearmar a la oposición alzada contra el gobierno sirio que habría sido impulsada por Francia y el Reino Unido, considerando que el embargo de la UE contra Siria, que prohíbe el suministro de armas a los rebeldes, expira a comienzos de marzo. En este sentido, el ministro británico de Exteriores, William Hague, declaró ayer no contar con más información del supuesto ataque que la difundida en medios de comunicación, pero resaltó que el conflicto sirio plantea “grandes peligros” entre los que destacó el de las “armas químicas y biológicas” que creen tiene Siria o un posible movimiento de armamento desde el país a otros lugares en la región. Distinta fue la posición del ministro de Relaciones Exteriores libanés, Adnan Mansur, quien calificó de “salvaje” el supuesto ataque militar israelí.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su “grave preocupación” por los informes sobre el ataque, manifestó el portavoz adjunto de la ONU Eduardo del Buey. “Ban pidió a todas las partes respetar estrictamente el derecho internacional, en particular con respecto a la integridad territorial y la soberanía de todos los países de la región”, dijo Del Buey. Y agregó que la ONU no tenía detalles del incidente ni podía verificar de manera independiente lo que ocurrió.
La guerra civil en Siria figura al tope de las preocupaciones del vicepresidente estadounidense Joe Biden, quien abordará mañana el tema en Munich con el ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguei Lavrov, el mediador internacional Lakhdar Brahimi y Jatib, anunció el gobierno estadounidense.
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