EL MUNDO › OPINIóN
› Por Alfredo Serrano Mancilla *
Rajoy la tenía clara. Como va siendo habitual, en las pocas veces que comparece en público, el presidente español no habla para los ciudadanos. Sus palabras tienen un receptor que no es ni por asomo la mayoría de las personas que viven en España, que padecen el desempleo, que va viendo cómo se quedan sin acceso a los servicios básicos (educación y sanidad). Por el contrario, Rajoy prefiere dirigirse al 0,00001 por ciento, esto es, a la banca privada, al capital transnacional, a la troika y, muy especialmente, a Merkel. La presencia del mandatario era muy esperada después de las últimas declaraciones del tesorero del Partido Popular, Bárcenas, actualmente en la cárcel, que lo vinculan directamente a un hecho de corrupción por haber recibido dinero procedente de donaciones ilegales. Esta vez, Rajoy no aparecía en televisión plasma como lo hizo la última vez hace más de cinco meses, sino que lo hacía de rebote, al lado del primer ministro polaco, pero sólo contestando a dos preguntas muy planeadas, en las que no se permitió a nadie que lo pusiera en una situación indeseada. Rajoy se ciñó al guión escrito; contestó a la primera pregunta leyendo; en la segunda, la respuesta fue la misma que frente a la primera. Todo se circunscribía a una frase tan vacía como la democracia que se practica en España: “El Estado de derecho no se somete a chantajes”. El gallego siguió su retahíla con eufemismos a mansalva, con cinismo por doquier, hablando de respeto a la estabilidad política y a las reformas que se vienen aconteciendo. Y en eso sí que fue muy sincero; Rajoy sigue siendo leal a los suyos, a aquellos que le obliga a seguir imponiendo su estabilidad; la estabilidad de la prima de riesgo, la del desempleo, la de la expropiación de los derechos sociales, la de la inflación para evitar efectos sobre el capital financiero. Esa es la estabilidad institucional que desea el capitalismo neoliberal en Europa. La estabilidad de una democracia aparente, sin pueblo, y con el poder sólo en manos de unos pocos.
Rajoy hizo de Rey; presentó su discurso de Navidad en pleno julio para no decir nada que afectase a los pilares de un decadente sistema, que se pudre, cada vez más inhumano, sin transparencia, sin participación, y donde el voto no sirve de nada si las reglas del juego lo limitan a ser decisivo exclusivamente en instancia que no son decisorias. Si después de esta crisisestafa, con pobreza y desigualdad galopante, con pérdida de soberanía, con incremento de la deuda social en pro de pagar deudas ilegítimas a favor del capital, con una salida neoliberal frente al desastre ocasionado por el neoliberalismo, si después de todo esto, la transición es de nuevo intra régimen, la minoría habrá vuelvo a vencer logrando su objetivo. Si es así, y todo permanece bajo la estabilidad de Rajoy, la mayoría habrá vuelto a perder una nueva oportunidad para cambiar a partir de la conformación de un frente amplio, cívico, que se represente a sí mismo, iniciando un proceso constituyente que cambie de raíz un país tan injusto.
* Doctor en Economía, coordinador para América latina Fundación CEPS.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux