Los llamados peshmergas entraron en la estratégica localidad de Zemar y se hicieron con el control de los pozos de la vecina zona de Ain Zala. El Estado Islámico, a fines de este mes, declaró un “califato”.
Las tropas kurdas recuperaron ayer pozos petroleros del norte de Irak que estaban en manos del Estado Islámico (EI). Los llamados peshmergas entraron en la estratégica localidad de Zemar y se hicieron con el control de los pozos de la vecina zona de Ain Zala, según informó un vocero kurdo. El grupo radical sunnita se retiró del lugar tras duros enfrentamientos que duraron más de tres días y las tropas kurdas consiguieron entrar en la localidad por el noroeste, afirmó el general Helgurd Hilkmet, vocero del Ministerio de los Peshmergas. Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que su país usará la cumbre de la OTAN de esta semana para formar una coalición de países que responda a las incursiones de combatientes del EI en Siria e Irak.
Hilkmet aseguró que los kurdos ya controlan los pozos de petróleo de Ain Zala, a cinco kilómetros al norte de Zemar y a 35 kilómetros al noroeste de la ciudad de Mosul, aún bajo custodia de los jihadistas. Si bien no dio detalles sobre los fallecidos entre las fuerzas kurdas, explicó que provocaron bajas entre los combatientes del EI. Fuerzas especiales iraquíes y tropas kurdas lograron cercar el viernes Zemar con el apoyo de aviones de combate estadounidenses, que desde el pasado 8 de agosto están lanzando ataques selectivos sobre posiciones extremistas. En su huida, los jihadistas incendiaron tres yacimientos de crudo en Ain Zala y minaron con explosivos instalaciones oficiales y caminos que conducen hacia Zemar, por lo que tuvieron que ser desactivados por artificieros.
Zemar, que depende administrativamente de Mosul, capital de la provincia de Nínive, es una de las zonas que se disputan el gobierno central de Bagdad y la región autónoma del Kurdistán iraquí. Las tropas kurdas eran responsables de la seguridad en esa localidad, pero se retiraron después de un ataque lanzado hace unas tres semanas por el EI, que capturó a la población, los yacimientos de crudo y el oleoducto que traslada petróleo a puertos turcos.
Irak es escenario de un conflicto armado con tintes sectarios, desde junio pasado, cuando insurgentes sunnitas, encabezados por el EI, lanzaron una ofensiva en la mitad norte del país. El EI efectuó rápidas conquistas y a fines de ese mes declaró un “califato”, un sistema de gobierno establecido en el Islam, en el que el califa se erige como representante tanto del pueblo como del Islam que debe gobernar de acuerdo con la ley religiosa (sharia). El grupo controla territorios de Siria e Irak, lo que ha hecho surgir el temor de la emergencia de un enclave extremista transnacional en la ya inestable región.
En tanto, Kerry escribió un artículo de opinión publicado ayer en el diario The New York Times en el que llamó a construir una alianza militar para frenar el avance del EI, responsable de la decapitación del periodista estadounidense James Foley, entre otras cosas. “Con una respuesta unificada encabezada por Estados Unidos y la coalición más amplia posible de naciones, no se permitirá que el cáncer del EI se propague a otros países”, aseguró el titular de la diplomacia estadounidense. Kerry afirmó que él y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, se reunirán con sus contrapartes europeas para sumar apoyos. “El objetivo es reclutar la ayuda más amplia posible”, escribió. Ambos funcionarios viajarán posteriormente a Medio Oriente para aumentar el respaldo desde países afectados directamente por la amenaza del grupo islamista, sostuvo. “Ciertamente hay diferentes intereses en juego. Pero ningún país decente puede respaldar los horrores perpetrados por el EI y ningún país civilizado debería eludir su responsabilidad de ayudar a aplastar esta enfermedad”, aseveró Kerry en duros términos.
Como muestra de su crueldad, el EI ejecutó el viernes a 120 soldados del Ejército sirio que habían huido del aeropuerto militar de Al Tabqa, en manos de los jihadistas desde hace cuatro días, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osddhh). Sin embargo, foros de Internet usados habitualmente por los jihadistas elevaron a 200 el número de los uniformados ejecutados en esa zona.
El rey de Arabia Saudita, principal aliado de Washington en la región, advirtió a los países occidentales que serían el próximo objetivo de la amenaza jihadista “en pocas semanas” si no actuaban rápidamente. En unas declaraciones recogidas por el canal de televisión Al Arabiya, el monarca dijo que “el terrorismo no conoce fronteras y su peligro puede afectar a varios países fuera de Medio Oriente”. Abdullah dijo que la falta de acción por parte de Occidente al fenómeno del jihadismo radical era inaceptable. “Se ve cómo ellos (los jihadistas) están llevando a cabo decapitaciones, y hacen que los niños paseen cabezas cortadas en las calles”, sostuvo, y pidió una respuesta por parte de Occidente contra la “crueldad” de tales actos. “No es un secreto lo que han hecho y lo que harán después. Si se ignora, estoy seguro de que llegarán en menos de un mes a Europa, y un mes más tarde, a Estados Unidos”, alertó el monarca saudita.
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