EL MUNDO › CON SU LIBRO, HILLARY CUBRE SUS FLANCOS DEBILES
Como giras serán bastante breves, pero aun así los próximos días serán agotadores para Hillary Clinton. Su nuevo libro de memorias, Decisiones difíciles, sale el martes y por entonces, la semana que viene ya habrá hecho apariciones para promoverlo en Nueva York, Chicago, Los Angeles y Washington DC y en todas las cadenas de televisión.
Ostensiblemente, el libro relata los recuerdos de Clinton de sus cuatro años como secretaria de Estado. Ella narra, por ejemplo, cuando le dio al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, una pequeña insignia en 2009 con la palabra reset en inglés y ruso, lo que refleja el deseo de Estados Unidos de comenzar de nuevo con el Kremlin. Desgraciadamente la traducción al ruso estaba equivocada. “No fue el mejor momento para las habilidades lingüísticas de Estados Unidos”, escribe. En cuanto a Vladimir Putin, que es “de piel fina y autocrático, resiente la crítica y, finalmente, toma medidas enérgicas contra la disidencia y el debate”.
Claramente, sin embargo, ella también está sentando las bases para una posible inclinación a la nominación demócrata para presidente en 2016. “¿Voy a postularme a la presidencia en 2016? La respuesta es que no lo he decidido”, escribe en la página 595, de acuerdo con CBS News, que obtuvo una copia temprana.
El libro es, en parte, la oportunidad de aplicar bálsamo para los pedazos de su pasado, por lo menos en la política exterior, que podrían dañarla. Indica en términos más fuertes que nunca, su arrepentimiento por votar a favor de una resolución que autorizaba la guerra de Irak, por ejemplo. Y desdeña un sinfín de investigaciones que hizo el Partido Republicano del saqueo del consulado de Estados Unidos, en Benghazi, Libia, en 2012. “Nunca se sabrá con claridad todo lo que pasó”, dice.
Ella también inicia el proceso de diferenciación, necesario pero difícil, de sí misma y del presidente Barack Obama. Dice que ella trató en vano de persuadir al presidente de dar armas a los rebeldes que luchan contra la dictadura siria –ella llama el conflicto sirio un “problema perverso”– y poner fin a las largas décadas de embargo estadounidense a Cuba.
De más actualidad, sin embargo, son las páginas sobre los esfuerzos que comenzaron aún cuando ella estaba en el Departamento de Estado para rescatar al soldado estadounidense Bowe Bergdahl del cautiverio talibán. Fue puesto en libertad el 31 de mayo, a cambio de cinco detenidos talibán en Guantánamo. De manera útil para Clinton ahora, explica qué negativo podría considerarse tal intercambio. “Abrir hoy la puerta a las negociaciones con los talibán sería difícil de tragar para muchos estadounidenses, después de tantos años de guerra.”
Casi nadie piensa que Hillary Clinton no se postulará. Pero ¿debe hacerlo? Y los demócratas ¿son inteligentes al quererlo?
En el famoso anuncio publicitario de Clinton en 2008 les preguntaba a los demócratas quién querrían que contestara el teléfono en una crisis global en la oscuridad de la noche en la Casa Blanca: Barack Obama o “alguien que ya conoce a los líderes del mundo, conoce a los militares, alguien que lo probó”. Si ella se probó entonces, es más que eso ahora, después de cuatro años como secretaria de Estado. Algunos candidatos anteriores han sido acusados de apenas haber dejado el suelo americano; ella no está en esa categoría.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.(Versión para móviles / versión de escritorio)
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