EL MUNDO › RESISTEN EL AVANCE ISLAMISTA EN EL NORTE DE IRAK
El presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, aseguró ayer que la toma por tropas kurdas de la disputada ciudad de Kirkuk respondió a la falta de garantías generada por la retirada de las tropas iraquíes. “Los peshmergas (fuerzas kurdas) han sido desplegados en áreas abandonadas por el ejército iraquí para proteger al pueblo del Kurdistán, a las comunidades étnicas y religiosas en esas áreas y a las instituciones públicas”, señaló Barzani en un mensaje difundido a través de su página web. El mandatario lanzó un llamamiento a sus tropas para que protejan las fronteras de la región autónoma, las propiedades y los bienes de los ciudadanos.
Para Barzani, después de que el jihadista Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL) se hiciera con el control de Mosul, la ciudad más importante del norte del país, y de otras zonas colindantes con el Kurdistán, se creó un vacío de seguridad como consecuencia del colapso del Ejército iraquí. Además, el presidente recordó que un gran número de personas de la provincia de Nínive –cuya capital es Mosul– se dirigió a áreas bajo control de los peshmergas. “Aseguramos a nuestra gente que nuestros pesh-mergas y las fuerzas de seguridad impedirán que la seguridad del Kurdistán se vea amenazada de ninguna manera”, agregó.
Las tropas kurdas se hicieron el jueves con el control total de la ciudad petrolera de Kirkuk, situada 250 kilómetros al norte de Bagdad, que es reclamada por árabes, kurdos y turcomanos. Los kurdos, que son mayoría en la ciudad, pretenden su anexión a las tres provincias que forman el Kurdistán iraquí, algo a lo que las minorías de árabes y turcomanos –y también Bagdad– se oponen.
Ante el escenario de conflicto que atraviesa Siria, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa) advirtió que la situación en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en el sur del país, vuelve a ser crítica tras una semana sin poder repartir raciones de comida y otro tipo ayuda humanitaria. “La Unrwa está muy preocupada por esta nueva interrupción de la ayuda humanitaria, que se prolonga una semana”, señaló en un comunicado el portavoz de la Unrwa en Jerusalén, Chris Gunnes.
“La agencia presiona a todas las partes implicadas para que pueda reanudarse el reparto diario de ayuda humanitaria que contribuya a paliar la trágica situación que atraviesa la población civil que queda en el campo”, agregó. La Unrwa logró entrar por última vez en Yarmuk el 7 de junio con la intención de repartir comida y con el visto bueno previo de las partes en conflicto, incluido el gobierno de Damasco.
Desde entonces, miembros de esta agencia de la ONU se mantienen en espera con miles de raciones alimentarias dispuestas para ser repartidas entre una población asediada, sitiada por el hambre, rehén del ejército sirio, de las milicias armadas rebeldes y de los grupos palestinos. En Yarmuk quedan 18.000 palestinos de los cerca de 160.000 que residían allí antes de que en marzo de 2011 estallara la actual guerra civil en Siria.
Los insurgentes asumieron su control en diciembre de 2012 y desde entonces sus calles son escenario de enfrentamientos entre grupos opositores y fuerzas gubernamentales.
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