Los choferes y cobradores de colectivos de Río de Janeiro, la principal sede de la Copa del Mundo, iniciaron el segundo paro en menos de una semana. La huelga afectó a miles de pasajeros y causó embotellamientos en las principales avenidas de la ciudad. La Secretaría de Transporte de la Alcaldía carioca informó que el 90 por ciento de los micros no salió de los garajes de las empresas, mientras los sindicalistas celebraron la alta adhesión a la medida de fuerza que comenzó en la medianoche de ayer y se prolongará por 48 horas. Al menos 10 ómnibus y 74 vehículos particulares fueron atacados con piedras a pesar de las advertencias del ministro de Justicia, José Eduardo Cardoso, quien repudió la destrucción total o parcial de más de 300 colectivos la semana pasada en otra huelga similar.

El diario O Globo tituló: “Comienza la temporada de huelgas previas al Mundial de Fútbol” y mencionó las medidas de fuerza en todo el país cuando restan sólo 30 días para el inicio del campeonato que se disputará en 12 sedes. La final se jugará el 13 de julio en Río de Janeiro. Por otra parte, el Tribunal Regional del Trabajo dijo que la huelga es ilegal y dictaminó que al menos el 70 por ciento del servicio de micros debe estar funcionando, bajo pena de multa diaria equivalente a unos 22.500 dólares. Frente a este escenario de incertidumbre, efectivos de la policía militar redoblaron la custodia de empresas de transporte, mientras el subte, las furgonetas de transporte alternativo y las balsas de Río estaban abarrotados de pasajeros.

Según el secretario de Transporte Municipal, Alexander Sansao, dos millones de cariocas dependen de colectivos de compañías tercerizadas por la Alcaldía de Río, lo que representa casi un tercio de su población. Las autoridades pusieron a disposición más trenes, subtes e incluso transporte marítimo para cruzar la bahía de Río. Cinco hombres que estaban apedreando un autobús fueron detenidos en la zona oeste de la ciudad, informó el portal de noticias G1.

La paralización del transporte ocurre después de una primera huelga que tuvo lugar el jueves en la que 531 colectivos fueron dañados o quemados por los manifestantes, ocasionando pérdidas por un costo de 17 millones de reales (7,6 millones de dólares). Esta nueva medida se inició después de una audiencia realizada anteayer en la que no hubo acuerdo entre el tribunal laboral regional, los choferes en huelga y el sindicato de conductores y cobradores, que se manifestó contrario a las protestas.

Los conductores que mantienen la huelga exigen un aumento salarial del orden de los 2500 reales (1120 dólares al cambio actual) y el fin de la doble función conductor-cobrador.

Los comerciantes de la ciudad expresaron su preocupación, ya que la huelga del jueves provocó pérdidas por 250 millones de reales (112 millones de dólares), lo que representa el 60 por ciento de los movimientos comerciales diarios, informó Aldo Gonçalves, presidente del sindicato de comerciantes, citado por el periódico O Dia. La ciudad carioca ya fue escenario de varias huelgas en diversos sectores, por ejemplo de los profesores de escuelas y universidades públicas, que se declararon en huelga el lunes en reclamo de mejores salarios y condiciones de trabajo.

En tanto, los agentes de seguridad de bancos llevan una huelga de 20 días, mientras que la semana pasada miembros de la Policía Federal paralizaron sus actividades por un día reclamando mejores salarios y amenazan con hacerlo también durante la Copa del Mundo. Los diplomáticos y funcionarios de consulados y embajadas brasileñas también iniciaron una inusual huelga de 48 horas en demanda de aumentos salariales, que afecta a representaciones diplomáticas del país sudamericano en 12 ciudades de Europa y Norteamérica.

Según la Asociación de los Funcionarios Servidores Locales del Ministerio de Relaciones Exteriores en el Exterior (Aflex), el movimiento perjudicará sensiblemente los servicios de concesión de visa de entrada en el país, en especial para los extranjeros que planean viajar a Brasil para presenciar la Copa del Mundo. Entre las representaciones afectadas están las de París, Londres, Francfort y Berna, en Europa; las de Nueva York, Los Angeles, San Francisco, Houston, Hartford y Atlanta, en Estados Unidos, y las de Montreal y Toronto, en Canadá.

También están previstos actos de protesta por parte de funcionarios de las representaciones de Roma, Milán, Ginebra, Bruselas y Rotterdam. Además de un aumento en los salarios –que, según la Aflex, están congelados desde hace tres años– y la concesión de beneficios laborales, el movimiento demanda derecho a la libertad de expresión, a la libertad política y a la libre representación de la categoría.

A su vez, la cancillería brasileña informó que las condiciones de trabajo de sus funcionarios en el exterior se rigen por normas laborales de los países donde viven, por lo cual “no hay forma de realizar una negociación global sobre salarios con la Aflex”. El gobierno confía en que las representaciones afectadas por la huelga tomarán las medidas que correspondan para asegurar que se mantengan los servicios pese a la paralización de las actividades. El malestar se trasladó también a San Pablo, donde 11 vehículos que estaban en el estacionamiento de una comisaría fueron incendiados por desconocidos que huyeron, hecho que la policía investiga para determinar cuáles fueron las razones del ataque.