Sáb 09.11.2013

EL MUNDO  › UN EQUIPO DE PERITOS EXTRANJEROS Y NACIONALES DETERMINO QUE NO HUBO ENVENENAMIENTO

Dictaminan que Neruda murió de cáncer

A pesar de la conclusión del equipo de expertos, el juez del caso dijo que aún no se puede cerrar la causa porque restan algunas diligencias. Un familiar del poeta pidió un examen toxicológico para buscar rastros de gas sarín.

› Por Christian Palma

Desde Santiago

A escasos días de perpetrado el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, la salud del poeta Pablo Neruda se quebrantó al ver los crímenes que la incipiente dictadura ya ejecutaba. Hasta su hogar en la costa, en la pequeña Isla Negra, llegaron los milicos a allanar su casa favorita. Su viejo y cansado cuerpo no dio más y debió ser trasladado a la prestigiosa clínica Santa María en Santiago, donde finalmente murió. Según los médicos que lo atendieron, el deceso del poeta comunista de debió al cáncer de próstata que padecía. Nadie puso en duda esta versión hasta que Manuel Araya, el chofer y amigo del poeta, aseguró que fue asesinado por agentes del régimen militar del cual Neruda era un duro opositor y un posible foco de descrédito a nivel internacional, dada la fama del Premio Nobel. Tal declaración determinó que el juez Mario Carroza abriera –a mediados de 2011– una investigación a raíz de la querella presentada por el Partido Comunista.

Después de varios meses de trabajo, el equipo de peritos extranjeros y nacionales que analizó los restos de Neruda, determinó ayer que el deceso del poeta se debió al cáncer y no a la acción de los agentes de Augusto Pinochet. Tal conclusión fue entregada por el director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos, junto a los expertos que llevaron a cabo los estudios al juez Carroza.

“Se confirma por diversas técnicas complementarias entre sí la existencia de lesiones metastásicas diseminadas en varios de los segmentos del esqueleto, en justa correspondencia con la enfermedad por la que estaba siendo tratado el señor Pablo Neruda, fallecido el día 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María de la ciudad de Santiago”, señaló.

El perito agregó que “los análisis toxicológicos efectuados en los restos óseos del señor Pablo Neruda acreditan la presencia de sustancias derivadas de productos farmacéuticos para el tratamiento de enfermedades cancerosas, específicamente de cáncer de la próstata, que eran empleados en la época en que se produjo el fallecimiento”.

Finalmente, el informe determinó que “no se han encontrado agentes químicos relevantes que pudieran relacionarse con el desenlace de la muerte del señor Pablo Neruda, y no se ha encontrado evidencia forense alguna que permita establecer una etiología médico-legal por causas no naturales en la muerte del señor Pablo Neruda”.

A pesar de que en el examen de los restos participaron cinco especialistas del SML, cuatro expertos de la Universidad de Chile y cuatro extranjeros, el juez Carroza dijo que aunque los exámenes son concluyentes, “aún no se puede decir si a Neruda lo mataron o no”, descartando con ello el cierre del expediente del caso. “Los antecedentes que están recogidos en el informe serán adjuntos al expediente y van a quedar a disposición de los abogados para que se hagan las observaciones; si se da la posibilidad de otras pericias, también es factible”, afirmó.

En este escenario aseguró que “estamos abiertos a todas las posibilidades que la ciencia nos permite”. Por ello, “hay que analizar todas las partes primero. Si es necesario, todo se va a hacer; y si hay dudas, no se va a cerrar el expediente”, insistió.

Por otra parte, el sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, aseguró que “la investigación debe continuar. Este es un primer informe, pero faltan otros informes, hay tecnologías nueva”. Reyes añadió que no hay dudas de que terceras personas están involucradas en la muerte del poeta y que pedirán nuevas diligencias. “Efectivamente, éste es un primer detalle respecto del contenido de los peritos, pero que dan mucho y seguiremos con otra perspectiva de averiguar de qué murió Pablo Neruda. Falta todavía hacer un examen, no hay la menor duda de que en Neruda alguien se interfirió en su muerte. Va a iniciarse recién un segundo paso de la investigación, no está aún la prueba de ADN.”

En tanto, el abogado querellante, Eduardo Contreras, aseguró que aún falta la pericia toxicológica para analizar existencia de gas sarín, el cual desaparece del cuerpo luego de un cierto tiempo.

“Lo que hemos recibido parcialmente es una demostración del interés nacional e internacional; nos parece que efectivamente es un paso muy importante y significativo, y esto busca establecer la verdad histórica”, dijo el abogado.

A su juicio, “son las pericias médicas que ellos mismos ponen en duda porque han pasado muchos años, hay elementos que desaparecen como el gas sarín. El caso no se cierra hoy día, vamos a solicitar nuevas muestras”. Estas mismas dudas son las que han perseguido por 40 años a Manuel Araya, de 66 años. En esa época, y tras una orden del Partido Comunista, fue designado como su chofer y asistente personal.

Según su relato, los agentes de Pinochet aprovecharon un descuido en la custodia montada en torno del poeta para aplicarle una inyección que le causó la muerte a las pocas horas. “El 23 de septiembre (de 1973), nosotros, con Matilde (Urrutia, la tercera esposa de Neruda), salimos de la clínica Santa María a buscar las pertenencias que iba a llevar a México el día 24.”

Estaban en Isla Negra cuando recibieron un llamado de Neruda a las cuatro de la tarde. “Nos dice que entró un médico y le puso una inyección en el estómago, y que se sintió con mucha fiebre de inmediato.” Tras la llamada, regresaron enseguida a Santiago. “Cuando llegamos a la clínica, encontramos a Neruda enrojecido. Voy al baño a mojar una toalla para ponerle en el estómago y ahí un médico me dice: ‘Usted como secretario privado de Pablo Neruda tiene que ir a comprar un remedio que en la clínica no está’. Salgo de la clínica, y en las cercanías me interceptan dos autos. Se bajan dos hombres con armas en las manos que me dicen: ‘Así que tú eres el secretario privado de Neruda’, me pegan y me detienen.” Cuatro horas después, Neruda moría en la clínica, sin alcanzar a viajar a México.

“Neruda me había dicho: ‘Me voy a México, compañero, y en México voy a pedir ayuda al mundo para derrocar a Pinochet. En tres meses lo voy a derrocar. Voy a pedir ayuda a los gobiernos, a los intelectuales’”, contó Araya como una de las razones para eliminar al poeta, una de las más grandes plumas nacidas en este lado del mundo.

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