Lun 02.12.2013

EL MUNDO  › DIALOGO CON EL LAMA THUBTEN WANGCHEN, DIRECTOR DE LA CASA DEL TIBET EN BARCELONA

“Garzón nos ayudó a iniciar el proceso”

El impulsor de las órdenes de detención dictadas por la Audiencia Nacional contra seis altos cargos del gobierno chino explica el largo recorrido que llevó a la Justicia española a atreverse a enfrentar al gigante asiático.

› Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Pese a que en España el silencio judicial sigue cayendo sobre los crímenes cometidos durante el franquismo, una decisión sin precedentes de la Sala 4 de la Audiencia Nacional volvió esta semana a poner al país en la cabecera de la lucha internacional por los Derechos Humanos. Se trata de las órdenes de detención emitidas por la Justicia española el pasado miércoles contra el ex presidente chino Jiang Zemin, el ex primer ministro Li Peng, el ex jefe de Seguridad y responsable de la policía armada Qiao Shi, el ex secretario del Partido Comunista en Tíbet Chen Kuiyuan y la ex ministra de Planificación Familiar Peng Peiyun. Todos ellos fueron imputados por su presunta responsabilidad en el genocidio cometido contra la población tibetana durante la invasión china de 1959, gracias a la denuncia que el Lama Thubten Wangchen, director de la Fundación Casa del Tíbet y miembro del Parlamento Tibetano en el Exilio, presentó hace ocho años en Madrid. Con él conversó Página/12 en Barcelona, donde la fundación tiene su sede, para conocer más en detalle el proceso de una iniciativa única en el mundo.

–Después de ocho largos años de proceso, ¿por qué cree que la Audiencia Nacional decidió finalmente aceptar su demanda?

–Primero hay que reconocer que, si bien es un tiempo relativamente largo para un procedimiento judicial convencional, es bastante rápido para uno que va en contra, ni más ni menos, que del gobierno chino. Yo creo que la Audiencia Nacional admitió la querella por dignidad. A pesar de la presión que ha recibido por parte del gobierno chino y el español, los jueces valoraron la infinidad de pruebas que presentamos y apostaron por la justicia y la verdad como victoria.

–¿El gobierno español presionó a los jueces para que abandonaran la causa?

–Y sí... ¡pobre España, también! Tiene mucho que ver con China económicamente, y como los chinos piensan que son los dueños del mundo, dan órdenes a todos los países.

–¿Ningún otro país presentó denuncia contra el gobierno chino por las masacres en el Tíbet?

–No. España es el primer país del mundo. Ahora acabo de llegar de una gira por Bruselas, París, Amsterdam, Berlín y Londres para explicarles a jueces y parlamentarios el proceso judicial español. Casi todos estaban al tanto y quieren estudiar cómo hacerlo también.

–A usted le aceptaron la querella por ser ciudadano español, ¿verdad?

–Sí, gracias a la misma legislación que ha permitido a España juzgar a Pinochet, por abuso de los Derechos Humanos contra ciudadanos españoles. En 2005 presenté una denuncia por el genocidio de un millón doscientos mil tibetanos durante la invasión china de 1959, entre los que estuvo también mi madre, y me la aceptaron porque soy ciudadano español.

–¿Por qué cree que España, un país que aún no juzgó los crímenes cometidos durante su propia dictadura, se atreve ahora contra China?

–El ex juez Baltasar Garzón nos apoyó muchísimo. En 2005 nos invitó a la Complutense de Madrid para que habláramos sobre las torturas que habíamos sufrido en manos de la policía china, se conmovió y nos ayudó a iniciar el proceso. Durante los años siguientes otros testigos tibetanos han ido a la Audiencia Nacional para explicar sus experiencias y en ese tiempo, también el gobierno chino y el español presionaron a los jueces para congelarlo todo. Pero los magistrados apelaron a la separación de poderes y continuaron.

–¿Cree que el proceso prosperará?

–Yo pienso que sí porque el Poder Judicial es autónomo. Si dependiera del gobierno, esto estaría congelado mañana mismo. Pero los jueces han tomado una decisión después de ocho años de pruebas. De todos modos, para nosotros no es cuestión de ganar o perder. Lo importante es saber que no todo el mundo está detrás del dinero, que hay quienes valoran la Justicia y la verdad. Es un mensaje muy esperanzador también para los tibetanos que están en el Tíbet. Me han llamado y me han dicho que ahora allí todos están hablando de esto. Por lo bajo, eso sí, porque nadie puede expresarse libremente en mi país.

–¿Qué represalias piensa que podría tomar China hacia España?

–Ellos dicen que van a cortar las negociaciones económicas pero creo que será algo temporal, como ha pasado con Inglaterra, después de que el Dalai Lama visitara a David Cameron. Los chinos, entonces, no quisieron recibirlo pero ahora siguen negociando sin problema. Nosotros en esta gira que acabamos de hacer le hemos pedido al primer ministro británico que en su próximo encuentro con el gobierno chino le hable de los Derechos Humanos en el Tíbet y, a la vez, ¡que haga negocio! Los tibetanos no pedimos ni guerra ni sangre ni boicot, no estamos en contra de los mercados, sólo pedimos más derechos humanos, libertad y diálogo con el Dalai Lama.

–Tras conocer la orden de detención de las autoridades chinas, los portavoces del gigante asiático acusaron a los tibetanos en el extranjero de “separatistas”. ¿La querella también tiene relación con el reclamo de independencia?

–Yo ahora soy miembro del Parlamento Europeo en representación del Tíbet, pero cuando he hecho la denuncia no lo era, era un monje normal, ciudadano tibetano y español. Por tanto, no es una querella que venga del gobierno tibetano, sino una denuncia personal.

–Aunque Tíbet quiera la independencia de China...

–Sí, Cataluña y Escocia son un modelo para nosotros, ellos buscan la independencia, el Tíbet también. Pero China no quiere ni mencionar esa palabra, así que el Dalai Lama, para no perder energía, porque sabe que China no va a mover nada, dice: vamos a pedir otra cosa, reclamamos autonomía.

–¿El gobierno catalán los apoya?

–Tenemos buena relación, aquí todos los políticos nos conocen desde hace ya mucho tiempo. De hecho, el Consulado chino suele llamar a la municipalidad para quejarse porque la Casa del Tíbet tiene siempre su bandera nacional colgada afuera, pero el gobierno catalán nos avisa y nos dice “hagan lo que quieran”.

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