EL MUNDO › CRISIS EN EL GOBIERNO ITALIANO POR LA RENUNCIA DE CINCO MINISTROS DEL PDL
Todo sucedió como siempre ha ocurrido desde que Il Cavaliere ha tenido el poder político o la posibilidad de ser determinante en política como para imponer su voluntad y cubrir todas sus matufias. Letta buscará apoyo parlamentario.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Silvio Berlusconi quiso presentar la renuncia de sus cinco ministros el sábado, como el símbolo de su compromiso con el pueblo que lo ha votado, como el repudio drástico a una medida antipopular, el aumento del IVA. Y dice que él no va a seguir apoyando al “gobierno de los impuestos”. Pero en realidad todo sucedió como siempre ha ocurrido desde que Il Cavaliere ha tenido el poder politico o la posibilidad de ser determinante en política como para imponer su voluntad y cubrir todas sus matufias. Pero claro, presentando siempre los hechos como si lo hiciera pensando en el pueblo que lo vota. Y hasta el propio Letta reconoció esto al decir que Berlusconi atacaba al gobierno “sólo para cubrir sus asuntos personales”. El problema de Berlusconi es que el 15 de octubre, días más, días menos, perderá su escaño en el Parlamento y deberá cumplir su condena a un año de arresto domiciliario o haciendo un servicio social por la pena definitiva a cuatro años (luego reducidos a uno por varias amnistías precedentes) que le infligió la Corte Suprema por el delito de fraude fiscal en el caso Mediaset.
Según sectores económicos de Italia, el aumento del IVA era inevitable luego de que por presión de Berlusconi y de su partido, El Pueblo de la Libertad (PDL), el gobierno de Enrico Letta se viera obligado a eliminar otro impuesto, el IMU, sobre los inmuebles. Y el dinero de los impuestos le sirve al Estado para equilibrar un poco sus cuentas y encontrar soluciones a la infinidad de problemas que hoy padece la población, desde la desocupación a los pagos que debe y no puede hacer el Estado a sus acreedores, acrecentando así la inestabilidad de las empresas y de sus obreros, entre muchas otras cosas. Cuatro años de crisis económica y de recesión no han pasado en vano. Y lo más increíble es que Berlusconi –que con sus gobiernos preparó el terreno para que la crisis importada de Estados Unidos en 2009 fuera más profunda de lo que podía haber sido– quiere presentarse ahora como el salvador de la patria.
Después de los hechos del sábado, el panorama no se presenta tan claro como Berlusconi querría. Es decir, no necesariamente el gobierno caerá y no necesariamente habrá elecciones inmediatas. Anoche se reunieron por primera vez el presidente Giorgio Napolitano y Enrico Letta, dado que, como impone la tradición, el primer ministro debe informar oficialmente al presidente de la república que luego comenzará una serie de consultas para ver si es posible formar un nuevo gobierno. “Estamos ante una fase complicada. Trataré de ver las posibilidades de proseguir con la misma Legislatura”, dijo el presidente Napolitano, dando a entender que hará lo posible por no llamar a elecciones. Ayer había dicho además que quería que el Parlamento aprobara dos leyes antes de llamar a elecciones, la ley de estabilidad (una ley que contiene numerosos aspectos, desde impuestos hasta cuestiones relativas a la mafia y al comercio de medicinas, entre otros) y una nueva ley electoral. Luego del encuentro de Letta y Napolitano –que duró una hora y media– trascendió que el primer ministro se presentará el miércoles ante el Parlamento para pedir un voto de confianza. “No tengo intenciones de gobernar a toda costa. Es necesario un voto de confianza para seguir adelante”, dijo Letta.
Pero el panorama no aparece tan claro ni siquiera para el PDL, porque la renuncia de los ministros desató las iras de varios de sus componentes por primera vez. Maurizio Cicchitto, uno de sus más tradicionales dirigentes, se sorprendió por la medida. “La decisión de hacer caer el gobierno no puede ser tomada por un restringido grupo de dirigentes del PDL”, dijo. Y agregó que Berlusconi “no tiene necesidad de extremistas que en ocasiones cruciales hablan con un lenguaje de extrema derecha”. Y con Cicchitto otros cuatro o cinco dirigentes –incluidos algunos ex ministros– del PDL han manifestado su desacuerdo.
Qué sucederá en la pobre Italia, que ha vuelto a caer en el caos, es la pregunta que no sólo se hacen los políticos y la gente común, sino también los mercados internacionales y los gobiernos europeos. Mientras tanto, Enrico Letta recibió ayer una llamada de solidaridad del presidente francés François Hollande. Pero esto no basta. En Italia, tanto Izquierda, Ecología y Libertad (izquierda) como el centro del ex primer ministro Mario Monti, y por supuesto los exponentes del Partido Democrático, el partido de Letta, están dispuestos a buscar todas las posibles alianzas para que el gobierno pueda seguir adelante, aun sin el PDL. Se habla también de que algunos exponentes del polémico Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo podrían estar abiertos a la posibilidad de un gobierno provisorio que tome algunas medidas fundamentales para el país. Pero Grillo no quiere saber nada de eso. Quiere elecciones ahora, porque piensa que así, luego del desengaño del gobierno Letta, las ganará su movimiento.
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