EL MUNDO › ARRANCA UNA SEMANA DE MANIFESTACIóN EN ITALIA EN OPOSICIóN A LA POLíTICA ECONóMICA
La protesta apunta principalmente a la ley de estabilidad, un proyecto cuestionado por los sindicatos que reclaman apoyo al consumo. Un caso de corrupción agudiza el descontento social.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Italia se prepara para una semana de batalla. No sólo las centrales sindicales realizarán huelgas y marchas en todo el país contra las medidas económicas del gobierno, sino que los datos que están saliendo poco a poco sobre uno de los escándalos de corrupción más increíbles en el servicio público de micros y subtes de Roma han desatado tal rabia e indignación entre los habitantes de la Ciudad Eterna que algunos temen actos de violencia.
En esta huelga, convocada por las tres centrales sindicales CGI-CISL-UIL, cada sindicato parará por lo menos cuatro horas (hay algunos que lo harán durante ocho). Pero cada ciudad hará su huelga y su marcha en distintos días de esta semana hasta el 15 de noviembre, jornada en la que se llevará a cabo la gran manifestación nacional en Milán (norte del país y corazón económico-financiero de Italia). La protesta es principalmente contra la llamada ley de estabilidad, un proyecto elaborado por el gobierno del primer ministro Enrico Letta, que contiene todas las medidas económicas que se deberán tomar a partir del año próximo para lograr la reactivación de la debilitada economía italiana.
Prácticamente, la protesta irá subiendo de sur a norte del país. Empezará hoy en la región de Calabria (sur) para seguir luego en la región de Basilicata (centro-sur). El miércoles 13 llegará al Lazio (centro), particularmente a Roma, donde está prevista una gran manifestación. El 14 tocará a otras regiones del norte de Italia y el 15 a Milán. La idea es, dicen los sindicatos a través de un slogan que vienen agitando desde hace días, sensibilizar a la opinión pública y a los parlamentarios sobre varios puntos que hay que cambiar de la ley de estabilidad para “apoyar y sostener el consumo y el desarrollo”. El Parlamento comenzará esta semana a discutir el proyecto de ley de estabilidad propuesto por el gobierno.
El escándalo ATAC –por la compañía pública de transporte urbano de Roma, que comprende ómnibus y subte– es un elemento más que se agrega a todo este descontento. Según las investigaciones, un grupo de administradores de la compañía habría falsificado varios millones de boletos en los últimos años, destinando el dinero conseguido a un fondo “negro”, es decir, no declarado oficialmente, para políticos o partidos políticos. Se supone que más de un partido se benefició de este dinero ilegal y que más de un alcalde de Roma cerró un ojo para no verlo. Esto lo imaginan quienes se preguntan por qué el escándalo, que ya en 2011 había pasado por una investigación de las autoridades financieras, fue dejado de lado y los imputados no fueron dados a conocer. Se habla de un fraude de 70 millones de euros. ATAC depende del municipio de Roma por lo cual son las autoridades del municipio las que eventualmente estarían implicadas. Pero el nuevo alcalde, Ignazio Marino, quedaría excluido porque asumió hace cinco meses.
Pero según noticias publicadas por la prensa italiana, además ATAC habría asumido en los últimos cuatro años de gestión del alcalde precedente, Gianni Alemanno, nada menos que 854 nuevos dependientes, una barbaridad teniendo en cuenta que el municipio de Roma sufre los efectos de la crisis económica del país y que, después de las asunciones, el sistema de buses y de subtes siguió siendo tan pésimo como antes. ¿Quiénes eran los nuevos empleados? Hijos, novias de los hijos, sobrinos, novias de los sobrinos, yernos, cuñadas, ex secretarias, hijo de la ex secretaria, etc., del gerente general y de otros dirigentes de la empresa. Y todo esto ocurrió en plena gestión de un exponente de la derecha neofascista aliado con Silvio Berlusconi como es Alemanno. De ahí que algunos diarios, como el romano La Repubblica, opinen que “el sector neofascista ha sido una pieza fundamental del escándalo ATAC”.
Para comprender mejor el desamparo que sienten muchos ciudadanos al conocer todas estas cosas, es importante ver cuánto peso tiene en general la corrupción en este país. Según el procurador del Tribunal de Cuentas de Italia, Furio Pasqualucci, “en tiempos de crisis como los actuales” el peso de las coimas es tal que “se puede suponer que su impacto social puede incidir en el desarrollo económico del país”. Según el servicio Anticorrupción y Transparencia del Ministerio de las Función Pública, la corrupción suma un total de 50-60 mil millones de euros por año. Otras fuentes dicen que las coimas hacen elevar el costo de las grandes obras en un 40 por ciento. ¿Cómo? El método es simple. Si hay una licitación para la construcción de una carretera, por ejemplo, la gana no el que ofrece el precio más conveniente, sino el que paga más coimas a los que controlan el concurso. Y el dinero para pagar la coima está cubierto por el precio final de la obra, que claramente se encarece.
Según Transparency, un organismo internacional no gubernamental que mide la percepción de la corrupción en todos los países del mundo y construye cada año una escala, Italia se encontraba en el lugar 33 del ranking en 1995, en pleno accionar de la campaña judicial anticorrupción conocida como Manos Limpias. Hoy se encuentra en el lugar número 72, después, entre otras, de Dinamarca (1), Alemania (13), Gran Bretaña (17), Francia (22) y España (30).
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