EL MUNDO › LA UE CONFRONTA CON ARABIA SAUDITA POR LAS SANCIONES A EL CAIRO
En momentos en que los dirigentes europeos se aprestan a analizar una serie de sanciones financieras contra El Cairo, la monarquía saudí advierte que los países árabes podrían compensar el eventual recorte de la ayuda.
› Por Eduardo Febbro
Una confrontación ruda se esboza en el horizonte entre, por un lado, los países de la Unión Europea y, por el otro, Arabia Saudita y sus aliados. Los dos ejes se enfrentan en torno de las sanciones que los europeos contemplan aplicar contra el régimen egipcio que surgió tras el derrocamiento
del presidente egipcio Mohamed Mursi y la sangrienta represión que se desató en el país contra los Hermanos Musulmanes. En momentos en que los dirigentes del Viejo Continente se aprestan a analizar una serie de sanciones financieras contra Egipto, el jefe de la diplomacia saudí, el príncipe Saud-al-Fayçal, evocó la posibilidad de que los países árabes compensen un eventual recorte de la ayuda europea. En un comunicado conjunto que precede la reunión que esta semana mantendrán los cancilleres de la UE, los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy, se pronunciaron firmemente por una revisión de las relaciones con El Cairo al tiempo que cargaron contra el régimen militar: “La violencia y los asesinatos no pueden justificarse ni tolerarse. Los derechos humanos deben respetarse. Los prisioneros políticos deben ser liberados”, señalaron ambos responsables.
El príncipe Saud, cuyo país adelantó una ayuda de cinco mil millones de dólares a Egipto luego del derrocamiento, a principios de julio, del presidente islamista Mursi, reaccionó diciendo que las propuestas de los occidentales eran asimilables a “un respaldo a los islamistas egipcios”. Kuwait y los Emiratos Arabes Unidos se aliaron con Arabia Saudita y prometieron ayudas de 4 mil y 3 mil millones de dólares respectivamente. La situación es a la vez compleja y paradójica. En noviembre de 2012, los europeos acordaron suministrar una ayuda de casi siete mil millones de dólares a Egipto. Sin embargo, buena parte de esa ayuda quedó bloqueada debido a que la Unión Europea juzgó que las reformas democráticas emprendidas por el derrocado Mursi eran insuficientes o inadecuadas. Europa es el segundo suministrador de fondos a Egipto detrás de Qatar, país que contribuye con ocho mil millones de dólares de ayudas diversas. Curiosamente, Qatar financió y alentó durante varios años a diferentes ramas de los Hermanos Musulmanes, entre ellas la de Egipto.
Como en casi todos los temas sensibles, los europeos, inmovilizados por las divergencias internas y la falta de una política común, se quedan en las palabras. La Unión Europea amenaza con cortar las ayudas al mismo tiempo que Arabia Saudita asegura que las compensará. El jefe de la diplomacia saudí ya advirtió: “Aquellos que anunciaron el congelamiento de la ayuda a Egipto o amenazan con hacerlo deben saber que la nación árabe e islámica, con los recursos de que dispone, no dudará en aportar su ayuda”. Europa está, en suma, entre las buenas intenciones y la realidad. Su escaso peso específico no le permite jugar un papel preponderante, tanto más cuanto que, en el decisivo plano militar, la contribución europea resulta delgada: 190 millones de dólares entre 2009 y 2001.
La suma es mínima comparada con los 1300 millones de dólares anuales de ayuda militar proporcionada por Estados Unidos. La suma norteamericana cubre el 80 por ciento de los gastos en material del ejército egipcio. Washington exigió por ahora que se levantara el estado de emergencia y sólo suspendió, a modo de sanción, una serie de maniobras militares conjuntas. En concreto, nada. En realidad, la ayuda militar que Washington le proporciona a Egipto es esencial para la seguridad de Israel. Ese dinero es, de hecho, el garante de la estabilidad de los acuerdos firmados en 1979 entre Israel y Egipto.
Europa decidirá este semana si sigue el camino propuesto por Francia, que consiste en cancelar toda la ayuda que se le concede a Egipto, o si adopta un perfil a mitad de camino. “Las demandas de democracia y libertades fundamentales de la población egipcia no pueden ser ignoradas, y mucho menos borradas con sangre”, dijeron Barroso y Van Rompuy en su comunicado. Demasiado tarde. Con la represión contra los Hermanos Musulmanes, el régimen egipcio también arrasó los sueños de democracia sembrados en la plaza Tahrir durante la caída del dictador Hosni Mubarak. La represión del ejército contra los Hermanos Musulmanes dejó más muertos en cinco días que las cinco semanas que duró en 2011 la caída de Mubarak: 1000 civiles muertos en cinco días contra 848 entre el 25 de enero y el 11 de febrero de 2011, fecha final del régimen de Mubarak.
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