El general Pete Shoomaker juramentó ayer como nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense. Shoomaker, ex comandante de las Fuerzas Especiales estadounidenses hasta su retiro en 2000, retomó el servicio para reemplazar al general Eric Shinseki, que hizo público su desacuerdo con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en una variedad de temas. Durante la evaluación de su nombramiento en el Senado, el nuevo jefe dijo que el ejército estadounidense debería tener más de los 480.000 soldados que tiene actualmente en servicio. “Es el hombre que se necesita para conducir el ejército para que continúe con su transformación a fin de enfrentar los desafíos del siglo XXI”, dijo Rumsfeld durante la juramentación. El hecho de que Shoomaker sea un retirado, y encima ex comandante de las fuerzas de elite, da una idea de las resistencias que encuentra Rumsfeld dentro del Ejército para remodelar las Fuerzas Armadas norteamericanas. Pero la subarma a la que pertenece el nuevo jefe también es un indicador de la dirección a que apunta el secretario de Defensa: fuerzas más livianas y ágiles, con un alto grado de letalidad.