El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró ayer que los niños migrantes que no tengan una solicitud legítima para permanecer en el país serán devueltos a sus lugares de origen. En una reunión en la Casa Blanca con sus pares de Guatemala, El Salvador y Honduras, el anfitrión les dijo que puede haber ocasiones en que los inmigrantes soliciten la condición de refugiados, pero que esos casos serían muy pocos. A pesar de sus contundentes declaraciones, Obama subrayó que el pueblo estadounidense y su gobierno tienen “gran compasión” por los niños.

El líder demócrata expresó que considera aplicar planes que van desde el endurecimiento de los controles en la frontera hasta el establecimiento de centros para admitir a refugiados en Centroamérica. Insistió en la necesidad de disuadir a los niños y a sus familias de emprender el viaje. “Los niños que no tengan motivos adecuados, en algún momento serán repatriados a sus países de origen”, expresó Obama.

Sus colegas –el guatemalteco Otto Pérez Molina, el hondureño Juan Orlando Hernández y el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén– reconocieron la responsabilidad de sus gobiernos, pero señalaron que sus esfuerzos requieren el apoyo de Estados Unidos y México.

“La responsabilidad es compartida aunque sea diferenciada y, si no se entiende esa corresponsabilidad, si no se reconoce, se comete una gran injusticia con nuestros pueblos”, apuntó Hernández ante la OEA, en una reunión previa con el mandatario estadounidense. Pidió también no dejar de lado el rostro humano en esta crisis. “Es momento de decirles a los tomadores de decisiones (políticas) aquí en Washington que los niños no son delincuentes, son seres humanos, y que el interés por su bienestar debe prevalecer”, resaltó.

La reunión con Obama se produjo mientras el gobierno considera la creación de un programa piloto que ofrecería el estatus de refugiados a los jóvenes hondureños. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que el plan incluiría una investigación de los antecedentes de los jóvenes en su país para determinar si califican, o no, como refugiados. Programas de revisión similares fueron establecidos en el sudeste asiático después de la guerra de Vietnam y en Haití en la década de 1990. El programa sólo incluye y se iniciaría en Honduras pero podría ser ampliado para incluir otros países de Centroamérica.

La Casa Blanca afirma que los requisitos que establece de Ley de Inmigración y Ciudadanía para otorgar el estatus de refugiado serían los mismos para los jóvenes hondureños y añadió que el objetivo es disuadir a quienes no califican como refugiados antes de que inicien el viaje.

La iniciativa, que Obama ejecutaría directamente sin buscar la aprobación del Congreso, donde no hay consenso entre demócratas y republicanos sobre los asuntos de inmigración, tendría una complicada aplicación porque los niños que huyen de la violencia callejera difícilmente entren en la consideración de refugiados.

En tanto, los congresistas están estudiando varias adiciones presupuestales del gobierno por 3700 millones de dólares para enviar a los niños no acompañados de vuelta a sus países de origen con mayor rapidez. Pero no parece probable que resuelvan sus diferencias antes de que vuelvan a sus distritos electorales a finales de la próxima semana cuando inicie su receso de agosto. La bancada republicana aseguró que no aprobaría la adición de dinero sin que se hagan cambios sustanciales en la política del gobierno para que tenga más autoridad para detener y rechazar a los niños que lleguen a la frontera.

Los inmigrantes centroamericanos, cuyo arribo a Estados Unidos ha crecido desde octubre, huyen del crimen y la brutalidad de las pandillas que asuelan a sus países. Muchos pagan a contrabandistas en su intento de cruzar ilegalmente la frontera desde México hacia territorio estadounidense.