EL MUNDO › POSITIVO CIERRE DE LA RUEDA DE NEGOCIACIONES EN LA HABANA
El gobierno de Colombia y el representante de las FARC declararon que las charlas en Cuba “han avivado el fuego de la esperanza” de terminar con una guerra que ya lleva cincuenta años. La futura integración guerrillera.
El gobierno colombiano y las FARC cerraron ayer un ciclo de conversaciones de paz, que para las partes están entrando en un momento decisivo y generan esperanzas para lograr un acuerdo y poner fin a más de 50 años de conflicto armado. El jefe de la delegación del gobierno de Colombia que negocia la paz con la guerrilla, Humberto de la Calle, confió en que la guerrilla pueda incorporarse a la vida política y civil tras el conflicto. En tanto, las FARC también se mostraron optimistas ante los resultados obtenidos durante esta etapa de conversaciones. “Ha caído el telón de un ciclo de conversaciones en La Habana, pletórico de sucesos que han avivado el fuego de la esperanza”, declaró el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Iván Márquez. El diálogo se reanudará a principios de septiembre.
Según una fuente cercana a la negociación, por primera vez desde que se inició el diálogo en noviembre de 2012 un equipo técnico, seleccionado por el gobierno y conformado principalmente por altos mandos militares, participó ayer en las reuniones y se sentó cara a cara con los guerrilleros, con los que “intercambió documentos”. El objetivo de este equipo es avanzar en el siguiente punto de la hoja de ruta sobre el cese del fuego definitivo, fin de hostilidades y abandono de las armas.
De la Calle precisó que todavía no se está negociando ese extremo, sino que se están limitando a preparar “posibles mecanismos futuros que sólo entrarían en vigor en el momento en que lleguemos a un acuerdo final”.
El ex vicepresidente de Colombia destacó la especial trascendencia de este ciclo, ya que por primera vez se contó con la presencia en la mesa de negociaciones de La Habana de víctimas, académicos independientes y de militares en activo, a través de sus respectivas comisiones. En la cuestión funcional, la comisión de militares estará bajo la responsabilidad de dos negociadores designados por el presidente Juan Manuel Santos cuando comenzaron las conversaciones: los generales retirados Jorge Enrique Mora y Oscar Naranjo.
“La puesta en marcha de estos tres mecanismos busca dinamizar los tiempos de la mesa y lograr avanzar en acuerdos para la terminación definitiva del conflicto armado”, subrayó. “Para poner fin al conflicto, las partes enfrentadas deben discutir los procedimientos para terminar la guerra de tal forma que las FARC hagan su tránsito a la vida civil sin armas y con garantías de seguridad para ellos, pero también para todos los colombianos y en particular para las comunidades de las regiones”, precisó De la Calle. Para avanzar en esa discusión, el jefe de la delegación gubernamental indicó que “por razones obvias” tienen que estar los militares y policías activos, algo que ha sucedido “en todos los procesos de paz serios y exitosos del mundo”. De la Calle también se refirió a la Comisión Histórica sobre el Conflicto y sus Víctimas, que se instauró este jueves, con la presencia de “doce expertos del más alto nivel académico” y dos relatores que elaborarán un informe final “objetivo”, que muestre “la riqueza y la pluralidad de las visiones”, dijo.
Esta comisión no contará ni con los testimonios de víctimas ni establecerá responsabilidades individuales, ya que su labor “no sustituye ni predetermina” la de una futura Comisión de la Verdad, que se crearía después del fin del conflicto. De la Calle afirmó que la verdad es un “derecho” de todos los colombianos, especialmente de las víctimas, e “innegociable”, pero “no hay una verdad única” del conflicto.
“Como delegados del gobierno representamos a todos los colombianos y es nuestro deber asegurar que esa riqueza de visiones se vea reflejada en estos trabajos que se elaborarán con total independencia y autonomía”, aseguró. En este ciclo de conversaciones, también participó por primera vez desde el inicio del diálogo, en noviembre de 2012, un grupo de víctimas, tanto de las FARC como del Estado, los paramilitares y otros grupos armados.
Ninguna de las partes quiso comentar cómo se desarrolló el encuentro entre los militares de la comisión y los negociadores de las FARC ayer por la mañana; sin embargo, Márquez expresó que había dado un mensaje a los uniformados: “Esperamos que en los ratos de trabajo conjunto que tendremos podamos compartir con el ser humano que está más allá del camuflado, del rango y de la rigidez del reglamento”.
El gobierno y la guerrilla desarrollan conversaciones desde fines de 2012 en la capital cubana con base en una agenda establecida de seis puntos. Actualmente se discute el resarcimiento a las víctimas, luego de haber llegado a acuerdos sobre los problemas de la tierra, la participación política y el combate al narcotráfico.
Nacidas en 1964 como una guerrilla campesina y actualmente con unos 7000 combatientes, las FARC recibieron en los últimos años sus golpes más duros –en parte por la estrecha colaboración militar y económica de Estados Unidos con Colombia–, entre ellos la muerte de Raúl Reyes, en 2008, durante un bombardeo de las tropas colombianas en territorio ecuatoriano, y la muerte del jefe Alfonso Cano, en otra operación militar, en 2011.
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