EL MUNDO › HABLó A DER SPIEGEL EL EX ESPíA JAMES HALL
› Por Tony Paterson *
Desde Berlín
Tenía el apodo de superagente Stasi, pero después de pasar un cuarto de siglo en la cárcel por vender datos secretos de Inteligencia estadounidenses a la ex Unión Soviética y a la Alemania comunista, el ex espía James Hall dice que está avergonzado de lo que hizo. Hall, un ex suboficial y analista de Inteligencia del ejército de Estados Unidos, vendió cientos de datos clave de la NSA y códigos secretos a sus jefes de espionaje mientras estuvo en Berlín oriental y destinado en una base militar estadounidense en Georgia durante la Guerra Fría.
Fue recompensado con grandes sumas de dinero en efectivo. Actuando como un agente secreto de la CIA que trabajaba en el gobierno de Alemania oriental, el FBI atrapó a Hall en 1988 tras armar una reunión con un agente de policía que actuaba como un contacto soviético. Una Corte estadounidense lo encarceló durante 40 años después de sentenciarlo por traición y espionaje.
Ayer el semanario alemán Der Spiegel publicó lo que decía era la primera entrevista con el ex espía soviético desde su liberación hace dos años después de cumplir 25 años de su sentencia. El interés en su caso parece haber aumentado a la luz del foco en todo el mundo sobre el denunciante de la NSA, Edward Snowden. La revista rastreó al ahora ex agente de cabello blanco hasta un restaurante no identificado para camioneros de la ruta y dijo que claramente estaba asustado de revelar su domicilio o lugar de trabajo.
Hall le dijo a Der Spiegel que el pedido de entrevista le había dado escalofríos. “No podía dormir. Estaba tan nervioso”, dijo, añadiendo que “no se por qué estoy acá. Si mis clientes descubren quién fui hace años, perderé mi trabajo”. Dijo que, mientras la mayoría de sus colegas en el trabajo habían aceptado que había sido un agente enemigo, dos de ellos todavía se negaban a hablar con el traidor. Uno de los secretos que había revelado era el Proyecto Trojan, una red electrónica mundial que tenía la habilidad de localizar vehículos blindados, misiles y aviones rastreando sus señales emisoras. Después de su captura lo describieron como uno de los más costosos y dañinos violadores de la seguridad en la larga Guerra Fría.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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