Rusia, el aliado más poderoso del presidente sirio, le pidió que cooperara con los inspectores de la ONU, aunque no descartó que el ataque fue de los rebeldes. Pero Estados Unidos y Europa responsabilizan al presidente Assad.
› Por Kim Sengupta *
El régimen de Bashar al Assad ha sido acusado por los líderes de Occidente ayer de ser responsable de la masacre de 1300 personas con armas químicas. Rusia, el aliado más poderoso del presidente sirio, le pidió que cooperara con los inspectores de la ONU, pero también afirmó que el ataque puede haber sido llevado a cabo por los rebeldes. Mientras, surgió que los altos miembros de la administración estadounidense se han reunido en la Casa Blanca para discutir la posible respuesta a la masacre en Ghouta, un suburbio oriental de Damasco, con opciones que incluyen lanzamientos de Tamahawk y una campaña aérea más sostenida.
Sin embargo, no es probable ninguna acción inmediata ya que hay divisiones dentro del liderazgo militar y diplomático. El presidente de los jefes de Estados Conjuntos, general Martin Dempsey, permanece acérrimamente opuesto a una intervención armada, mientras otros, incluyendo a Susan Rice, la representante de la ONU, ha estado presionando por medidas que envíen un inequívoco mensaje al régimen de Damasco.
Con más imágenes gráficas y filmaciones espeluznantes que aparecen sobre las muertes, el creciente consenso es que se usaron armas químicas y Estados Unidos y los Estados europeos occidentales responsabilizan al presidente Assad. Barack Obama, quien en el pasado declaró que el uso de armas de destrucción masiva significa cruzar una línea roja, dijo: “Lo que hemos visto indica que esto es claramente un hecho de gran preocupación. Esto es algo que va a requerir la atención de Estados Unidos”.
William Hague, el canciller británico, sostuvo: “La única posible explicación a lo que hemos podido ver es que fue un ataque químico. De manera que creemos que esto es un ataque químico a gran escala llevado a cabo por el régimen de Assad. Las posibilidades de que los rebeldes hayan perpetrado el ataque para incriminar al régimen”, agregó el canciller, “son mínimas”. Hague habló por teléfono ayer con el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y con el canciller ruso, Sergei Lavrov, así como con Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, enfatizando que los inspectores deben llegar al área afectada tan pronto como sea posible.
La demora prolongada imposibilitaría la recolección de evidencia viable y, si esto sucede, el Reino Unido tiene la intención de llevar de vuelta el tema al Consejo de Seguridad. Un vocero de la ONU dijo que Ban estaba profundamente preocupado por los informes del ataque. Espera recibir una respuesta positiva sin demora. La representante del desarme, Anela Kane, estaba en camino a Damasco para presionar al régimen para que los inspectores tengan acceso a las áreas afectadas. La oposición dijo que estaba tratando de trasladar a los sobrevivientes a lugares más seguros donde podrián recibir tratamiento.
El Ministerio ruso de Exterior afirmó en una declaración que un cohete casero cargado con agentes químicos no identificados fue usado en el ataque, que probablemente fue una provocación por parte de la oposición para implicar al presidente Assad. Pero el Kremlin no ofreció más detalles para apoyar el cargo. El viceprimer ministro sirio, Qadri Jamil, vio una mano extranjera en esto, ya que ningún sirio puede hacerle esto a otro sirio. En su versión de los hechos, los activistas de la oposición dijeron que los primeros cohetes cargados con agentes tóxicos fueron disparados desde un puente en la autopista de Damasco a Homs y otros fueron lanzados desde la fábrica Sironex, en el distrito Qabun de la capital.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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