Sáb 10.05.2014

EL MUNDO  › MAURIZIO AMBROSINI, DE LA UNIVERSIDAD DE MILAN, EXPERTO EN MIGRACIONES

“Los inmigrantes trabajan”

Según el experto italiano, los inmigrantes aportan a la economía más de lo que reciben en beneficios sociales y no es verdad que los países europeos del sur reciban más que los países del norte. Las nuevas medidas que se esperan.

› Por Elena Llorente

Desde Roma

Con la llegada la semana pasada a territorio italiano de 4362 inmigrantes del norte de Africa, según informó la operación naval de rescate Mare Nostrum, muchos italianos se preguntan si este éxodo tendrá fin y cuándo la Unión Europea (UE), de la que se esperan nuevas medidas desde el año pasado, pasará a la acción. Después de las elecciones para el Parlamento Europeo a fines de mayo, el panorama político podría ser más claro y tal vez el tema inmigración pase a estar entre las prioridades. Se habla de más de 20 mil expatriados del norte de Africa llegados a Italia desde enero, y el ministro del Interior Angelino Alfano (centroderecha) aseguró recientemente que entre 300 y 600 mil inmigrantes están listos para partir desde Libia.

Muchas de las cosas que se dicen y se publican en Italia, en Europa y el mundo, sin embargo, son el resultado de una mistificación del problema sin bases reales, o de un uso político o mediático, explicó a Página/12 el sociólogo experto en migraciones Maurizio Ambrosini. Ambrosini es profesor de la Universidad de Milán, director de la revista Mondi Migranti y acaba de publicar un libro relacionado con este tema, Immigrazione irregolare e welfare invisibile.

–¿El flujo migratorio del norte de Africa se detendrá en algún momento o está destinado a crecer?

–Hay que colocar el problema en un contexto más amplio, que es el de Italia como país que ha recibido de 4,4 a 5,3 millones de inmigrantes en las últimas décadas. El año pasado entraron unos 400 mil, muchos convocados por sus familiares que viven en el país pero también por otros motivos. Lo que en realidad hay que distinguir entre el drama de las llegadas, las tragedias en el mar y el efecto mediático, es el real impacto demográfico y económico de las llegadas del norte de Africa, que son una gota en comparación con las cifras totales de la inmigración en Italia. La inmigración está mucho más radicada en la sociedad de lo que se quiere creer. El problema es que, por ejemplo, la mujer inmigrante que trabaja en una familia italiana, aun siendo irregular, no es percibida como tal, es una irregularidad tolerada. La cosa interesante es que en el debate público se habla mucho de los desembarcos y de los refugiados pero no vemos el fenómeno más grande. Es como si nos concentráramos en ver un árbol pero no vemos el bosque.

–¿No cree que la impresión que causa la llegada de tantas barcazas llenas de inmigrantes tiene un efecto importante en la opinión pública y hasta podría cambiar el voto en las europeas?

–Hay que diferenciar entre los medios de comunicación, la política y la opinión pública. Por cierto, la opinión pública está muy impresionada por las llegadas vía mar que ve a través de los medios de comunicación y por las historias que tienen todos ellos detrás. La política ha tratado de afrontar el problema y ha lanzado (la operación de rescate) Mare Nostrum, que ha evitado nuevas tragedias. Pero todo esto se presta a muchas especulaciones políticas y electorales.

–Algunos critican a Mare Nostrum porque dicen que ahora los inmigrantes viajan más tranquilos porque saben que serán rescatados.

–Sí, las críticas son en parte verdad, porque ellos saben que serán ayudados. Pero no hay que olvidar que en el dramático 2013 (murieron decenas de inmigrantes) vimos que llegaban lo mismo, aunque no hubiera ayuda. Un país democrático no puede dejar a la gente morir en el mar. Por lo cual creo que Mare Nostrum es una obligación humanitaria que no podemos evitar. Tal vez habría que pensar nuevas formas para que los inmigrantes pudieran presentar solicitud de asilo en sus propios países antes de lanzarse al mar. ¿Quién dijo que para presentar un pedido de asilo hay que llegar a la isla de Lampedusa? Es que de alguna manera nosotros los obligamos a actuar así.

–Se critica mucho a la Unión Europea por no tomar ciertas medidas para ayudar a Italia...

–Alemania en 2013 recibió más de 100 mil refugiados y tiene radicados 560 mil; Italia recibió unas 28 mil solicitudes y tiene radicados 60 mil. La mayor parte de los inmigrantes quiere irse a otros países. Alemania, Francia, Noruega, Suecia, Turquía, por decir algunos, han tenido más solicitudes de asilo que nosotros. Por lo cual es otro cuento el que dice que Europa da vuelta la cara, no ayuda, no le importa lo que sucede en Italia. En Europa, se acogen muchos más refugiados que en Italia. Muchos de los que llegan a Italia no presentan solicitud de asilo político aquí, y con la benigna tolerancia de nuestras autoridades, atraviesan los Alpes para ir a presentarla en otros países. Hay un análisis equivocado en Italia, se cree que hay un desequilibrio en materia de recepción de refugiados, que Italia está en desventaja. A decir verdad es lo contrario.

–¿Qué podría hacer concretamente la UE?

–El punto que se debe discutir a nivel europeo son las reglas de Dublín, la Convención de Dublín de 2003. En ella se establece que quien pide asilo está obligado a presentar la solicitud en el primer país de la Unión que pisa. Regla no casual sino impuesta por los países del norte de Europa para obligar a los países del sur de Europa, Italia incluida, a hacer su parte. Es necesario rever Dublín, hacer una política europea para los inmigrantes y diseñar políticas de reinserción.

–Sin embargo hay mucha gente que escapa del propio país por razones económicas. Ellos no llenan los requisitos para ser refugiados, para lo que se exige ser un perseguido político. ¿Qué sucedería con ellos entonces?

–Cerca del 80 por ciento de los que llegan por mar tienen derecho de pedir asilo porque vienen de países en guerra. La mayor parte de los inmigrantes económicos llega a Europa con una visa turística. Hay muchas otras vías pero la más común es el permiso turístico. Pero hay que subrayar que han disminuido mucho en los últimos años las llegadas de este tipo de inmigrantes a causa de la crisis.

–¿Cuánto han contribuido los inmigrantes a la economía italiana?

–El razonamiento es más o menos así: los inmigrantes llegan aquí ya formados, por lo cual no hay costos de pediatría ni de educación. No son todavía ancianos, por lo cual los costos sanitarios son contenidos. Son jóvenes adultos que, en su mayoría, trabajan. A veces tienen un nivel de ocupación más alto que la población nacional, en España y en Italia por ejemplo. Son jóvenes adultos trabajadores, por lo cual es más lo que pagan al Estado en calidad de impuestos que los que le sacan. Si los inmigrantes en Italia hoy son el 10 por ciento de los ocupados, quiere decir que aportan el 7/8 por ciento de las jubilaciones que se pagan. Sin los inmigrantes, los jubilados ganarían el 7/8 por ciento menos.

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