Lun 09.12.2013

EL MUNDO  › MILES DE UCRANIANOS SE MANIFESTARON EN LA PLAZA INDEPENDENCIA; TAMBIéN LEVANTARON BARRICADAS

La oposición radicaliza sus protestas

Más de cien mil personas pidieron la renuncia del presidente Yanukovich, un llamado a elecciones anticipadas y el acercamiento a la Unión Europea. Tiraron abajo una estatua de Lenin.

El frente opositor ucraniano volvió a copar la simbólica Plaza de la Independencia. Más de 100.000 manifestantes pidieron ayer la renuncia del presidente Viktor Yanukovich, un llamado a elecciones anticipadas y el acercamiento a la Unión Europea, en detrimento de la actual alianza con Rusia. La llamaron la “Marcha del millón”, pero se quedó corta, pese a la tensión que aún domina muchas partes de la capital, Kiev, y del oeste del país, donde sólo se habla ucraniano, a diferencia del este, donde la mayoría también habla ruso, y muchos se sienten más cercanos al Viejo Continente que a Moscú. La policía contó más de 100.000 manifestantes, mientras que los organizadores hablaron de cientos de miles de personas. La hija la ex primera ministra Julia Timoshenko, actualmente en prisión, fue una de las personas que habló ante la multitud y leyó un mensaje de su madre. “No se rindan y no se sienten con ellos a la mesa”, pidió la política de 53 años a través de su hija Yevguenia Timoshenko. Muchos de los manifestantes aseguraron a los medios presentes que se trata de una revolución como la que los mismos grupos pro europeos lideraron hace nueve años contra Yanukovich, el mismo hombre que hoy está en el poder. La llamada Revolución Naranja, dirigida entre otras por Timoshenko, fue un levantamiento popular que cuestionó y logró revertir la victoria electoral del actual presidente, quien era y sigue siendo considerado como un férreo aliado de Moscú. En aquel momento, Yanukovich acusó a las potencias europeas de haber financiado y promocionado esa revuelta. Sin embargo, durante su mandato tuvo algunos acercamientos con Bruselas, aunque nunca puso en peligro su alianza con Rusia.

Esta polarización entre los sectores promoscovitas y los proeuropeos volvió a poner en jaque la estabilidad del país hace unas semanas, después de que el presidente Yanukovich anunciara que suspendía la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE). Según denunció la oposición y más tarde confirmó el gobierno ucraniano, Yanukovich cedió a las presiones de Rusia, que amenazó con suspender toda la cooperación bilateral si firmaba el acuerdo con Bruselas.

La reunión entre el presidente ucraniano y su par ruso Vladimir Putin el viernes pasado enardeció aún más a los opositores, quienes además denunciaron que el Kremlin está intentando sumar a Ucrania en su unión aduanera, que por ahora sólo incluye a Kasajistán y Bielorrusia, otras dos ex repúblicas soviéticas. Oficialmente, se informó que la reunión entre los mandatarios tuvo como prioridad el abastecimiento de gas ruso a precios menores que los del mercado.

Por eso, además de copar la simbólica Plaza de la Independencia, algunas columnas de manifestantes, principalmente simpatizantes del partido nacionalista Svoboda, marcharon por Kiev y levantaron barricadas para bloquear los accesos a la mayoría de los edificios oficiales en el llamado Barrio Gubernamental de la capital. Además, expandieron el campamento de la protesta a la zona gubernamental y a varias avenidas centrales de la capital y también hubo quienes derribaron una estatua de Vladimir Lenin.

Ante el anuncio de la oposición de expandir su protesta a toda la ciudad, el gobierno ucraniano desplegó al menos mil policías antidisturbios alrededor de la sede de la Presidencia, mientras que efectivos de las tropas del Ministerio del Interior rodeaban el edificio de la Rada Suprema (Parlamento). El gobierno también respondió con la apertura de una causa penal, mediante el Servicio de Seguridad de Ucrania, por “acciones dirigidas a la toma del poder del Estado”, delito que, según la Constitución de ese país, va contra la seguridad nacional y puede ser castigado con penas de hasta diez años de cárcel.

La oposición ucraniana, en tanto, calificó de provocación la apertura de la investigación penal por parte de los servicios secretos, mientras que el líder del partido opositor Batkivshina, Arseni Yatseniuk, dijo que el gobierno de Yanukovich se está preparando para declarar el estado de excepción.

Ante la creciente tensión, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, viajará a Kiev esta semana para impulsar una solución política, según informó ayer la Comisión Europea. Dirigentes de la UE y de los gobiernos europeos ya han manifestado su apoyo a los opositores que reclaman el ingreso pleno de su país al bloque vecino.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, habló ayer por teléfono con Yanukovich, a quien le transmitió su preocupación por la situación que se vive en ese país y llamó al gobierno y a la oposición a mantener un diálogo pacífico. Según un comunicado de la ONU, durante la conversación con Yanukovich, Ban señaló que en ningún caso se debe recurrir a la violencia para resolver la crisis generada en Ucrania. Además, el secretario general dio la bienvenida a las garantías del presidente ucraniano de iniciar consultas para calmar la situación.

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