Mar 24.06.2014

EL MUNDO  › EL ENVIADO DE OBAMA, JOHN KERRY, SE REUNIó CON EL PRESIDENTE AL MALIKI

EE.UU. le pide a Irak un gobierno de unidad

Las esperanzas de un gobierno compartido entre chiítas, sunnitas y kurdos parecen no tener fecha fija, mientras los jihadistas se acercan a Bagdad y dejan en claro que no quieren hablar con los chiítas, salvo para matarlos o expulsarlos.

› Por Patrick Cockburn *

Desde Bagdad

John Kerry, el secretario de Estado de Estados Unidos, se mostró optimista después de una reunión de noventa minutos con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, al final de la cual dijo: “Estuvo bien”. Pero si Kerry es optimista sobre la situación, entonces es casi la única persona en Bagdad que se siente así, cuando llegan noticias de nuevas victorias rebeldes y de matanzas sectarias. Irak está empezando a parecerse a la India en el momento de la división, en 1947, cuando las masacres impulsaron el cambio demográfico.

El Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) arrasó a través de la gigante y mayoritariamente sunnita provincia de Anbar, al oeste de Bagdad, sin encontrar mucha resistencia. El ejército iraquí abandonó la frontera con Jordania, donde las tribus sunnitas se apoderaron del cruce fronterizo de Turaibal en la ruta construida por Saddam Hu-ssein como un paso de abastecimiento crucial durante la guerra Irán-Irak. Las tribus están negociando entregar Turaibal a EIIL, que tomó control de los dos principales pasos de frontera a Siria durante el fin de semana. Un líder tribal dijo que estaba mediando con EIIL en un “intento de evitar un derramamiento de sangre y hacer que las cosas sean más seguras para los empleados del cruce. Estamos recibiendo mensajes positivos de los militantes”.

El ejército jordano dice que sus tropas han sido puestas en estado de alerta en los últimos días a lo largo de la frontera de 112 kilómetros con Irak, para evitar “cualquier amenaza potencial o percibida de seguridad” en esta zona desértica y escasamente poblada. El portavoz del ejército iraquí dijo que las tropas fueron redesplegadas de pueblos y ciudades de Anbar por “razones tácticas”.

El presidente Obama y su canciller Kerry han pedido un gobierno de unidad, genuinamente inclusivo con los líderes sunnitas, así como con los chiítas y los kurdos. Ellos han dado a entender que Maliki no puede mantenerse en el poder si tal gobierno se va a crear, pero puede que ya sea demasiado tarde para una solución para compartir el poder, dado que los sunnitas ya desplazaron al gobierno como la principal autoridad en las provincias donde son mayoría. Los políticos sunnitas que se reunieron con Kerry, el presidente del Parlamento, Osama al Nujaifi, y el viceprimer ministro, Saleh al Mutlaq, tienen poca autoridad en su propia comunidad. Los hechos los han sobrepasado y un papel más importante para los políticos sunnitas es poco probable que rompa el impulso de la insurgencia.

Funcionarios iraquíes dijeron que Maliki pidió a Estados Unidos que lanzara ataques aéreos contra posiciones de EIIL en Irak y Siria, haciendo blanco en los campos de entrenamiento y los convoyes. Kerry respondió que había que tener cuidado para evitar víctimas civiles. Obama dijo previamente que Maliki y los dirigentes iraquíes se enfrentan a una prueba para ver si “son capaces de dejar de lado sus sospechas, sus preferencias sectarias, para el bien de todos”.

Las esperanzas de un gobierno de poder compartido parecen no tener fecha fija, mientras EIIL se acerca a la capital y dejó en claro que no quiere hablar con los chiítas, salvo para matarlos o expulsarlos de Irak. EIIL se refiere a los chiítas como apóstatas o herejes que han traicionado la fe y merecen la muerte. Donde los chiítas no pueden defenderse por sí mismos han huido a lugares como Tal Afar, con una población chiíta turkmana de 300 mil, al oeste de Mosul, donde la lucha está todavía en curso. El EIIL es básicamente un movimiento antichiíta en Irak y Siria, su violento sectarismo es tan extremo que fue una de las razones por las que fue criticado por Al Qaida. Hay informes que indican que a los pocos chiítas que vivían en Mosul, y se quedaron, les han dado 24 horas para convertirse al Islam sunnita o morir.

Irak recorrió un largo camino hacia una guerra civil sectaria entre sunnitas y chiítas en las últimas dos semanas. En la provincia de Salahuddin, combatientes insurgentes ayudados por sunnitas locales avanzaron para expulsar a miles de chiítas turkmanos de tres aldeas. “No se pueden imaginar lo que pasó; sólo si uno lo veía lo podía creer”. Hassan Ali, un agricultor de 52 años, dijo sentado en la mezquita chiíta al Zahra, que se utiliza para distribuir la ayuda en Kirkuk, 60 kilómetros al norte. Dijo: “Nos atacaron con morteros, y las familias huyeron, y siguieron golpeándonos. Era completamente sectario: los chiítas afuera”.

Los ataques tuvieron lugar el 16 de junio en los pueblos vecinos de Chardaghli, Brawchi y Karanaz, así como en un cuarto pueblo, Beshir, a unos 30 kilómetros hacia el norte, dijeron los refugiados. El objetivo parece ser la creación de zonas libres de chiítas en las que EIIL pueda establecer su califato fundamentalista sunnita. Entre 15 y 35 campesinos fueron asesinados y los cuerpos tirados en la ruta para ser recolectados. “Nos llamaron y dijeron: ‘Envíen a alguien a recoger a sus perros’”, dijo un policía de la aldea. Los sobrevivientes dicen que los insurgentes bombardearon las mezquitas chiítas, quemaron sus casas y robaron sus ovejas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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