Desde Roma

Los cambios llegaron al Partido Democrático (PD), el heredero del más poderoso Partido Comunista que tuvo Europa en la época de la Guerra Fría. Y por lo que parece podría acarrear no pocos cambios en la vida política italiana y hasta en el gobierno. Al menos eso parece querer decir la elección del actual alcalde de Florencia, Matteo Renzi (foto), como secretario general del PD. Un joven –si se lo compara con la edad de los políticos italianos– de 38 años que en las elecciones primarias de su partido, el domingo, consiguió casi el 68 por ciento de las preferencias (contra el 18 de Gianni Cuperlo y el 14 de Giuseppe Civati, los otros dos candidatos) entre 2,9 millones de votantes en todo el país. Renzi ya se había presentado en otras primarias en 2012, pero en aquella oportunidad la gente favoreció al otro candidato, Pier Luigi Bersani, exponente de la vieja guardia del partido. El se retiró sin guerrilla y siguió su trabajo en el partido desde abajo y siempre como alcalde de Florencia. Ahora no le será fácil convivir con las dos responsabilidades, sobre todo porque la base del partido está en Roma y sus oficinas de intendente en Florencia.

Pero la elección de Renzi ahora, según algunos analistas, quiere decir no sólo que el partido está cambiando, sino que la gente está cambiando y quiere renovar muchas cosas. Un dato esperanzador en una Italia abatida por la crisis económica desde hace al menos tres años. Como también fue esperanzador el hecho de que la gente concurriera a votar, cuando muchos se jugaban la cabeza a que las mesas electorales iban a estar vacías.

“Matteo Renzi ha aplastado en las primarias. El PD ha derrotado la desconfianza poniendo contra las cuerdas a la antipolítica”, escribió Ezio Mauro, director del diario romano La Repubblica, en su columna.

Hay quien dice que Renzi, que tiene un lejano pasado en la democracia cristiana, tiene por eso una visión de conjunto mucho más amplia de la que tienen los que vienen directamente del Partido Comunista. Un dato que en estos momentos de desesperanza y de desocupación puede ser relevante, dado que la mayoría de la población italiana es católica y la democracia cristiana no existe más. Pero esto a su vez podría ser riesgoso para los rumbos que siga el PD, podría desvirtuar sus orígenes o sus principios. Y la llamada que Silvio Berlusconi le hizo, al saber los resultados de las primarias, no ayuda. “Bravo Matteo!, porque has logrado transformar el PD finalmente en un partido social democrático europeo.” Lo que de alguna manera significa que Berlusconi y su Forza Italia ya están pensando en una alianza con Renzi contra el gobierno de Letta.

Para el flamante secretario del PD hay tres o cuatro cosas urgentes, entre ellas recortar el número de parlamentarios, dado que entre las dos cámaras suman más de 900 miembros. Según él, pero también según otros partidos políticos, ése sería un buen modo de hacerle ahorrar al Estado unos cuantos millones de euros anuales. Otro tema fundamental para Renzi y para el PD es la reforma de la ley electoral, teniendo presente además la reciente decisión de la Corte Constitucional que calificó como “inconstitucionales” dos artículos de la vigente ley electoral con la que fue elegido este Parlamento.

Los periodistas le preguntaron además cuál sería de ahora en más su relación con el jefe del gobierno Enrico Letta, que pertenece al mismo partido y si pensaba darle su voto de confianza. “Un voto de desconfianza no está previsto en nuestra agenda. No quiero que el gobierno caiga, sino que trabaje. Con Letta trabajaremos conjuntamente y de modo fructífero”, dijo después de un encuentro con el primer ministro que duró cerca de una hora. “Es la última ocasión que tenemos –había escrito Renzi en Facebook poco después del voto–. Los italianos no nos darán más posibilidades. Cuando millones de italianos van a votar, como ha sucedido, no hay más excusas para nadie. Esta vez el cambio será verdadero.”