Mar 10.12.2013

EL MUNDO  › ACUSAN DE MAL GESTOR AL LíDER PROGRESISTA PETRO

Destituyen al alcalde

La destitución de Gustavo Petro por parte del procurador general desató la molestia no sólo del gobernante sino de los ciudadanos de Bogotá, que exigieron que el ex guerrillero se quede en el poder.

› Por Katalina Vásquez Guzmán

Desde Bogotá

El corazón de Bogotá retumba de gritos. En la Plaza de Bolívar y en el centro es un caos. Los manifestantes llegan a pie, mientras muchos evitan andar por la calle por temor a las protestas. Seis de la tarde. “¡Petro se queda!”, grita la muchedumbre, unas 10 mil personas reunidas a la espera de que el alcalde salte a la tarima y ofrezca su discurso. La destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, por parte del procurador general desató la molestia no sólo del mandatario sino de los ciudadanos que exigen que el ex guerrillero, se quede en el poder. “Violaron mi derecho a elegir”, se lee en los letreros improvisados que hombres y mujeres levantan al mismo tiempo que sus voces.

La conmoción comenzó al mediodía de ayer, cuando el mismo Petro anunció a los medios de comunicación que fue notificado de la decisión del procurador, Alejandro Ordóñez, de destituirlo e inhabilitarlo por 15 años para ocupar cargos públicos. “Cadena perpetua”, dijo el alcalde. “Estamos ante un golpe de Estado en el gobierno progresista de la ciudad de Bogotá”, sentenció. La destitución y persecución contra la carrera de Petro en la Alcaldía estaba anunciada. Desde que subió al poder, el economista fue cuestionado por su gestión, en especial por los supuestos traumas que causó la desprivatización del servicio de recolección de basura que, en palabras de muchos, estaba en manos de “mafias”, empresas privadas corruptas que generaban sendas facturas para escurrir el erario público. En sus primeras declaraciones, Petro se preguntaba: “Con mi destitución, ¿se está mandando un mensaje de que recuperar el poder público es un crimen?”.

La Procuraduría calificó de gravísimas las actuaciones de Petro al implementar un nuevo esquema de aseo en Bogotá en 2013, que causó graves problemas y resultó en la contratación nuevamente de empresas privadas; y ésa fue la razón que esbozó para su destitución.

La legalidad de la decisión del procurador –reconocido por sus posturas ultraconservadoras y en contra de las libertades, como la negación del aborto y del matrimonio Lgbti– es cuestionada, pues el funcionario ejerce un cargo administrativo que en un país democrático con tres ramas del poder (ejecutiva, legislativa, judicial), debe juzgar a sus ciudadanos para tomar tal decisión. La abogada Cecilia López aseguró que la medida viola la Carta Interamericana de Derechos Humanos y coincidió con otros juristas en que Petro no debió ser destituido “si no hay un panorama judicial”. Hay un “sesgo autoritario” en la decisión de Ordóñez, según opinó la investigadora Claudia López. La defensa de Petro aseguró que la Procuraduría no tiene competencia para destituir a un funcionario elegido popularmente, y alega que se está violando el debido proceso.

Los casi 10 mil ciudadanos agolpados en la Plaza de Bolívar señalaban que el derecho de elegir y ser elegido se violó al decidir la destitución. Para Andrea Maldonado, ciudadana bogotana e historiadora, “no debería juzgarse la situación de Petro por ser ex militante guerrillero del M-19, pues todos los pueblos que buscan la paz deben respetar el ejercicio político de personas como Petro, que merece terminar sus años de mandato y cumplir con su plan de gobierno”.

El alcalde –reconocido por impulsar políticas sociales, en defensa de los derechos humanos y a favor de los grupos más vulnerables– pidió solidaridad y movilización en contra de su destitución, y afirmó: “Tenemos que expresarnos; pero de nosotros no puede salir ni un acto de violencia”. Al salir a los balcones del Palacio Liévano fue ovacionado y ofreció un discurso, recordando cómo después de la entrega del M-19 los ex guerrilleros fueron atacados. “Nos fusilaban con las manos sucias del narcotráfico”, dijo Petro para explicar que hoy, desde la política y pacíficamente, la oposición continúa trabajando por el país. “Aquí estamos nosotros, sin una sola arma. Como si se pudiera burlar al pueblo (...). Quiero que los indígenas, los trabajadores, las juventudes y el movimiento agrario salgan a abrazar a Bogotá.” El alcalde, emocionado, dijo que hay que detener el fascismo y que la de ayer no fue una manifestación más. “Aquí comienza un movimiento popular (...). Le tocó a Bogotá ser el inicio de los indignados de Colombia.”

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