Dom 17.08.2014

EL MUNDO  › DESCONTENTOS CON EL “ESTATISMO”, LOS BANCOS BUSCAN IMPONER A LA EX MINISTRA DE MEDIO AMBIENTE

Marina, favorita de la Bolsa de Valores

La task force montada por los banqueros y medios en favor de Marina parece haber minado las resistencias del Partido Socialista Brasileño, donde desconfían de su conversión al ideario librecambista que encumbra al Banco Central.

› Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

En la Bolsa de Valores de San Pablo votan a Marina Silva. “Ella es percibida como alguien que evolucionó mucho y se muestra pragmática... en caso de que venza en las elecciones la Bolsa permanecerá entre los 50.000 o 55.000 puntos... si la victoria fuera de la presidenta Dilma Rousseff caerá a 40.000 puntos”, pronosticó un operador bursátil citado por el diario Valor Económico el viernes último.

Horas más tarde la edición electrónica de O Globo reportaba, y compartía, la confianza “de los inversores animados ante la probable postulación de Marina”, traducida en una suba del 2,12 por ciento en la plaza paulista igualmente optimista sobre el futuro de Petrobras, cuyas acciones treparon el 8 por ciento, ante la posibilidad (aún prematura) de que la oposición vuelva al gobierno en 2015 para enterrar la política petrolera nacionalista en curso.

Mientras, Marina Silva continuaba de duelo y sin pronunciar palabra en público sobre su futuro político luego de la muerte de su compañero de fórmula y aspirante a la presidencia Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño, ocurrida el miércoles al mediodía cuando se estrelló el avión en el que viajaba hacia la ciudad balnearia de Guarujá para encabezar un acto proselitista.

Cincuenta peritos del Instituto Médico Legal de San Pablo y la Policía Federal concluyeron el sábado al mediodía la identificación de los restos calcinados de Campos y las seis personas que lo acompañaban en el jet privado, cuya caja negra no registró los minutos finales del vuelo, mientras una misión de expertos norteamericanos arribó al país para esclarecer las causas del siniestro.

Demacrada, Silva aterrizó en el estado nordestino de Pernambuco, tierra natal de Campos, para asistir a los funerales en los que se espera la participación de Dilma, los ex mandatarios Luiz

Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, así como el pupilo de éste, Aecio Neves, candidato presidencial por el Partido de la Socialdemocracia Brasileña.

La cadena televisiva Globo, también embarcada en la promoción de Marina Silva, prometió realizar una cobertura extensa de las exequias de Campos, en las que se prevé la presencia de decenas de miles de simpatizantes del ex gobernador.

No se descarta que la conmoción causada por la tragedia favorezca la aprobación emocional de la heredera de Campos, un día antes de la publicación de la primera encuesta en la que ella será incluida como candidata, aunque aún no lo sea oficialmente.

El frenesí, reconozcamos que repentino, del mercado y las empresas de comunicación por la ex militante del PT y referente ambientalista Marina Silva, indica que es ella, y sólo ella, quien podrá impedir la reelección de Dilma en la primera vuelta del 5 de octubre forzando un ballottage el 26 de ese mes.

Revela, además, la decisión orgánica de los bancos descontentos con el “intervencionismo estatista” de Rousseff, de imponer con fórceps a la ex ministra de Medio Ambiente y, en contrapartida, soltarle la mano al senador Aecio Neves, quien hasta el martes era el mimado de la city.

“Una victoria de Aecio haría que la Bolsa de San Pablo suba a los 70.000 puntos”, pero esa posibilidad se desdibujó después del desastre aéreo del miércoles, confió uno de los brockers indagados por Valor Económico.

La task force montada por los banqueros y medios en favor de Marina parece haber minado las resistencias del Partido Socialista Brasileño, donde desconfían de su conversión al ideario librecambista que encumbra al Banco Central, y su política de ajuste monetario, como un poder impermeable a la voluntad política de los gobiernos electos.

“Nuestra posición (junto con Eduardo Campos) es que el Banco Central tiene que tener autonomía porque sin ella no hay cómo ejecutar la política económica que queremos” y para garantizar ese margen de maniobra esa independencia no debe ser de hecho sino “institucionalizada” a través de leyes, planteó recientemente Marina Silva.

Por cierto, la reacción en cadena del lobby en favor de la otrora militante del sindicato de seringueiros (extractores de goma) de Acre, en la Amazonia occidental, fue contemporánea a los cabildeos de Dilma, Lula da Silva y los formuladores de política del PT advertidos de que la muerte de Campos fue un punto de mutación en la campaña.

A partir de informaciones publicadas en la prensa y lo conversado por este diario con fuentes petistas surge que en el gobierno nadie teme que Marina supere a Dilma en las encuestas, pero admiten como probable que se ubique segunda desplazando al socialdemócrata Neves.

Esto por dos razones: Marina siempre fue más popular que el fallecido Campos, un dirigente de provincia poco conocido en las capitales donde ella tiene bastante popularidad, además de ser capaz de movilizar a un segmento del electorado joven que hasta ahora pensaba votar en blanco o no hacerlo.

Recuerdan en el PT que Dilma cuenta con una sólida ventaja según la última encuesta de la consultora Ibope, publicada hace tres semanas, donde aparece con el 38 por ciento de las intenciones de voto, seguida por Aécio Neves, que sumó el 23 por ciento, y Eduardo Campos, el 9 por ciento.

Ni el gobierno ni el PT subestiman el eventual huracán que pueda causar la postulación de Marina Silva, pero tienen herramientas para atenuarlo.

Dilma contará con más de 10 minutos de propaganda televisiva gratuita a partir del miércoles, cuando se inicia la campaña en los medios, tiempo proporcional a la representación parlamentaria de la coalición oficialista, la cual prácticamente duplica los minutos con que cuentan todas las fuerzas opositoras. El Partido Socialista solo dispone de un minuto.

Además, y aquí está el factor crucial, la presidenta tendrá en los spots publicitarios y los actos proselitistas la compañía del político más popular del país, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien los sondeos le atribuyen una aprobación que supera el 50 por ciento.

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