EL MUNDO › ENFRENTAMIENTOS ENTRE MANIFESTANTES Y LA POLICíA EN RíO DE JANEIRO
La marcha había sido convocada en solidaridad con los docentes en huelga, pero los enfrentamientos fueron protagonizados por un grupo de anarquistas. Hay siete heridos, entre ellos cuatro policías.
Una marcha en apoyo a los maestros en huelga de Río de Janeiro, que reunió a más de 10.000 personas, terminó ayer por la madrugada con enfrentamientos entre la policía y anarquistas enmascarados, que dañaron edificios del centro de la ciudad brasileña. La manifestación comenzó en la tarde y la presencia de la policía fue discreta. Pero, entrada la noche, cuando los manifestantes llegaron al Concejo Municipal, se registraron los primeros focos de violencia. En San Pablo, una manifestación en apoyo a las acciones en Río terminó también en enfrentamientos. Siete personas quedaron heridas, entre ellas cuatro policías, informó el diario O Estado de Sao Paulo. Once personas fueron arrestadas, una de ellas menor de edad, pero quedaron en libertad poco después por falta de pruebas para levantar cargos.
Un colectivo fue incendiado en el medio de una transitada calle, se atacaron kioscos y se destruyeron los vidrios de varios bancos, de los que incluso se extrajeron sillones para usarlos como barricadas. El batallón de choque de la policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos. Las calles del centro de Río parecían haber sido escenario de una batalla, entre los edificios dañados, la basura quemada y el gas de las bombas.
Los manifestantes asaltaron y voltearon una patrulla sobre la calle, quemaron basura y destruyeron igualmente agencias bancarias y tiendas. Unos 200 enmascarados del grupo anarquista Black Blocs –en principio fueron unos 50 los que acompañaron la marcha de maestros– trataron de invadir el edificio del Concejo Municipal de Río de Janeiro, lanzando bombas improvisadas contra la fachada y quemando basura en la calle. No había policías reforzando la vigilancia del edificio público y al momento de la agresión sólo habían 20 guardias municipales, que no portan armas. La policía, que después pidió apoyo al batallón de choque, respondió con gases lacrimógenos.
La manifestación había sido convocada a través de las redes sociales para apoyar una huelga de maestros de escuelas públicas, que comenzó hace más de dos meses en reclamo de mejoras salariales y plan de carrera. Según el sindicato de maestros, asistieron 50.000 personas a la protesta, aunque la policía informó que fueron 10.000.
La marcha se realizó bajo la consigna “¡Fuera Cabral y Eduardo Paes!” –en referencia a Sergio Cabral, gobernador del estado de Río, y Paes, alcalde de la ciudad– hasta el Concejo Municipal en la plaza Cinelandia.
Frente al ayuntamiento, un grupo de indígenas encendió una fogata, mientras grafiteros escribieron en la fachada en letras rojas: “+ libros y - bombas” , en referencia a los gases lacrimógenos dispersados en otras manifestaciones por la policía.
La huelga de maestros de las escuelas primarias, administradas por el municipio, comenzó hace 53 días en rechazo a un plan de carrera y de salarios, que según el sindicato beneficia sólo al 7 por ciento de sus afiliados, que trabajan 40 horas a la semana en la misma escuela. En la actualidad, un profesor gana 25 reales (11,3 dólares) la hora. A las escuelas públicas van los niños de los sectores más pobres de la población y los sueldos de los profesores son muy bajos, denuncian los sindicatos. Los estudiantes de las clases sociales más altas asisten generalmente a colegios privados. Pese al incidente, las autoridades de Río subrayaron que respetan a los maestros municipales y que estarán siempre abiertas al diálogo democrático.
Las protestas volvieron con fuerza a Brasil, luego de la ola de manifestaciones ocurrida en julio. Los centros de San Pablo y Río de Janeiro amanecieron ayer con grandes destrozos, sobre todo en edificios públicos y bancos. En Río, el Consulado de Estados Unidos fue apedreado el lunes por manifestantes. A diferencia de las manifestaciones previas, esta vez no reclamaron mejores servicios públicos, sino que apoyan la huelga de profesores, fuertemente reprimidos por la policía. El gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, declaró que el vandalismo superó los límites y afecta a las manifestaciones legítimas. “Es inaceptable. Todos serán identificados y responderán por esos hechos”, declaró.
Los que se enfrentaron con las fuerzas policiales fueron algunos encapuchados que se habían infiltrado en la protesta a fin de crear caos durante la marcha anunciada como pacífica. No obstante, varios medios de comunicación, tras identificar a los encapuchados, aseguraron que el motivo de la presencia de estas personas era la desmilitarización de la policía brasileña y la renuncia del gobernador Cabral, así como expresar su rechazo al excesivo uso de la violencia para dispersar las manifestaciones y mitines en esta ciudad.
Un grupo de trabajadores municipales de Río de Janeiro comenzó a trabajar ayer por la mañana en la reparación de los daños que dejó la protesta.
Los operarios de la Compañía Municipal de Limpieza Urbana (Comlurb) y de la Secretaría Municipal de Conservación (Seconserva) tardaron varias horas en limpiar los destrozos que dejó la manifestación en el centro de Río de Janeiro, según indicó la estatal Agencia Brasil. Un local de telefonía y cuatro sucursales bancarias fueron saqueadas y destruidas, a lo cual se sumó la destrucción de mobiliario urbano como tachos de basura, teléfonos públicos y señales de tránsito.
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