EL MUNDO › EL DISCURSO DEL TRIUNFO DE RAFAEL CORREA COMO MUESTRA DE SU VISIóN POLíTICA
“Tenemos que consolidar los procesos revolucionarios” del continente, dijo el reelecto presidente de Ecuador, un comentario resonante en un país que usa el dólar norteamericano.
› Por Mercedes López San Miguel
Desde Quito
Al analizar el discurso de un mandatario es posible aproximarse a la construcción simbólica que hace de la realidad, sostienen algunos académicos. Desde esa perspectiva, Rafael Correa desde el balcón de Carondelet dejó en claro su interés por la región y su visión de la situación internacional. Dijo el domingo, ante la mirada atenta de sus seguidores: “Estamos construyendo la patria chica, Ecuador, y la patria grande, nuestra América”. Y minutos después agregó: “Tenemos que consolidar los procesos revolucionarios que se están dando en América latina”.
Antes de la llegada al poder de este economista con estudios en el exterior, Ecuador había mantenido una estrecha relación con Estados Unidos. Desde 2007, este país de 14 millones de habitantes se acercó con paso firme a sus vecinos, rechazando los tratados de libre comercio que proponía el Norte. Correa afirmó que su país recuperó soberanía durante su gobierno, con un enfoque centrado en la integración regional. El analista de Flacso Franklin Ramírez Gallegos destaca que la reelección de Correa abre perspectivas para que Ecuador tome mayor protagonismo en el proceso de integración. “Correa enfatizó la necesidad de una unión financiera, consciente de que hay una maduración geopolítica regional.”
Los rivales de Correa lo acusan de anteponer la ideología a los intereses del país y de no priorizar la inversión extranjera. A ellos se dirigió el presidente reelecto cuando dijo: “Bienvenida la inversión extranjera que está llegando, pero en el supuesto caso de que no estuviera llegando estamos alcanzando los objetivos, no hay que confundir medios con fines”. Dos de sus contendientes en esta campaña, el ex banquero Guillermo Lasso y el ex coronel Lucio Gutiérrez, propusieron comerciar acuerdos con Washington e integrarse a la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Perú, México y Colombia. Algo que no está en los planes de Correa, que se siente cómodo con pertenecer al ALBA, un bloque que surgió para contrarrestar al ALCA impulsado por Bush.
Las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos han sido entre distantes y tensas. No sólo Correa acusó a Washington de infiltrarse en la policía ecuatoriana y de dominar la Organización de Estados Americanos (OEA), también en 2010 expulsó a la embajadora norteamericana por un cable filtrado de Wikileaks que sugería que él había nombrado a un jefe de la policía corrupto a sabiendas para controlarlo. En respuesta, el gobierno de Obama echó al embajador ecuatoriano. Más acá en el tiempo, reestablecieron el contacto diplomático.
A Correa le agrada la idea de que Ecuador integre el Mercosur. Sin embargo, algunos expertos advierten que si diera ese paso, no podría firmar un acuerdo comercial con la Unión Europea, su segundo mayor mercado, porque tendría que adoptar los aranceles exteriores comunes del bloque sudamericano, no pudiendo negociar tasas diferenciadas con Bruselas. El analista Ramírez Gallegos señala que Ecuador, como país dolarizado, tiene problemas de acceso a los recursos internacionales. “Para Ecuador apuntalar los acuerdos comerciales es sensible porque no tenemos soberanía monetaria y no está en la agenda de Correa salirse del dólar.” En su opinión, está por verse si los países son capaces de fortalecer los procesos con más instituciones. “Se necesita que den el salto de una diplomacia presidencial a una diplomacia más institucional, de consolidación de los mecanismos de integración.”
Frente a los críticas, Galo Mora, secretario ejecutivo de Alianza País, dijo en declaraciones a la agencia EFE que en política exterior Correa se guió por el cumplimiento del derecho internacional. Mora puso como ejemplo la terminación del contrato con Estados Unidos que le permitía el uso de una base militar –Manta– para la lucha antinarcóticos y la concesión de asilo a Julian Assange, fundador de Wikileaks. El hecho de que Ecuador haya alojado en su embajada en Londres al archienemigo de Washington y defensor de la libertad de expresión acaparó la atención de la prensa mundial como nunca.
Hay quienes ven a Correa como un sucesor de Hugo Chávez. Al respecto, Correa se mostró respetuoso y dijo que no se trata de un puesto que se encuentra vacante. Y que él estará donde la patria chica, Ecuador, y la patria grande, América, lo requieran.
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