EL MUNDO › EN SU DISCURSO INAUGURAL, PETRO POROSHENKO LLAMO AL DIALOGO Y A LA UNIDAD NACIONAL
Dijo que quiere la paz, pero aseguró que no va a dialogar con bandidos, en referencia a los dirigentes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, que proclamaron el 12 de mayo su independencia tras sendos referendos.
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, llamó a los separatistas a dialogar y abandonar las armas durante el discurso pronunciado ayer al asumir su cargo. Al mismo tiempo, se manifestó a favor de la incorporación inmediata del país a la Unión Europea (UE). “No deseo la guerra, no deseo la venganza. Quiero la paz y lograré la unidad de Ucrania. Por eso comienzo mi gestión con una propuesta de paz”, proclamó el flamante mandatario. Sin embargo, aseguró que no va a dialogar con “bandidos”, en referencia a los dirigentes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, que proclamaron el 12 de mayo su independencia tras sendos referendos. “Se trata de dialogar con ciudadanos pacíficos”, dijo Poroshenko y anunció una amnistía para los milicianos que no hayan cometido delitos de sangre contra el ejército y la población civil. En tanto, aseguró que Ucrania no renunciará a Crimea.
Poroshenko, el empresario chocolatero y ex ministro de Economía y Comercio del derrocado presidente Viktor Yanukovich, juró ayer el cargo con su mano en la Constitución y en la Biblia durante una ceremonia celebrada en la Rada Suprema (Parlamento). El momento más destacado de su alocución fue cuando instó a “deponer las armas a todos aquellos que las hayan tomado ilegalmente” y propuso crear “un corredor para los mercenarios rusos que quieran regresar a sus casas”. La posible desintegración territorial de Ucrania y el riesgo de una guerra civil constituyen los retos principales para el nuevo presidente.
En el orden económico, Poroshenko anticipó un programa de inversiones y de creación de puestos de trabajo en el Este, de mayoría rusa, coordinado a medias con los europeos. Sobre este punto, aseveró que Kiev debe firmar en breve el Acuerdo de Asociación con la UE, que presupone la creación de una zona de libre comercio y cuyo rechazo fue el detonante de las protestas que desembocaron en febrero en el derrocamiento de Yanukovich. “Es el primer paso para el ingreso de pleno derecho de Ucrania en la UE. Nadie tiene derecho a vetar la elección”, dijo ante la presencia de Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.
De hecho, ofreció una fecha tentativa para firmar el Acuerdo de Asociación. “Debemos hacerlo a no más tardar el 27 de junio. Para mí existe un valor europeo: la solidaridad. Ucrania necesita la solidaridad como el aire”, declaró durante una reunión con los invitados a la ceremonia de investidura. “La asociación con la UE, una profunda y amplia zona de libre comercio, y un régimen sin visados con la UE: ése es el mandato que me han dado los electores”, argumentó. El nuevo jefe de Estado ucraniano subrayó que “la plena integración económica y la asociación política con la UE ya no es un sueño, sino la agenda para los próximos años”.
Quienes se oponen a dicho acuerdo sostienen que beneficiará a algunos países como Polonia y Alemania, pero la economía ucraniana se verá invadida de productos con los que no podrá competir. Poroshenko adelantó que viajará en breve al Este del país “con un proyecto de descentralización del poder, con la garantía del uso de la lengua rusa, con la firme intención de no dividir a los ucranianos en buenos y malos, y con respeto a las particularidades de cada región”, aseguró.
No obstante, insistió en que el único idioma estatal es el ucraniano y descartó la organización federal del país, como demandan los insurgentes y el Kremlin. “Los sueños de una federación no tienen fundamento en Ucrania. Los consejos locales recibirán nuevas facultades, pero Ucrania fue y será un Estado unitario”, sostuvo. Pese al leve acercamiento que hubo el viernes entre Poroshenko y Putin, que mantuvieron una breve reunión en Normandía, el presidente ucraniano no bajó la tensión con sus vecinos rusos.
“Rusia ocupó Crimea, que fue, es y será ucraniana”, afirmó Poroshenko en alusión a la anexión de la península por parte de Moscú luego de que los crimeos decidieran su independencia en un referendo celebrado en marzo.
Pese a esto, el flamante presidente reconoció que “los ciudadanos de Ucrania no vivirán en paz y seguridad hasta normalizar las relaciones con la Federación Rusa”. Como resultado del encuentro del viernes, un emisario ruso viajará hoy a Kiev para acordar los primeros pasos para solucionar el conflicto que estalló hace dos meses y cuyos combates continúan.
Además, Putin ordenó ayer al Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) reforzar la vigilancia de la frontera ucraniana para evitar incursiones ilegales. Al acto de asunción asistieron, entre otros, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y representantes del Vaticano, ya que en Ucrania hay varios millones de católicos del rito oriental. El único representante ruso fue el embajador, Mijail Zurabov, quien fue retirado por el Kremlin tras los disturbios de febrero y que ayer expresó su esperanza en que las fuerzas gubernamentales y los rebeldes declaren un alto el fuego.
Poroshenko aprovechó su asunción para reunirse con Biden, al que le prometió que su país será un buen socio en el futuro. “Estoy seguro de que tendremos un nuevo país, que será libre, democrático y europeo”, expresó Poroshenko, quien agradeció al número dos de la Casa Blanca la ayuda de Washington para estabilizar el Este prorruso del país. Por su parte, Biden destacó que en estos momentos apareció una ventana para la paz que no puede ser, en ningún caso, desaprovechada.
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