EL MUNDO › SACUDON UN DIA DESPUES DE QUE EL PAPA FORMARA UN COMITE PARA LIMPIAR EL BANCO DE LA SANTA SEDE
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Al hacer investigaciones sobre el IOR (el Instituto para las Obras de Religión) o banco vaticano, que está en el centro de la atención de las autoridades financieras de Italia desde hace algunos años por sus negocios poco transparentes, la fiscalía de Roma descubrió que hubo un intento de hacer retornar al país unos 20 millones de euros de dudoso origen que estaban en un banco suizo. Y los implicados en este oscuro negociado eran nada menos que un prelado que trabaja para el Vaticano, un carabinero de los servicios secretos y un mediador financiero. Los tres fueron arrestados ayer por la policía, dos días después de que el papa Francisco –que como el papa Benedicto XVI ha venido hablando de la necesidad de transparencia en el IOR– creara una comisión para investigar sobre el banco vaticano, que deberá entregarle las conclusiones a él exclusivamente, además de todo el archivo de esa institución bancaria.
Las acusaciones de la fiscalía romana contra los tres detenidos fueron: fraude al Estado, corrupción y calumnia, según dijo un comunicado oficial. Según el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, la noticia sobre la investigación judicial les había llegado hace casi un mes y el monseñor –no es obispo sino que se trata de un título que a veces reciben los que trabajan mucho tiempo en el Vaticano– en cuestión, Nunzio Scarano, de 61 años, fue suspendido en sus funciones inmediatamente.
Scarano, nacido en Salerno –cerca de Nápoles–, había sido un empleado de banco antes de recibir la ordenación sacerdotal en 1987. Poco después empezó a trabajar en el Vaticano, como una suerte de contador de APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, un poderosísimo ente económico del Vaticano que controla el inmenso patrimonio inmobiliario de la Santa Sede pero también sus inversiones en acciones y títulos.
Interrogado por los periodistas ayer por la mañana, Lombardi dijo que la Santa Sede no había recibido por ahora ningún pedido de parte de la Fiscalía italiana, pero que estaba dispuesta a colaborar plenamente sobre este asunto. En realidad, queda mucho por profundizar todavía porque no se ve con claridad cuál ha sido el rol del IOR o del APSA, si es que tuvieron alguno. De hecho, se sabe que monseñor Scarano tenía relaciones financieras con el IOR además de un considerable patrimonio inmobiliario cuyo origen la Justicia quiere aclarar.
Las investigaciones de la Fiscalía y de sus colaboradores de la Policía Financiera italiana permitieron saber que Scarano y sus cómplices, el suboficial de los carabineros perteneciente a los servicios secretos del Ministerio del Exterior, Giovanni Zito, y el broker Giovanni Carenzio, intentaban repatriar a Italia unos 20 millones de euros de un banco suizo. Aparentemente se trataba de dinero que en algún momento había evadido el fisco italiano y, según el procurador Nello Rossi, ese dinero pertenecía a tres hermanos de una familia propietaria de astilleros, de apellido D’Amico. Pero el comunicado difundido por la fiscalía de Roma nada dijo de estos particulares. En cambio, habló de que la operación fracasó a último momento, por malentendidos entre los tres protagonistas y después de que Zito hubiera alquilado un avión que estuvo estacionado dos o tres días en Locarno, Suiza, a la espera de la carga. Se suponía que el avión pasaría los controles aduaneros italianos gracias a las influencias de Zito en el Ministerio del Exterior y al cargo que ocupaba.
Las investigaciones continúan, dijo claramente el comunicado de la Fiscalía. Aunque está claro para muchos que esta investigación es sólo un aspecto de otra mucho más amplia que se está haciendo desde 2010 sobre las actividades del IOR. El banco vaticano actualmente tiene más de cien empleados y dispone de fondos por valor de 5000 millones de euros, repartidos en más de 25.000 cuentas pertenecientes a entidades católicas y clérigos. El actual presidente del IOR es el alemán Ernst von Freyberg, nombrado pocos días antes de que renunciara el papa Benedicto XVI el pasado 11 de febrero, y luego de que otro escándalo de operaciones poco transparentes arrasara con su precedente presidente, el italiano Ettore Gotti Tedeschi.
El banco vaticano ha estado en el ojo del ciclón desde hace años. Tal vez uno de los más importantes escándalos en que estuvo implicado fue el del Banco Ambrosiano, en 1982, cuando se descubrió que en complicidad con algunos dirigentes de ese banco, el IOR había lavado dinero de la mafia siciliana. Estaba entonces dirigido por monseñor Paul Marcinkus, de Chicago, que luego salió de la institución, pero quedó al servicio de Juan Pablo II.
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