EL MUNDO › EL BLOQUE AMENAZO CON SANCIONES TRAS LA MUERTE DE 26 PERSONAS EN KIEV
Desde París, Merkel y Hollande esgrimieron de inmediato la amenaza de castigar a los responsables del baño de sangre en la capital de Ucrania. Rusia calificó de intento de golpe de Estado la presión de los manifestantes.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
La mediación terminó en baño de sangre. La tregua de 15 días negociada a través del Parlamento ucraniano no desembocó en ninguna solución política sino represiva. Veintiséis personas murieron en el curso de los enfrentamientos entre los manifestantes que querían llegar al Parlamento y los agentes de seguridad. Las reacciones internacionales no se hicieron esperar, empezando por las de la siempre timorata y verborrágica Unión Europea y, en orden de importancia, por sus dirigentes. Los más severos fueron el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana Angela Merkel. En el curso de una conferencia de prensa conjunta ofrecida por Hollande y Merkel en París, los dos responsables denunciaron los actos de Kiev como “incalificables”, “inadmisibles” e “intolerables”. Ambos dirigentes esgrimieron de inmediato la amenaza de las “sanciones” contra los responsables de “estos actos”.
La Unión Europea celebra hoy en Bruselas una reunión extraordinaria de ministros de Relaciones Exteriores. En este contexto, el jefe del Estado francés planteó tres objetivos para los próximos días: conseguir “que se detenga la violencia lo más rápido posible”, definir una serie de “sanciones dirigidas, específicas y graduales para que éstas pesen en el proceso”: abrir “un diálogo político en Ucrania con todos los países concernidos por la cuestión de Ucrania”. En pocas palabras, se trata de Rusia, protagonista insalvable de cualquier proceso pacífico en esta república dirigida por el presidente Viktor Yanukovich. Tanto Hollande como Merkel interpelaron a Rusia para que Moscú se implicara en la construcción de un diálogo político. Por la noche, Merkel anunció que había hablado por teléfono con el presidente ruso Vladimir Putin. Según la canciller alemana, Putin se comprometió a cooperar con Alemania para hacer “todo lo posible a fin de que cese la violencia”.Moscú y las capitales europeas no ven a los manifestantes con la misma simpatía. Rusia pidió a la UE que convenciera a los manifestantes (son proeuropeos) de cesar las protestas. El canciller ruso, Sergei Lavrov, dijo con ironía que los europeos “ya habían mediado lo suficiente”, al tiempo que calificó como un “intento de golpe de Estado” la presión de los manifestantes. La UE despachó a Kiev al canciller polaco, Radoslaw Sikorski, a quien se unirán hoy los ministros francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, y alemán, Frank-Walter Steinmeier.
No hay que hacerse muchas ilusiones con lo que pueda salir de la reunión que mantendrá la diplomacia europea. Los dirigentes están divididos sobre la cuestión de las sanciones y lo más probable es que pacten un texto sin demasiadas medidas en contra de Ucrania. Italia, Reino Unido y España son los países más adversos a sancionar a Viktor Yanukovich. Más que las sanciones en sí, se espera más bien que los jefes de la diplomacia europea adopten una agenda de futuras sanciones, o sea, un catálogo ampliado de amenazas sin efecto inmediato. Bruselas mantuvo hasta ahora una línea moderada y de diálogo activo con el poder central en Kiev. Sin embargo, el miércoles, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, salió del molde establecido cuando anheló que se adopten las medidas “destinadas a los responsables de la violencia”, y ello de “manera urgente”.
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