EL MUNDO › LA APERTURA DEL PARLAMENTO IRAQUí PROVOCó DESCONFIANZA EN LA POBLACIóN
Fracasa el intento de formar un nuevo gobierno en Irak, mientras los kurdos ya hablan de un plebiscito independentista.
› Por Patrick Cockburn *
El Parlamento iraquí cerró su sesión inaugural después de dos horas, porque los partidos políticos no se decidieron sobre los nuevos líderes de un gobierno de unidad. Esa decisión podría haber significado un camino hacia la salida de la crisis provocada por la caída de Mosul –segunda ciudad iraquí– y la conquista por parte de los jihadistas de gran parte del norte y el oeste de Irak.
El resultado probable de las primeras sesiones del nuevo Parlamento elegido el 30 de abril será el reemplazo de Nuri al Maliki, el primer ministro desde 2006, que está desacreditado por los desastres militares. Muchos iraquíes lo ven como un líder chiíta sectario odiado por gran parte de la comunidad sunnita, y descartan cualquier papel para él en un eventual acuerdo con los sunnitas.
La disputa de los partidos sobre quién debe ser el nuevo presidente del Parlamento (normalmente un sunnita), el presidente (kurdo) y el primer ministro (chiíta) puede confirmar la mala opinión de los iraquíes acerca de la competencia y honestidad de los diputados. “Los partidos son todos corruptos y lo único que quieren hacer es robar”, dijo Abu Ali, un empleado del Ministerio de Comercio, sobre el nuevo legislativo. “Algunos de ellos reciben órdenes de Arabia Saudita o Irán. El pueblo iraquí puede irse al infierno por todo lo que les importa.”
Pocos iraquíes son optimistas sobre sus representantes o tienen la esperanza de que puedan manejar la crisis actual. Saleh Daoud, un pequeño empresario, dijo: “La gente dice que un 75 por ciento de las viejas caras está otra vez en el nuevo Parlamento para que no haya un cambio real. Habrá la misma corrupción y ningún servicio para el pueblo”.
Algo de esto no es del todo justo, ya que Al Maliki hizo todo lo posible para marginar el Parlamento, evitando que los agentes de seguridad comparecieran ante él durante cuatro años, mientras millones de fuerzas de seguridad se hacían más disfuncionales. El y su familia han monopolizado el poder y son conocidos por presidir sobre la decadencia de las instituciones del Estado, a partir de la cual el dinero fue sistemáticamente sacado hacia cuentas bancarias en el exterior. Los iraquíes alegan que muchos de sus diputados y sus familias viven en el extranjero durante la mayor parte del tiempo.
Mientras tanto, en el norte iraquí, el presidente del gobierno del Kurdistán, Masoud Barzani, puso a la región al borde de la declaración de independencia en una entrevista con la BBC. Después de enumerar las dificultades por las que atraviesan los kurdos para seguir las reglas de un Irak unido, dijo que tenían derecho de “alcanzar su independencia, y desde ahora no ocultaremos que el objetivo del Kurdistán es la independencia”. El gobernante afirmó que tendría que realizarse un referéndum en el que toda la población que vive en el territorio de los kurdos pueda votar. Barzani no dio una fecha clara para el plebiscito, pero dijo que se realizaría en cuestión de meses.
El nuevo capítulo en la guerra civil iraquí, que nunca se terminó desde la invasión de 2003, se refleja en la cifra de víctimas dada por Naciones Unidas en Irak. En junio hubo 2417 muertos en todo el país, de los cuales 1531 eran civiles y 886 fuerzas de seguridad. Además, resultaron heridas 2287 personas, 1703 civiles. Hay otros indicios sobre el poder militar de los jihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante, quienes ya declararon un nuevo califato en las áreas ocupadas en Irak y Siria. Su última conquista fue la captura de la ciudad siria de Boukamal, que es fronteriza con Irak.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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