EL MUNDO › EL DEMóCRATA BILL DE BLASIO SE IMPUSO EN LA VOTACIóN PARA ELEGIR ALCALDE DE LA GRAN MANZANA
Con el voto de las minorías, De Blasio se convertirá en el primer alcalde demócrata de la ciudad en casi dos décadas, después de tres mandatos consecutivos de Michael Bloomberg (2002-2013) y dos de Rudolph Giuliani (1994-2001).
El candidato demócrata Bill De Blasio ganó ayer la alcaldía de Nueva York. Superó a su rival republicano Joe Lhota, tal como lo pronosticaba la mayoría de las encuestas. Al cierre de esta edición, las encuestas en boca de urna daban un 57,6 por ciento a De Blasio y un 41,2 a Lhota, marcando una tendencia irreversible. De esta forma, De Blasio se convertirá en el primer alcalde demócrata de la ciudad en casi dos décadas, después de tres mandatos consecutivos de Michael Bloomberg (2002-2013) y dos de Rudolph Giuliani (1994-2001). Su campaña se centró en las desigualdades económicas y sociales y buscó captar el voto de las minorías –latinos y afroamericanos, principalmente–, gracias al cual aseguró su triunfo.
Uno de los primeros en votar fue Bloomberg, quien ejerció su derecho en una escuela pública, en la zona del Upper East Side de Manhattan, pasadas las 7.40 hora local. “Es realmente importante que salgan a votar. La gente se queja, pero si no votás no tenés derecho a quejarte”, dijo Bloomberg, quien después de depositar su voto no quiso hacer público por qué candidato se decidió, manteniendo el hermetismo que desplegó a lo largo de la campaña.
El demócrata fue a votar media hora más tarde de lo anunciado, después de que su hija viajara por sorpresa para acompañarlo durante la jornada electoral. “No me he quedado dormido. He recibido una visita sorpresa de mi hija”, dijo De Blasio a las puertas de la biblioteca de Park Slope, en el barrio de Brooklyn, donde ejerció su derecho al voto pasadas las 9.40 hora local. “Es una mañana extraordinaria para mí. Ha sido un camino largo para llegar hasta aquí. Es realmente emocionante”, agregó.
Por su parte, Lhota acudió a votar en el centro de Brooklyn e intentó mostrarse optimista y confiado hasta último momento. “Para nada me siento desalentado. Ahora estoy trabajando en mi discurso de la victoria”, había expresado a una radio local, desde donde cargó contra su contrincante por apoyar políticas que en el pasado llevaron a la ciudad a tener 2000 asesinatos al año, según había explicado. “Estoy muy contento y me siento optimista hoy (por ayer). Todo lo que he hecho durante la campaña es lo que quería hacer”, aseguró el republicano,
La posición de De Blasio contra su antecesor, el multimillonario de Wall Street Michael Bloomberg, que gobernó la ciudad durante 12 años, le permitió captar un apoyo histórico entre los votantes. Algunas encuestas le adjudicaban un 68 por ciento de respaldo de durante la campaña. Este demócrata que dirigió la campaña de Hillary Clinton al Senado se presentó ante el electorado como el único con los pantalones para romper con los años de Bloomberg, a quien ataca por ser un millonario elitista que gobernó para los ricos y defendió vehementemente al sector financiero, inclusive después de la crisis de 2008.
De Blasio aseguró que quiere acabar con la llamada historia de dos ciudades, en la que mientras 400.000 millonarios dicen que Nueva York es su hogar, la mitad de sus habitantes se acerca a la línea de pobreza, destacó. Este discurso fue suficiente para hundir en las encuestas al candidato republicano. “El pueblo quiere cambio, quiere que ésta sea una ciudad donde todos vuelvan a tener una oportunidad. Necesito la ayuda de todos ustedes”, dijo De Blasio durante el cierre de campaña.
El alcalde electo se dirigió durante la campaña a la comunidad latina, que suma el 30 por ciento de los 9,2 millones de habitantes de la Gran Manzana. “Necesito la ayuda de todos ustedes mañana”, dijo en perfecto castellano De Blasio, durante un acto realizado el lunes en las puertas de la alcaldía de Nueva York, donde los principales líderes hispanos de esta ciudad le expresaron su apoyo. Para los 2,3 millones de latinos que viven en la ciudad, la llegada de De Blasio a la alcaldía debería ser beneficiosa, ya que él tiene con sensibilidad por América latina, que habla español y conoce la región.
Desde muy joven, De Blasio se mostró partidario de las políticas sociales de izquierda. En 1988, por ejemplo, viajó a Nicaragua para apoyar a los sandinistas y un año después militó en la campaña demócrata de David Dinkins, el primer alcalde negro de la ciudad. Casado con la poeta y activista feminista Chirlane McCray, con la que tuvo dos hijos –Chiara y Dante–, De Blasio considera a Cuba antidemocrática, pero a la vez alaba sus políticas sociales, en particular su sistema de salud.
El demócrata prometió subir los impuestos a los que ganen más de 500.000 dólares por año, financiar centros infantiles gratuitos, salvar los hospitales públicos y darles una identificación a los inmigrantes indocumentados. Estas propuestas se oponen a lo hecho durante la gestión de Bloomberg, un hombre que hizo buena parte de su fortuna de 31.000 millones de dolares con una agencia de noticias financieras dirigida a los financistas de Wall Street. Reelecto en dos oportunidades, el todavía alcalde de Nueva York califica a De Blasio de populista que promueve la lucha de clases y el racismo.
Con su creciente popularidad, De Blasio reemplazará a uno de los alcaldes más emblemáticos de Nueva York, quien por ley sólo puede ocupar el puesto en tres períodos. Republicano moderado que equilibró el presupuesto de 72.000 millones de dólares de la ciudad y que apoya el aborto, el matrimonio igualitario y el control armamentístico, Bloomberg es considerado uno de los precandidatos republicanos con más posibilidades para disputar la Casa Blanca en 2016.
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