EL MUNDO › ENTRE AYER Y HOY SE PLEBISCITA LA NUEVA CONSTITUCIóN
En las urnas el gobierno busca legitimarse tras el golpe de Estado que derrocó a Mohamed Mursi el año pasado. Y parece decidido a obtener la victoria. En un clima de violencia en el país, hubo once muertos.
› Por Alastair Beach *
Un largamente esperado voto por la nueva Constitución de Egipto comenzó con una bomba, continuó con choques que dejaron por lo menos once personas muertas y parece decidido a terminar hoy con una victoria para un gobierno que ha hecho todo lo que ha podido por evitar cualquier otro resultado. El referéndum es ostensiblemente un plebiscito directo para la nueva Carta Magna nacional del país, un documento que reemplazaría a la Constitución redactada bajo el gobierno de los Hermanos Musulmanes en 2012.
El nuevo texto contempla mayores derechos para los ciudadanos, pero también privilegios para el ya poderoso ejército y el aparato del Estado, critican los defensores de los derechos cívicos. Con la votación se quiere legitimar además el golpe de Estado con el que el ejército derrocó el año pasado al presidente Mohamed Mursi, representante de los Hermanos Musulmanes y primer presidente elegido democráticamente en Egipto, cuya gestión provocó manifestaciones masivas. Quizá, más importante es que el referendo –que debe concluir hoy– es visto como un preludio a una apuesta presidencial del general Abdel Fatah al Sisi, el polarizador jefe del ejército, en elecciones más adelante este año.
Robert Springborg, un experto en el ejército de Egipto que reside en Estados Unidos, señaló que creía que el referéndum era poco más que una votación sobre la legitimidad del golpe de Estado del ejército contra la Hermandad el año pasado. Aquellos que hicieron el golpe eran responsables de la Constitución, dijo. Los dos son básicamente inseparables en las mente de los egipcios. El general Sisi mismo parece más y más inclinado a la idea de postularse.
De acuerdo con el sitio web propiedad del diario Al Ahram, Sisi declaró en un reciente seminario militar que si él se presentaba, sería a pedido del pueblo. En declaraciones previas, o bien lo descartaba o parecía mucho más ambiguo. La idea de que el ex jefe de espionaje de Egipto se eleve de líder golpista al palacio presidencial puede horrorizar a los legisladores occidentales. Pero en las calles de El Cairo –que durante tres años han sido eco del sonido de gas lacrimógeno, disparos, vehículos incendiados– hay un amplio apoyo a la movida.
Aboul Fadel Younis, un entrenador deportivo de 58 años, dio una alentadora aceptación cuando se le preguntó como reaccionaría a la presidencia de Sisi. Dijo que el jefe del ejército era “la solución a todo nuestros problemas” –incluyendo el terrorismo, que muchos egipcios están convencidos de que está siendo desplegado contra el Estado por la derrocada Hermandad Musulmana–.
“Este referéndum será el último aliento de la Hermandad”, dijo el entrenador. Younis estaba parado cerca de la escena de la bomba de ayer, que tenía como blanco el Palacio de Justicia en el barrio de gente trabajadora de Imbaba. Nadie resultó herido, pero el ataque le dará credulidad a la opinión que tienen muchos egipcios de que el país necesita un líder fuerte después de años de caos y disturbios. Hubo montones de ataques de militantes a blancos policiales y puestos de control del ejército desde el verano pasado.
Las once víctimas murieron en distintos enfrentamientos entre seguidores del islamista Mursi, por un lado, y policías y detractores del ex mandatario, y reflejaron la polarización social y el precario control del gobierno sobre el país árabe, aún sacudido por el golpe del año pasado y por la dura represión contra sus críticos. La jornada empezó con tensión en El Cairo, que se despertó con la noticia de una explosión en la Corte del Norte de Guiza, en Imbaba. Este incidente caldeó los ánimos de unos ciudadanos que enseguida acudieron al lugar de la explosión para mostrar su rechazo a lo ocurrido y su apoyo a Al Sisi, el jefe del ejército y actual ministro de Defensa que dio el golpe contra Mursi.
El mayor ataque reciente fue una mortífera bomba el mes pasado en la ciudad de Mansoura en el Delta del Nilo, que se la adjudicó un grupo fundamentalista establecido en el norte de Sinaí. Egipto se enfrenta a una muy real amenaza terrorista, pero hasta ahora no hubo una evidencia directa de que la Hermandad estuviera involucrada en tales ataques. Sin embargo, miles de militantes del grupo han sido arrestados y el mes pasado las autoridades egipcias la designaron una organización terrorista. A medida que se formaban las colas de votantes ayer a la mañana, ni una sola persona entrevistada dijo que votaría en contra de la Constitución. Varios dijeron que una de las principales cosas que buscaban era la estabilidad. “Hoy es como un festival”, dijo Ahmad Salahadin, un hombre de negocios de 55 años que estaba en la fila para votar. “Después de hoy, el país podrá seguir adelante de mejor forma.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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