Jue 05.12.2013

EL MUNDO  › LLEVó A CHINA UN MENSAJE DE CONFIANZA

Cameron sobreactúa

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

“No hay otro país en Occidente más abierto a la inversión china, más dispuesto a satisfacer la demanda de los consumidores chinos o a impulsar la apertura económica en el G-8, el G-20 o la Unión Europea.” El país en cuestión es el Reino Unido y el emisor del mensaje es el primer ministro británico, David Cameron, que acaba de terminar una gira de tres días al frente de la más importante y nutrida delegación británica de empresarios, académicos y, curiosamente, representantes del fútbol inglés. Cameron no escatimó elogios al presente y futuro de China, una economía que, según sus palabras, “se convirtió el año pasado en la primera potencia comercial del mundo, será el próximo año el más importante importador de bienes y en el curso de este siglo, la más importante economía mundial”.

El primer ministro se reunió con el presidente de China, Xi Jinping, y con el premier Li Keqiang, firmó acuerdos y, muy importante para la suerte de su Partido Conservador, buscó proyectar en el Reino Unido la idea de un gobernante a tono con los tiempos modernos, algo que, en el mundo desarrollado, quiere decir estar con los ojos abiertos a lo que pasa en China, los Brics y otros países llamados emergentes.

“Hemos asegurado acuerdos por más de 6 mil millones de libras para compañías británicas y tuve un diálogo directo con el presidente, con quien estuve más de tres horas. Esto importa para que el Reino Unido sea exitoso en la competencia global”, le dijo el primer ministro a la BBC.

Más allá de la formalidad diplomática y las sonrisas de las fotos y los actos, la respuesta china no fue del todo entusiasta. Un editorial del Global Times, periódico controlado por el departamento de propaganda del Partido Comunista, le advirtió a Cameron que las heridas no estaban cerradas y que el Reino Unido era una potencia de segundo orden. “El gobierno de David Cameron debería entender que el Reino Unido no es una potencia importante para China. Es un viejo país europeo que nos interesa visitar y en el que podemos estudiar. Esta visita no puede ser para nada el fin del conflicto entre China y el Reino Unido”, señaló el editorial.

El conflicto en cuestión viene del encuentro que Cameron y su viceprimer ministro Nick Clegg tuvieron con el jefe espiritual de los tibetanos, el Dalai Lama, en mayo del año pasado. Debido a este encuentro, el viaje de Cameron, que estaba planeado para abril, debió postergarse y sólo después de una larga negociación diplomática se llegó a un acuerdo para realizarlo en diciembre. “Hemos dado una vuelta de página. Esta visita es sobre el futuro de las relaciones”, señaló Downing Street al periódico The Guardian antes de la visita. Traducido al mundo de los hechos, el Reino Unido se abstendría de nuevas manifestaciones sobre el Dalai Lama y la independencia tibetana y China recibiría su delegación y firmaría algunos acuerdos.

Según el Financial Times, los más de 6 mil millones de libras mencionados por el primer ministro son una mezcla de proyecciones y acuerdos ya logrados. El más importante es un compromiso de la automotriz británica Land Rover para suministrar unos cien mil vehículos que serán puestos a la venta en China el año próximo: si se venden, la suma rozará los 4500 milllnes de libras. “Pero más que un acuerdo es una proyección de ventas”, dice el Financial Times.

Otros acuerdos, como la inversión de 80 millones de libras que hará la automotriz china Geely en el Reino Unido, forman parte de un plan ya existente que no tenía mucho que ver con la gira de Cameron. Entre las curiosidades se encuentran los 45 millones anuales de libras en ventas de semen de cerdo británico para la reproducción de sus congéneres chinos y un tratado de coproducción cinematográfica para estimular la cooperación de directores británicos y chinos.

El primer ministro negó que todos estos acuerdos –presentes o pasados– fueran a expensas de la política de los derechos humanos. “No creo que se trate de elegir entre hablar de derechos humanos o de comercio. Yo he hablado de ambos temas”, indicó Cameron. Eso sí, del Dalai Lama, ni una palabra.

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