Mié 13.08.2014

EL MUNDO  › OPINIóN

El año en que el mundo empezó a cambiar

› Por Emir Sader

Hace un año Estados Unidos estaba listo para atacar a Siria, capítulo previo a un ataque a Irán, cediendo a las presiones de Israel. Era tan sólo un capítulo más en el escenario instaurado desde el final de la Guerra Fría, con el rol predominante incuestionable de EE.UU., que militarizó a todos los conflictos, de Afganistán a Libia, amenazando extenderlos a Siria e Irán.

Un año después, el cuadro internacional ha cambiado radicalmente. Salió de la agenda la posibilidad de bombardear a Siria, se iniciaron negociaciones de paz con Siria e Irán, con intermediación de Rusia y bajo la protesta aislada de Israel, Arabia Saudita y de Kuwait. Impotentes para intervenir, EE.UU. y la Unión Europea han tenido que aceptar, como hecho consumado, la decisión de Crimea de adherirse a Rusia. Tampoco logran controlar la rebelión de otras regiones de Ucrania que quieren seguir un camino similar.

Hace un año se anunciaba la normalización de la vida en Afganistán, Irak y Libia, con la retirada de tropas norteamericanas en los dos primeros y con realización de elecciones en los tres países. Hoy los tres se encuentran en avanzado estado de descomposición, sin Estados nacionales en Irak y Libia, con violencia en aumento en Afganistán. EE.UU. vuelve a bombardear Irak, intentando frenar la ofensiva de los sunnitas radicales hacia Bagdad.

Hace un año el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial todavía parecían reinar soberanos en la economía mundial. Un año después los Brics han fundado un Banco de Desarrollo y han creado un fondo de divisas para apoyar a países con dificultades.

Hace un año las potencias occidentales creían tener a Rusia sometida económica y políticamente. Hoy Rusia se ha vuelto un actor fundamental en las negociaciones de paz, como en los casos de Siria e Irán, así como un apoyo indispensable que EE.UU. necesita para su retirar sus tropas de Afganistán.

EE.UU. y Europa han decidido una serie de sanciones en contra de Rusia, pero la respuesta de ésta, con la suspensión de la compra de productos agrícolas de EUA y de la UE, sustituidas por compras a países de América latina, ha dejado a las potencias occidentales desconcertadas y en pánico, revelando toda su fragilidad. La posibilidad de corte de gas por parte de Rusia aterra a Europa. Mientras tanto, Rusia y China han firmado un acuerdo estratégico de largo plazo, que incluye el abastecimiento de gas a los chinos por treinta años.

Obama intentaba parecer lo suficientemente fuerte hasta un año atrás, amenazando resolver las crisis en Siria y en Irán mediante el uso de la fuerza. Hoy un consenso de opiniones, dentro y fuera de EE.UU., lo señala como un presidente impotente, incapaz de actuar en los múltiples frentes que lo involucran.

Hace un año, la hegemonía política, militar y económica de EE.UU. parecía consolidada. Un año después surge un bloque de fuerzas que apunta hacia la superación de esa hegemonía.

Todo ello –entre otras tantas cosas más– se ha dado en el espacio del año trascurrido desde agosto del 2013. Un año en que el mundo, que parecía tener su correlación de fuerzas congelada, ha empezado a moverse en otra dirección, en la dirección de un mundo multipolar.

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