EL MUNDO › EN MEDIO DE UN ESCANDALO POR LA APARICION DE UNA AMANTE
La visita del presidente francés François Hollande a Roma, para ser recibido por el papa Francisco en el Vaticano, desató no pocas conjeturas y temores. Hablaron de Siria y Medio Oriente y de otros temas que no revelaron.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Aunque las autoridades policiales insisten en decir que la bomba artesanal que explotó anoche en el centro de Roma sin provocar víctimas y cerca de una iglesia francesa, no estaba dirigida contra él, la visita del presidente francés François Hollande a Roma para ser recibido por el papa Francisco en el Vaticano desató no pocas conjeturas y temores. Los servicios de seguridad incrementaron sus controles. Más de uno bromeó diciendo que la bomba la había hecho poner la primera dama y compañera traicionada por Hollande, Valérie Trierweiler, para vengarse de la relación del presidente francés con la actriz Julie Gayet. Pero por supuesto la broma era realmente sólo una broma, no tenía ningún fundamento real. Madame Trierweiler, de todas maneras, no vino a Roma porque al no estar casada con el presidente su visita no habría sido vista con buenos ojos en el Vaticano.
Durante el encuentro entre los dos Franciscos, que duró 35 minutos, se habló sobre temas de común interés y que tal vez no fueron del todo cómodos para el mandatario francés, que tiene una no fácil relación con muchos católicos de su país, aguerridos opositores, entre otras, de la ley que autorizó el matrimonio de homosexuales en 2013. Pero tanto el Vaticano como Hollande confirmaron que los temas internacionales como la paz en Medio Oriente, fueron una parte importante de las conversaciones, sobre todo teniendo presente la reunión Ginebra 2 organizada por la ONU para conseguir la paz en Siria, y conociendo la posición del papa Francisco en este sentido, ya que en septiembre pasado había organizado en las iglesias de todo el mundo una jornada de ayuno y plegaria por la paz en ese país. Hollande dijo a los periodistas luego del encuentro que transmitió al Papa “el beneplácito por que el Vaticano reciba a la oposición siria, para hacer comprender que la paz se logra mediante una solución política pluralista”. Una delegación siria que traía un mensaje del presidente Bashar al Assad, fue recibida por la Secretaría de Estado vaticana en diciembre.
Ante los periodistas, el presidente francés también se refirió a los inmigrantes que llegan a Europa desde Africa, Asia y Medio Oriente en busca de paz y comida, en especial los que llegan a la isla de Lampedusa que el Papa visitó en julio. “Las palabras pronunciadas por el pontífice en Lampedusa deben ser un llamado a los europeos para que tomen medidas adecuadas para resolver los conflictos y para que la recepción de los refugiados se haga en condiciones humanas”, dijo. El tema de los refugiados que tanto interesa al Papa es una “preocupación en común”, insistió. Dijo además que el pueblo francés respeta mucho “su mensaje de paz, de solidaridad y de justicia” y que la simplicidad con que abordó sus primeros meses de pontificado “ha impresionado a todos sus compatriotas”.
Hollande fue recibido por Francisco en la Biblioteca vaticana, ubicada en el Palacio Apostólico, donde solían vivir los precedentes papas, no donde vive en cambio Francisco. Tapizados y telas renacentistas adornan la Biblioteca. El presidente estuvo acompañado por el ministro del Interior que se ocupa de los asuntos religiosos, Manuel Valls, y un intérprete. En la sala del Tronetto, que antecede la Biblioteca, se hicieron los primeros saludos y las caras de ambos se vieron un poco tensas. Luego pasaron a la Biblioteca para el encuentro privado que continuó después en la Secretaría de Estado vaticana con el arzobispo Pietro Parolin, secretario de Estado, y el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.
Según el Vaticano los encuentros se desarrollaron en una “clima de cordialidad”. Al concluir la reunión hubo intercambio de regalos. Un libro sobre san Francisco de Asís para el pontífice, del que el Papa comentó “es el patrono de los dos”, aludiendo al nombre compartido por ambos. El mandatario francés recibió las medallas del pontificado.
“Tras tomar nota de las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y la República Francesa, se ha reafirmado el compromiso mutuo de mantener un diálogo permanente entre el Estado y la Iglesia Católica y de cooperar de manera constructiva en los asuntos de interés común”, dijo un comunicado vaticano. “En el contexto de la defensa y la promoción de la dignidad de la persona humana, se han abordado algunas cuestiones de actualidad, como la familia, la bioética, el respeto de las comunidades religiosas y la protección de los lugares de culto”.
No se sabe cuán profundas fueron las apreciaciones de ambas partes sobre estos temas porque las comunicaciones oficiales del Vaticano se limitan a menudo a dar solamente los títulos de los temas tocados. Pero se supone que el Vaticano dejó bien sentada su posición, dado que muchos católicos franceses se opusieron a gran parte de las medidas tomadas durante el gobierno de Hollande, como algunas disposiciones sobre el aborto y un proyecto de ley referido al suicidio asistido para los enfermos terminales.
A nivel internacional, continuó el comunicado, se habló de temas como la pobreza y el desarrollo, las migraciones y el medio ambiente, pero también de los conflictos en Medio Oriente y en algunas regiones de Africa. “Tenemos la esperanza de que en los distintos países, la pacífica convivencia social se pueda restaurar por medio del diálogo y la participación de todos los componentes de la sociedad, respetando los derechos de todos, en especial de las minorías étnicas y religiosas”, señala el texto.
A su turno, Hollande destacó las tradiciones culturales de la sociedad francesa. “He confirmado al Papa que Francia defiende en todas partes la libertad religiosa. Es la patria de los derechos humanos y de la libertad de conciencia”, dijo. “Tenemos la misma determinación contra todos los actos antirreligiosos que pueden ser cometidos, sin distinción, sobre todo en los lugares de culto”, añadió.
El mandatario francés llegó alrededor de las 9.30 de ayer al aeropuerto militar Ciampino de Roma y su estadía en Italia duró sólo algunas horas. Es la primera vez, desde que fue elegido en 2012, que el presidente socialista va al Vaticano, pese a haber visitado Italia cuatro veces. Aunque está atravesando un momento muy difícil a nivel personal, Hollande decidió de todas maneras cumplir con esta visita programada desde hace tiempo –e invitó al Papa para que vaya a Francia–, sobre todo porque considera al pontífice argentino una persona de “gran autoridad moral” y, según algunos analistas, para lanzar un mensaje de apertura hacia los católicos, parte importante de los votantes en las próximas elecciones municipales de marzo en su país y en las europeas de mayo.
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