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› OTROS CUATRO MUERTOS DE EE.UU. EN IRAK
Que pase el que sigue
Mientras el Pentágono prepara una nueva rotación de fuerzas, cuatro soldados norteamericanos fueron muertos ayer en dos nuevos ataques de la guerrilla iraquí en la zona donde más opera.
Pese a la euforia norteamericana por la muerte esta semana de los hijos de Saddam Hussein, la sangría de fuerzas estadounidenses en Irak prosigue. Cuatro soldados norteamericanos murieron y al menos dos más resultaron heridos ayer por dos acciones de la resistencia a la ocupación en Irak. La continuación de los ataques guerrilleros, junto a la novedad de 13 nuevos arrestos practicados por las fuerzas estadounidenses el viernes, se produce en la misma semana en que el Pentágono decidió alterar sus planes de despliegue de tropas en Irak en respuesta a las difíciles condiciones bélicas en el territorio.
El primer ataque se produjo por la mañana, cuando tres soldados estadounidenses murieron y otros cuatro resultaron heridos durante un ataque con granadas al norte de Bagdad. Ese ataque de la guerrilla iraquí ocurrió hacia las 11 de la mañana hora local en Babah, una localidad ubicada 60 kilómetros al noreste de Bagdad dentro del llamado “triángulo sunnita”, que concentra la mayoría de las emboscadas contra las fuerzas de ocupación norteamericanas y donde los saddamistas tienen su principal base de apoyo. Los soldados, pertencientes a la 4ª División de Infantería del ejército de Estados Unidos, custodiaban un hospital infantil en el momento de la agresión, informó el Comando Central (Centcom) estadounidense en un comunicado. El segundo ataque, con un muerto y dos heridos, y realizado con armas cortas, granadas y “posiblemente un artefacto explosivo improvisado” (de acuerdo con el Centcom) fue contra un convoy que se trasladaba por la autopista 10, cerca de la ciudad de Abu Ghuraib. Tras el ataque, los soldados, pertenecientes a una unidad de ingeniería dependiente de la 3ª División de Infantería, fueron llevados al Hospital de Apoyo de Combate número 28, donde uno de ellos murió.
Con los ataques de ayer, ascendió a 48 el número de soldados estadounidenses muertos en combate en Irak desde el 1º de mayo, fecha en que el presidente George W. Bush anunció el fin de las grandes operaciones militares en ese país. Estados Unidos mostró esta semana los cadáveres de los herederos de Saddam, con la esperanza de que su muerte debilitara la creciente resistencia que enfrentan sus fuerzas de ocupación en Irak. Quince soldados norteamericanos murieron en los últimos ocho días, incluyendo nueve desde que los hijos del ex presidente iraquí Saddam Hussein, Uday y say, fueran abatidos en Mosul, al norte de Irak, el martes pasado.
Tras la captura o muerte de 37 de los 55 dirigentes más buscados del depuesto régimen iraquí, se han multiplicado las operaciones de búsqueda de cuadros medios del antiguo partido único Baaz. Un informante facilitó el arresto de 13 personas, entre ellos varios guardias personales de Saddam, durante una incursión en Tikrit el viernes, y el general Tommy Franks, ex comandante del Centcom durante la guerra, se atrevió a predecir esta semana que los días de Saddam mismo vivo o en libertad estaban contados. Pero las tropas manifestaron públicamente su enojo ya en julio cuando supieron que su misión se prolongaría. Un militar incluso reclamó la dimisión del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y en EE.UU. el descontento ganó también a las familias de los soldados. El Pentágono reaccionó velozmente y anunció esta semana una importante rotación de tropas estadounidenses en Irak de aquí al 2004. De esa forma, la 3ª División de Infantería, punta de lanza de los combates que derrocaron al régimen iraquí, será parcialmente reemplazada por efectivos de la 82ª División Aerotransportada de infantería ligera. Estas rotaciones no afectarán el número total de efectivos desplegados en Irak, que ronda los 160.000.
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