El enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Arabe para Siria, Lakhdar Brahimi, anunció ayer su renuncia por la falta de progresos en las negociaciones para poner fin al conflicto que golpea al país árabe desde 2011. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que aceptó su dimisión y que se hará efectiva a partir del 31 de mayo, según explicó en rueda de prensa junto a Brahimi, quien manifestó estar “triste por dejar a Siria en una situación tan mala”, aunque se mostró convencido de que la crisis terminará. “La cuestión es con cuántos muertos más”, señaló el diplomático argelino que fue nombrado mediador internacional para el país árabe en agosto de 2012, tras la salida del ex secretario general de la ONU Kofi Annan.

Las versiones sobre una inminente dimisión de Brahimi circulaban desde hace varios meses y se habían intensificado en el último tiempo, en medio de la falta de avances en las negociaciones entre Damasco y la oposición en Ginebra y, especialmente, después de que el gobierno convocara a elecciones presidenciales para el 3 de junio. Sobre todo, después de que Bashar al Assad se postulara para ganar la reelección. Brahimi advirtió repetidamente que estos comicios supondrían el fin del incipiente proceso de diálogo entre las dos partes en conflicto. Bajo su dirección, el gobierno y la oposición siria se sentaron a negociar en Ginebra en dos ocasiones, pero el proceso apenas logró algunos avances más allá de un alto el fuego temporal en la ciudad de Homs, uno de los bastiones de los sublevados, que esta semana volvió a quedar bajo control de las fuerzas de Al Assad.

Por su parte, Ban salió a agradecer la labor del enviado especial y destacó su paciencia y preparación a la hora de perseverar durante casi dos años en sus intentos para lograr poner fin a la guerra. “Excepto en las armas químicas y algún avance en la asistencia humanitaria, no hemos logrado ningún progreso, particularmente en una solución política”, se lamentó el diplomático coreano, que acusó a las dos partes de haber fallado a los llamamientos de la comunidad internacional. Al mismo tiempo, subrayó que todos los responsables deben responder ante la Justicia por los “terribles crímenes” que se cometieron en Siria.

En el plano militar, el prolongado conflicto, que ya causó más de 150.000 muertos, produjo ayer un nuevo cortocircuito diplomático con la vecina Turquía, que bombardeó posiciones sirias luego de que cayera un proyectil en territorio turco. Una nota del Estado Mayor turco publicada en su página web señaló que un proyectil sirio impactó en un edificio vacío cerca del puesto fronterizo de Yayladag, en la provincia de Hatay, a unos 70 metros de la frontera, sin causar víctimas. Las unidades militares turcas determinaron mediante radar la posición desde la que había sido disparado el proyectil y respondieron con fuego de obús. El comunicado militar no detalló a quién pertenece la posición bombardeada, si a los rebeldes sirios, al ejército regular o al grupo jihadista Estado Islámico de Irak y Levante, enfrentado con ambos.