EL MUNDO › EL MANDATARIO NORTEAMERICANO DIO POR CAíDA LA REFORMA MIGRATORIA, TRABADA EN LA CáMARA DE REPRESENTANTES
El líder demócrata lamentó que algunos republicanos estén utilizando la crisis humanitaria provocada por la llegada en los últimos ocho meses de 52 mil niños a la frontera como una nueva excusa para no hacer nada. Reforzará el patrullaje y las deportaciones.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio por caída la reforma migratoria ante la negativa de los republicanos a someterla a un voto en el Capitolio. El mandatario norteamericano anunció también que después del verano utilizará su poder ejecutivo para reparar un sistema de inmigración que consideró roto sin el apoyo del Congreso. La semana pasada, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, comunicó al líder demócrata que su partido continuará bloqueando el voto a la reforma migratoria, aprobada hace un año en el Senado. Por esa razón, el jefe de Estado pidió a su equipo que identifique acciones adicionales y que le hagan recomendaciones antes del final del verano sobre los pasos que pueda tomar sin el Congreso –pero dentro de sus atribuciones, como la vía del decreto–, para arreglar lo máximo posible el sistema de inmigración. En este sentido, no especificó qué medidas tomará.
Por otra parte, Obama anunció que había encomendado al secretario de Seguridad Nacional y al fiscal general reforzar la seguridad en la frontera y deportar a “los peligrosos criminales que han sido y continúan siendo una prioridad”. La reforma migratoria, una de sus promesas incumplidas, fue dada por caída en innumerables ocasiones. Sin embargo, al parecer, ayer el presidente le dio la estocada definitiva al constatar que si los republicanos se niegan a poner un fecha para el voto será imposible que se apruebe este año.
“Nuestro país y nuestra economía serían más fuertes hoy si los republicanos de la Cámara de Representantes hubieran permitido una simple votación por sí o no”, dijo Obama, quien lamentó que algunos legisladores de la oposición estén utilizando la crisis provocada por la llegada en los últimos ocho meses de 52 mil niños no acompañados a la frontera como una nueva excusa para no hacer nada. “Su argumento parece ser que porque el sistema está roto, no debemos hacer ningún esfuerzo para repararlo. No tiene sentido. Es política, pura y dura”, enfatizó.
El mandatario norteamericano aseguró que habría preferido que el Congreso hubiera aprobado la reforma migratoria y que hubiera firmado encantado la ley. “Utilizo mis poderes ejecutivos cuando tenemos un problema serio y el Congreso elige no hacer nada”, insistió en una declaración ante la prensa desde la Rosaleda de la Casa Blanca. “En esta situación, el hecho de que los republicanos de la Cámara de Representantes se nieguen a aprobar una maldita ley es malo para nuestro país, malo para nuestra economía y malo para nuestro futuro”, se molestó el presidente, quien consideró que se vio obligado a actuar por su cuenta. “Si el Congreso no hace su trabajo, al menos nosotros haremos el nuestro”, completó.
Sin embargo, reconoció que el uso de los poderes ejecutivos no servirá para resolver los problemas de un sistema de inmigración en crisis, ya que es necesario el Congreso para lograr una solución permanente que permita sacar de las sombras a once millones de indocumentados que viven actualmente en Estados Unidos. “Si los republicanos están preocupados porque uso demasiadas órdenes ejecutivas, la mejor solución sería que aprobaran la ley. Resolvería el problema”, propuso en referencia a las críticas de la oposición.
La semana pasada, Boehner anunció que presentará una demanda para denunciar que Obama abusó de su autoridad ejecutiva al implementar políticas sin la aprobación del Congreso. Por otra parte, el presidente solicitó al Capitolio mayores poderes para poder deportar a menores hacia sus países de origen en América Central, desde la misma frontera de Estados Unidos que hayan cruzado ilegalmente. El pedido, hecho en una carta enviada ayer a los principales líderes del Congreso, busca enfrentar un aluvión de menores no acompañados y de familias con hijos, procedentes todos de Guatemala, Honduras y El Salvador, que cruzan de manera ilegal la frontera sur de Estados Unidos.
La iniciativa, no obstante, enfrenta al mandatario demócrata, reelecto con el respaldo clave de los hispanos, con organizaciones, en su mayoría latinas, que promueven una reforma migratoria integral y que están frustradas con el alto nivel de deportaciones de la administración Obama.
En su carta, y a fin de lidiar con una situación que la Casa Blanca ha calificado de crisis humanitaria, el presidente solicitó a los líderes parlamentarios penalidades más fuertes contra quienes se dediquen a la introducción ilegal de inmigrantes particularmente vulnerables, como los niños. Además, el mandatario pidió nuevas herramientas y recursos para, entre otras cosas, elaborar una agresiva estrategia de disuasión centrada en la remoción y la repatriación de personas que han cruzado la frontera recientemente. En su misiva al presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner; a la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi; el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, y al de la minoría republicana, Mitch McConnell, el mandatario dijo que su gobierno está atacando el problema a ambos lados de la frontera. “Esto incluye el cumplimiento de nuestra obligación legal y moral de asegurarnos de cuidar a los niños no acompañados que son detenidos de manera apropiada, mientras adoptamos medidas más agresivas para disuadir a adultos y niños de que hagan este peligroso viaje”, insistió.
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